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America Latina en el Festival de cine de Mannheim/Heidelberg

16 de noviembre de 2009

La 58 edición del Festival de cine de Mannheim/Heidelberg ha centrado su mirada en el cine de autor sudamericano, buscando una instantánea de la vida cotidiana en los barrios más pobres y conflictivos de América Latina.

Cartel de la edición del Festival de Cine Mannheim/Heidelberg de este año.Imagen: iffmh.de

Entre los festivales de cine en Alemania, Mannheim ocupa una posición particular. Ello radica en un cine de autor que renuncia al glamour y a las estrellas para concentrarse en la calidad de las películas y en la mirada curiosa a las culturas cinematográficas menos conocidas en este país. Bajo el lema “Vidas en el mundo, sueños de la vida” la 58 edición del festival tuvo lugar la semana pasada (5.11.-15.11).

Con sede en dos ciudades, desde que hace unos años el festival también se celebra en Heildelberg, la edición de este año convenció al público con muchas películas magníficas tanto en el concurso, como en la sección secundaria “Descubrimientos Internacionales". Los creadores del festival fijaron el punto central de este año en el cine de América Latina. Junto con la película “La Teta Asustada”, triunfadora de la pasada Berlinale, fueron proyectadas películas argentinas, chilenas, colombianas y nicaragüenses.

Escena de la película chilena "Ilusiones ópticas", presentada en el Festival de Cine de Mannheim.Imagen: iffmh.de

Un día cualquiera en un suburbio latino

“Un joven trafica con armas fabricadas por él mismo en los miserables suburbios de la enorme metrópolis de Buenos Aires, después se mete en líos con la asociación de delicuentes del lugar. Un taxista, cuyo hermano ha sido asesinado, vaga con una mujer alcohólica por la nocturna Bogotá en busca de un poco de tranquilidad. Una joven boxeadora de un barrio pobre de Managua intenta subir en la escala social, pero tropieza con todo tipo de dificultades”, resume brevemente Jochen Kürten el argumento de las películas.

Argentina, Colombia, Nicaragua: tres países, tres películas, tres historias. Y sin embargo, estas tres películas junto con muchas otras más del continente están relacionadas: todas presentan a sus héroes fílmicos en medio de un caos de delincuencia, drogadicción, prostitución y corrupción. La vida no es fácil en las megaciudades latinoamericanas. Por lo menos no para ellos, los que viven en la calle, en los barrios bajos o en las casuchas de la periferia de las urbes.

A la pregunta de por qué su película “Caño Dorado” apunta al tema de la violencia, al igual que muchas otras películas procedentes de América Latina, contesta Eduardo Pinto lo siguiente: “ En particular siempre fue de mi interés tratar de mostrar los temas más oscuros y ocultos, tratar de trabajar sobre esos temas. En realidad, el Tercer Mundo se caracteriza por tener problemas de violencia y de drogas. La película trata sobre el tema de las armas pero, sobre todo, trata el tema de la marginalidad de la gente que no tiene posibilidad de salir adelante, como es el caso de este personaje”.

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En busca de una vida mejor

Y es que para muchos, la vida en América Latina consiste en una lucha continua donde se sobrevive a base de ganar dinero al margen de la legalidad, manteniendo la esperanza de escapar de ese círculo vicioso algún día para alcanzar una vida mejor o, por lo menos, una vida más fácil. En medio de todo eso quedan las pequeñas evasiones: el amor, la música, el baile, el deporte, pero también: el alcohol, la cocaína y las demás drogas, omnipresentes en todas las ciudades, en la calle y en los bares de la noche, donde todas las almas perdidas se encuentran las unas con las otras para vivir breves instantes de felicidad.

Escena de la película argentina "Caño Dorado".Imagen: iffmh.de

La actriz y directora francesa Florence Jaugey, que desde hace años trabaja en Nicaragua, muestra en “La Yuma” la vida de una joven boxeadora que, con la ayuda del deporte y la amistad con un joven de la alta clase media, intenta escapar de la vida en los barrios bajos de Managua. Ésta es la típica historia de una perdedora que no logra deshacerse de las ataduras sociales de su condición.

“No es sólo una historia de amor, realmente es una historia muy simple o, mejor dicho, son varias historias. La de la gente normal y sencilla de Nicaragua. Es una fotografía instantánea de la vida allí. Cuenta que todo puede suceder en la vida, si se aprovecha una oportunidad. Yuma encuentra una oportunidad para cambiar su vida. Aunque ella no tuvo educación, es muy inteligente. Aprovecha cada posibilidad para intentar cambiar su vida, para mejorar su situación”, explica la directora de la película.

"La Yuma", película nicaragüense sobre la vida de una joven boxeadora que trata de escapar de su situación de pobreza.Imagen: iffmh.de

Cine sombrío pero auténtico

El colombiano Jorge Navas se asoma al abismo de Bogotá, la metrópoli colombiana de millones de habitantes. Y lo hace de manera aún más drástica, aún más oscura. Su película transcurre durante una sola noche. El título de la misma “La sangre y la lluvia” adelantan de manera muy exacta sobre qué trata. En una nocturna vuelta de tuerca, los dos protagonistas mezclan el agua de una intensa tormenta con la sangre de sus heridas en una dura y sombría película negra.

En todas las películas las drogas, el crimen, la corrupción y la arbitrariedad policial, determinan la vida cotidiana de los protagonitas. Sólo las dos películas chilenas iluminan la imagen de Latinoamérica. Tanto “La buena vida” como “Ilusiones ópticas” trazan un mosaico del día a día en los países sudamericanos al estilo de Rober Altman. Con mucha maestría, una elegante escenificación y una gran puesta en escena, ambos cortometrajes chilenos fascinaron al público en Mannheim al igual que las sombrías parejas de Argentina y Colombia.

Autor: Jochen Kürten / Ana Sánchez Granado

Editor: Pablo Kummetz

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