Peligroso amianto
7 de julio de 2011Publicidad
Wuppertal-Barmen, oeste de Alemania. Bajo estrictas medidas de seguridad se limpian de amianto las paredes de un viejo edificio. De arriba abajo cubre una gruesa lámina de plástico la fachada del inmueble, y lo separa herméticamente del mundo exterior. Dentro, los trabajadores visten trajes protectores, gafas y mascarillas, y pasan por un sinfín de controles antes de poder iniciar su labor.
También en los años 80 se construía en Alemania usando amianto, y eso a pesar de que sus consecuencias sobre el cuerpo humano eran ya conocidas: desde 1940 se reconocían diversos tipos de cáncer como enfermedad laboral si los empleados habían estado en contacto con el asbesto. Más de medio siglo hubo que esperar, sin embargo, para que llegara una prohibición al conjunto de la Unión Europea. Y aún hoy ésta no se ha extendido a todo el mundo.
Todos los amiantos son iguales
“La producción internacional de amianto se ha reducido a la mitad desde 1988, pero el retroceso es muy diferente según los países”, cuenta el científico Rolf Packroff, “mientras que en Europa la prohibición ha hecho que desaparezca del mercado, en los Estados de la antigua Unión Soviética, pero también en China y Canadá, se sigue comerciando y se siguen levantando casas con asbesto.”
Ucrania, Kirguistán, Kazajstán, China o Canadá cuentan hoy por hoy con los principales yacimientos de amianto del planeta, por lo que no resulta extraño que sea precisamente aquí donde más se aplique. “En Canadá, por ejemplo, el lobby de los explotadores de asbesto es muy poderoso. Estos intentan, como es natural, vender su mercancía. A las consideraciones relacionadas con la salud se les resta constantemente importancia”, indica Packroff.
Los métodos para quitarle valor a las advertencias médicas son variados. Los canadienses argumentan que el llamado “amianto blanco” que sale de sus tierras es menos agresivo que el común, una tesis que, según Packroff, no se sostiene: “existen incontables estudios toxicológicos que han medido incontables valores en humanos, y todos ellos aseguran que no hay grandes diferencias entre los diversos tipos de asbesto”.
Material de construcción barato
India, Indonesia, China, Tailandia, Vietnam… el listado de países en desarrollo que importan amianto es largo. Este material de construcción es barato. La falta de conciencia acerca de los peligros que entraña lleva a ignorar gran cantidad de cuestiones relacionadas con esta problemática.
“Casi no tenemos informes”, se queja Rokho Kim, de la Organización Mundial de la Salud, “tal vez los médicos no están lo suficientemente formados en este campo para emitir un diagnóstico o tal vez algunos dependen demasiado de los gobiernos o de las empresas. Tal vez los pacientes tienen miedo de decir que están enfermos y arriesgarse a perder su trabajo. Sea como fuere, nuestro problema es que apenas se comunican casos y eso hace que carezcamos de cifras oficiales”.
Aún así, la OMS no cesa en su empeño y se esfuerza por imponer un freno internacional al amianto: en encuentros con exportadores e importadores trata el organismo de extraer compromisos a las partes. Al fin y al cabo, se calcula que cada año mueren en el mundo 100.000 a consecuencia del asbesto.
Autora: Anna Florenske/ Luna Bolívar
Editor: Enrique López Magallón
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