Si América Latina no se transforma en un espacio donde narrar la realidad no le siga costando la vida a los periodistas, sus posibilidades de contar con democracias sólidas y estables disminuyen.
Publicidad
Desde comienzos de este año en América Latina han muerto al menos dos periodistas, uno de ellos en Brasil y otro en México, según los datos que recoge Reporteros sin Fronteras. La organización francesa confirma que cuatro profesionales de la información han sido encarcelados y que los reporteros ciudadanos tampoco atraviesan un buen momento en esta parte del mundo.
La región se ha vuelto un campo minado para los informadores, en la misma medida en que muchos países de la zona reciben la embestida del autoritarismo, el crimen organizado y la impunidad.
Quienes se preguntan las causas que hacen de los periodistas un blanco de las balas y los ataques en nuestras sociedades, deben buscar la respuesta en la debilidad de otras instituciones que deberían velar por el respeto a los derechos ciudadanos y el cumplimiento de la ley. Allí donde el poder judicial es ineficaz o responde más a intereses ideológicos que legales, las páginas de los periódicos se han convertido en la única opción para dar visibilidad a las víctimas de la injusticia.
Muchas veces los carteles armados y las pandillas le temen más a que su modus operandi quede diseccionado por la pluma de un periodista que a los operativos policiales. Las organizaciones criminales cada vez prestan mayor atención y dedican más esfuerzos a comprar el silencio de los periódicos o a intimidar a quienes investigan sus manejos para sacar a la luz los detalles del tráfico, la extorsión y la violencia.
Los gobiernos tampoco desarrollan mecanismos efectivos de protección del gremio, al que ven como una parte incómoda de la sociedad. Si fuera por la mayoría de los políticos de la zona, las conferencias de prensa serían un aburrido monólogo donde los mandatarios o funcionarios cantarían loas a su gestión y no aceptarían preguntas. En ese "mundo ideal” con el que sueñan los líderes autoritarios, los diarios se convierten en el brazo escrito de su propaganda ideológica y los canales televisivos transmiten -una y otra vez- sus discursos.
No son pocos los profesionales de la información que, amenazados por varios flancos, optan por la autocensura. Evitan tocar ciertos temas, meter las narices en historias que provoquen que un cóctel Mólotov entre por la ventana y prefieren los asuntos inocuos para llenar las planas de los periódicos. Pasan así de periodistas a "escribidores” y sus estrategias de sobrevivencia terminan matando la profesión.
Cada vez que un reportero, un editor o el director de un medio borra una frase para no provocar a las autoridades o a los matones, la profesión languidece un poco más. Si América Latina no se transforma en un espacio donde narrar la realidad no le siga costando la vida a quienes laboran en una redacción informativa, sus posibilidades de contar con democracias sólidas y estables disminuyen.
Un periodista muerto es un paso hacia atrás, hacia ese momento soñado por los depredadores de la palabra donde nadie se atreve a poner por escrito lo que ocurre.
Periodistas asesinados en México
México cerró el 2017 con 12 asesinatos de periodistas, y encabeza la lista de países con el mayor número de estos casos, según un informe del Comité para la Protección de Periodistas.
Imagen: picture alliance/dpa/AP Photo/F. Marquez
Impunidad casi total
Se calcula que más de 110 periodistas han sido asesinados en México desde el año 2000. En este año ya son 3. Solo 48 casos han sido investigados y solo tres han resultado en sentencias. La impunidad para los asesinos de periodistas en México ha sido escabrosa.
Imagen: Picture alliance/AP Photo/R. Blackwell
Leobardo Vázquez - México
El periodista mexicano de 42 años trabajaba para el sitio de noticias digitales Enlace de Gutiérrez Zamora, en el estado de Veracruz. También fue corresponsal de diversos diarios. El 22 de marzo de 2018 fue matado a balazos. Es el periodista número 21 asesinado en los últimos siete años en Veracruz, considerada una de las entidades más letales para los comunicadores.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/F. Marquez
Gumaro Pérez - Veracruz
El periodista fue asesinado el 19 de diciembre en una escuela de primaria donde estudiaba su hijo. Según la Fiscalía, Pérez hacia parte de una banda de delincuentes organizada. El asesinato de Pérez fue condenado por organizaciones como la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), que pidió esclarecer los hechos.
Imagen: picture alliance/dpa/AP Photo/F. Marquez
Edgar Daniel Esqueda - San Luis Potosí
Según la organización Artículo 19, hasta el mes de octubre de 2017 habían sido asesinados 11 periodistas en todo el territorio mexicano. El 5 de octubre, el reportero Daniel Esqueda Castro fue secuestrado y asesinado en San Luis Potosí. Era reportero gráfico y, según testigos, fue detenido de manera ilegal por sujetos vestidos de policías.
Imagen: picture alliance/dpa/AP Photo/C. Palma
Luciano Rivera - Baja California - Cándido Ríos - Veracruz
El 31 de julio de 2017, en Playas de Rosarito fue asesinado a balazos el periodista Luciano Rivera. El crimen causó que el gremio periodístico protestara a fin de acabar con la impunidad (foto). El 22 de agosto, el periodista Cándido Ríos fue asesinado en Hueyapan de Ocampo, Veracruz. Ríos se había acogido al mecanismo de protección para periodistas, ante amenazas de un exalcalde municipal.
Imagen: picture-alliance/ZUMA Wire/El Universal
Edwin Rivera Paz - Acayucan
Edwin Rivera Paz fue asesinado el 9 de julio en el barrio San Diego del municipio de Acayucan. Rivera Paz era hondureño y permanecía en el estado de Acayucan a la espera de recibir el estatus de refugiado, ya que había huído de Honduras tras el asesinato de uno de sus colegas periodistas. Mientras tanto adelantaba otros reportajes fotográficos de la vida de refugiados en esta región.
Imagen: imago/Agencia EFE/A. Cejax
Salvador Adame - Michoacán - Jonathan Rodríguez - Jalisco
Familiares del director de Canal6TV se manifestaron tras el secuestro de Adame, ocurrido el 19 de mayo. Al mes siguiente, los restos del comunicador fueron encontrados, según versión de las autoridades. Artículo 19 no da por confirmada esta versión. En el estado de Jalisco, el 15 de mayo había sido asesinado otro reportero: Jonathan Rodríguez, del diario El Costeño. Rodríguez recibió 25 balazos.
El 15 de mayo de 2017 fue asesinado en Culiacán Javier Valdez, reportero y fundador del semanario RíoDoce. Valdez también había escrito libros sobre periodistas asesinados en todo México. Antes, en abril, el columnista Maximino Rodríguez fue ejecutado en Baja California Sur, y el reportero de radio Filiberto Álvarez, en Morelos.
Imagen: Getty Images/AFP/H. Guerrero
Miroslava Breach - Chihuahua
Reportera. Corresponsal en Chihuahua del diario La Jornada. Sus reportajes hablaban de corrupción y violaciones de los derechos humanos en ese estado del norte de México. Fue asesinada el 23 de marzo en la ciudad de Chihuahua.
Imagen: Reuters/J. Luis Gonzales
Ricardo Monlui Cabrera - Veracruz
Ricardo Monlui fue asesinado el 19 de marzo a la salida de un restaurante en el que había estado cenando junto a su esposa y su hijo. Monlui trabajaba en el estado de Veracruz, una de las regiones más peligrosas de México para realizar el oficio periodístico. También era director del diario impreso El Político.
Imagen: picture alliance/dpa/AP Photo/El Sol de Cordoba
Cecilio Pineda - Altamirano - Guerrero
Cecilio Pineda era director del periódico regional “La Voz”. Fue asesinado en Altamirano, Guerrero, el día 2 de marzo por un grupo de armados. Pineda había denunciado en sus redes sociales los vínculos entre el gobierno de Héctor Astudillo Flores, político mexicano y gobernador de Guerrero, y el líder del grupo delictivo de “Los Tequileros”, Raybel Jacobo de Almonte.