Un gran debate en torno a la protección medioambiental se prevé para la Cumbre de primavera del Consejo Europeo, que tendrá lugar en Bruselas entre el 8 y 9 de marzo. La canciller alemana, Angela Merkel, quien ostenta la presidencia rotativa semestral del Consejo, anunció el fin de semana en entrevista concedida al diario Süddeutsche Zeitung que en ella "se aprobará un plan de acción en cuanto a protección medioambiental y a política energética sin parangón en la historia de la Unión Europea". La vara de las expectativas, por ende, se coloca alto.

"Existe un consenso básico en la Unión Europea, en cuanto a que tenemos que desempeñar el papel de precursores a nivel mundial, si es que pretendemos exigir compromisos de otros países como Estados Unidos, China e India", recalcó Merkel. Y hasta ahí poco tienen los miembros europeos que objetar. Sin embargo, el demonio se esconde en el detalle.

¿Consenso?

La definición de objetivos particulares con los que se logrará la reducción de emisiones de efecto invernadero hasta el año 2020, promete la canciller alemana. Por otro lado, su gobierno apoya los planes de la Comisión de aumentar al 20 %, de manera vinculante, el consumo de energías renovables como la solar, la eólica y la biomasa. Durante los preparativos para la cumbre, el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, se pronunció también apuntalando las declaraciones de la canciller: los objetivos de la UE tienen que ser creíbles, declaró, y que si otros países industrializados se sumaran a la causa, el objetivo debería ser una reducción del 30 % de las emisiones de efecto invernadero. Sin embargo, tanto Francia como varios de los países de Europa del Este se oponen a adquirir tales compromisos. También en cuanto al peso que debe tener la energía atómica existe disenso.

Pequeñas medidas no grandes palabas

En días anteriores, la oposición al gobierno alemán había criticado fuertemente a la canciller por no hacer los suficientes esfuerzos para proteger el medio ambiente. "La definición alemana de los objetivos referentes a la protección climática es lamentable", criticó Renate Künast, líder del partido de los Verdes en Alemania y ex ministra de Protección al Consumidor y Agricultura.

La crítica se centra, principalmente, en lo poco concreto de los planes tanto de su gobierno como de sus objetivos para la presidencia rotativa europea. Organizaciones ecologistas, como la Federación Alemana de Protección al Medio Ambiente, hace expresa también su crítica; según ésta, la protección al medio ambiente debería empezarse concretamente eliminando la liberación de impuestos al combustible del que gozan las aerolíneas alemanas, para vuelos internos.

¿Medio lleno o medio vacío?

En resumen, la líder alemana anunció para la cumbre la presentación de "un complejo amplio que considera tanto la protección medioambiental, la sostenibilidad, las relaciones exteriores energéticas y los mercados internos". Un tan loable como ambicioso proyecto que, precisamente por ello, corre el riesgo de no pasar de ahí. Por verse está cuánto del gran plan de la canciller Merkel se traduzca en medidas concretas; seguro es, en todo caso, tanto la buena voluntad con la que se plantea el asunto como la urgencia y actualidad del tema.