Andrés Manuel López Obrador (AMLO) asumió este 1 de diciembre como presidente de México. Ya en noviembre pasado, AMLO había presentado el llamado Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024, con el que busca combatir el crimen organizado, la corrupción y la violencia. Una titánica tarea que ninguno de sus antecesores pudo resolver. López Obrador recibe un país en el que en 2017 hubo 31.174 asesinatos, la cifra más alta en dos décadas. 

"El  Plan Nacional de Paz y Seguridad del nuevo Gobierno de México tiene tres componentes: uno sociopolítico, uno ético y uno de políticas de seguridad”, precisa a DW Günther Maihold, vicedirector de la Fundación Ciencia y Política (SWP), con sede en Berlín.

Un plan que, a juicio del mismo AMLO, dos días después de su posesión, ya empieza a dar resultados: "El 2 de diciembre se desplazaron 35.745 elementos de la Policía Militar, Naval y Federal, en 150 coordinaciones del país. Estos agrupamientos están fortaleciendo con el apoyo de los policías estatales y municipales”, indicó el líder izquierdista en su primera rueda de prensa. Ese reporte siempre tendrá lugar a las 7 am., una institución con la que López Obrador quiere garantizar "el derecho a la información”.

Pero justo este domingo se produjo el primer asesinato de un periodista en su administración, el del director del Orión Informativo, Alejandro Márquez, en el estado de Nayarit. Márquez aparece en imágenes al lado de AMLO durante su campaña.

Aterrizaje en la realidad

Un asesinato que no tiene que ser una mala señal del mandato de López Obrador, pero sí un aterrizaje en la realidad. "Los efectos de las dimensiones de las medidas que propone AMLO con su Plan de Seguridad solo se verán en un mediado plazo”, apunta Maihold, quien resalta que "el presidente mismo ha elevado al máximo las expectativas de su Gobierno, mientras la ciudadanía espera que la seguridad mejore lo más pronto posible”. 

El Plan de Paz y Seguridad contempla, entre otros, la creación de una Guardia Nacional y el combate a la corrupción, a la vez que habla de "amnistía” para funcionarios y expresidentes, y del desarme de los carteles de la droga. Asimismo, AMLO propone legalizar el cultivo de marihuana como estrategia en la Guerra contra las Drogas. Toda una "revolución” estatal en la que no debe haber más impunidad ni desaparecidos.

La creación de una Guardia Nacional, tal vez la propuesta más importante por su posible impacto, requiere una reforma constitucional para la que López Obrador tendría la mayoría en ambas cámaras del Parlamento. Esta organización estaría formada por agentes de las Policías Militar, Naval y Federal, y que quedará a cargo de las Fuerzas Armadas. "La propuesta de AMLO es distinta a la implementada por Peña Nieto y otros países de la región porque aquí se incluye a los civiles”, explica, por su parte, Leonardo Bandarra, del Instituto alemán para Estudios de América Latina (GIGA), con sede en Hamburgo.

Ignorar a la Policía puede crear más problemas

"Los narcos controlan las regiones porque controlan a la población, y lo hacen porque ofrecen condiciones que el Estado no les da”, explica Bandarra, experto brasileño en seguridad, para quien "incluir a los civiles en el combate contra el crimen, a la vez que el Gobierno ofrece educación, salud, apoyo y seguridad, no es lo más descabellado”.

En Brasil, "mientras Río de Janeiro se ocupó de la aplicación de la fuerza, mandando al Ejército a las favelas, el Estado federal ofrecía atención social. La estrategia de AMLO parece ser unificar en una sola fuerza coerción y atención social en la lucha contra el crimen organizado”, explica el experto del GIGA. AMLO había criticado la presencia de militares en las calles, una decisión tomada por el expresidente Felipe Calderón (2006-2012) que, para algunos, "detonó la guerra contra el narco”, y disparó el número de asesinatos.

Por su parte, Günther Maihold, excatedrático en México, considera "preocupante” que el nuevo presidente no mencione por ningún lado a la Policía ni proponga su reforma. "Los miles de agentes de policías no desaparecen con no mencionarlos”, apunta Maihold y advierte que "los policías deben tomarse en cuenta como parte de la solución, y no solo como parte del problema”. Apostar por la completa militarización de lucha contra el crimen organizado "puede generar serios problemas de derechos humanos”, agrega además, Maihold.

AMLO apenas comienza

"Bajar el salario de los arriba, y subírselo a los de abajo”, prometió Manuel López Obrador. Una consigna con la que "AMLO no motivará a los funcionarios a cooperar en su lucha contra la corrupción”, dice, por su parte, el experto berlinés, quien parte de que "AMLO no podrá cumplir con su consigna de no perseguir a los corruptos, expresidentes o funcionarios, porque, supuestamente, solo quiere mirar hacia adelante, en el momento en que la Justicia o los medios saquen a la luz pública viejos casos de corrupción”.

A solo pocos días de asumir la presidencia de México es, definitivamente, demasiado temprano para analizar el alcance de un plan que apenas se está concibiendo en la práctica. En todo caso, vaticina Günther Maihold, "AMLO tiene aún mucho tiempo para aprender de la realidad cotidiana, que siempre depara importantes lecciones”.

(CP)

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