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Latinoamérica ante Trump: aliados, opositores y dialogantes

29 de enero de 2025

La región siempre fue vista por Trump más como "problema por resolver" que como "aliada estratégica", dicen expertos. Se vislumbran países aliados, opositores y dialogantes.

Presidente de EE. UU. sentado en su escritoriio, gesticula con sus manos, bandera atrás.
"Donald Trump no ve necesariamente a las relaciones internacionales en términos de Estado a Estado, sino que prefiere enfocarse en vínculos de líder a líder", indica experto.Imagen: Jim Watson/AFP/Getty Images

El segundo mandato de Donald Trump ha echado a andar, y el mundo está expectante. También Latinoamérica. ¿Qué puede esperar el continente en estos próximos cuatro años?

La región siempre fue vista por Trump más como un "problema por resolver" que como una "aliada estratégica", y por eso la agenda con Latinoamérica siempre fue "negativa", centrada en temas como el narcotráfico, la criminalidad y la migración ilegal, detalla Juan Ignacio Percoco, doctor en Relaciones Internacionales, en diálogo con DW.

"Lo diferente esta vez es que Trump llega con un apoyo popular indiscutible y un plan más definido", agrega el profesor argentino. "Esto significa que podríamos ver políticas más asertivas, como el uso de estrategias militares para abordar temas de seguridad, y un aumento de la confrontación con China, lo cual afectaría indirectamente a la región", indica el docente de la Universidad del Salvador.

Trump, con más poder que en el primer mandato

"El tráfico de drogas y la migración siguen estando en la primera línea de interés de los Estados Unidos en relación con América Latina", coincide el sociólogo Franklin Ramírez Gallegos, consultado por este medio.

"Pero ahora su poderío es mayor, y posee los incentivos ideológicos y políticos para ir más lejos que en su primer mandato", evalúa el profesor-investigador del Departamento de Estudios Políticos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)-Ecuador.  

"La designación de Marco Rubio como secretario de Estado, un político republicano muy anclado a la derecha dura, de orígenes cubanos y abiertamente hostil a China, Venezuela, Cuba y la migración ilegal, indica no solo la aparente nueva prioridad que tendría la región, sino un acercamiento más ideologizado hacia América Latina", sostiene el académico.

"Precisamente, en la toma de mando estuvieron invitados 'presidentes ultra', como Milei, Bukele y Noboa, lo que sugiere apoyos a liderazgos autoritarios y poco propensos a respetar las instituciones democráticas, las libertades civiles y los derechos humanos", evalúa.

"Parece claro que la línea de aliados y opositores va a girar en torno al viejo eje izquierda-derecha", grafica.

"Venezuela, Nicaragua y Cuba serán considerados adversarios. México, Brasil, Colombia y Chile tendrán cierta voz crítica, con la que podrían hacer las veces de fiel de la balanza, y probablemente impulsar ciertas coincidencias en los foros multilaterales. Argentina y El Salvador podrían tener mayor acercamiento con Estados Unidos (más escenográfico que real)", detalla a DW, por su parte, Othón Partido Lara, doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM y académico de la Universidad Iberoamericana-León.

Relaciones con líderes, más que con Estados

Asimismo, existe cierto consenso respecto a que las relaciones bilaterales con Estados Unidos estarán marcadas, no solo por la historia e intereses de los países, sino -y fuertemente- por las características y preferencias de los presidentes en cuestión.

"Donald Trump no ve necesariamente a las relaciones internacionales en términos de Estado a Estado, sino que prefiere enfocarse en vínculos de líder a líder", destaca Percoco desde Buenos Aires.

"Javier Milei se ha posicionado como uno de sus aliados más claros y, desde que llegó a la Casa Rosada, tomó una postura de alineamiento sin fisuras con Washington", apunta el experto.

"Otro potencial aliado es Nayib Bukele, presidente de El Salvador. Su enfoque de 'mano dura' contra el crimen organizado y el narcotráfico lo posiciona como un socio clave en los temas que preocupan a Trump", indica.

"Por otro lado, México está en una posición mucho más incómoda y ya ha sido el blanco de varias declaraciones abrasivas por parte de Trump, lo que pone a la presidenta Sheinbaum en una posición complicada, en donde va a tener que manejar con mucho cuidado las negociaciones con Washington, equilibrando acuerdos y concesiones para limitar los daños de la relación bilateral", especifica.

México, Colombia y Brasil

"Con una política exterior cuidadosa, México podría sobrevivir los próximos cuatro años a las barbaridades de Trump. La relación es tan intensa, copiosa y constante, que resiste a un gobernante como él", matiza sin embargo, desde México, Partido Lara.

"Colombia ha sido a lo largo de la historia uno de los países más cercanos a Estados Unidos en todos los frentes. Ahora que por primera vez gobierna allí la izquierda, las relaciones bilaterales entran en su peor momento", evalúa Ramírez Gallegos.

"Lula parece acercarse a Claudia Sheinbaum para, sin entrar en confrontación directa con Trump, marcar líneas de diferenciación", prevé este experto ecuatoriano. "Se dibujaría allí una oposición más dialogante, en la que entrarían también Uruguay y Chile", apunta.

"Dicho polo podría ayudar a reconducir eventuales beligerancias mayores desde países como Colombia, Honduras, Cuba y, eventualmente, Bolivia", agrega el sociólogo. "Es claro, de todos modos, que ningún gobernante quiere confrontar abiertamente y romper con la gran potencia regional", analiza.

"Mucho dependerá de lo que haga la región para aumentar ciertos niveles de integración y cooperación política para negociar en bloque. Eso es algo que puede aún tardar, pues América Latina está largamente fragmentada y sus mecanismos de integración prácticamente paralizados. Esto favorece claramente a Trump", concluye Ramírez Gallegos.

A poco más de una semana de iniciado el segundo mandato de Trump, los presidentes y la geopolítica aún tienen mucho que decir.

 (rml)

 

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