Amnistía: Gobiernos de UE, "cómplices" de abusos a migrantes
12 de diciembre de 2017
La organización criticó que los abusos y las torturas en Libia son resultado de la política migratoria de los países europeos.
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Los gobiernos de la Unión Europea (UE) expusieron a sabiendas a cientos de personas a torturas y abusos en Libia en un intento por contener la inmigración desde el norte de África, denunció este lunes (11.12.2017) Amnistía Internacional (AI).
"Los gobiernos europeos no sólo han sido plenamente conscientes de estos abusos: al apoyar activamente a las autoridades libias para detener los cruces marítimos y contener a la población en Libia, son cómplices de estos crímenes", dijo el director de la oficina de AI en la UE, John Dalhuisen.
La organización criticó a Italia por liderar los esfuerzos de la UE para financiar campamentos de detención libios, entrenar a la guardia costera libia para interceptar a los migrantes y alentar la conversión de tribus y milicias libias de traficantes de personas a guardias fronterizos.
También sostuvo que los migrantes devueltos a Libia son enviados a campamentos donde son testigos o directamente sufren detención arbitraria, tortura, trabajos forzados, extorsión, homicidios ilegítimos a manos de las autoridades, traficantes, grupos armados y milicias.
Un hombre de Gambia que permaneció en uno de estos campamentos durante tres meses dijo a Amnistía: "Me golpearon con una manguera de goma, porque querían dinero para liberarme. Llaman a la familia mientras golpean (a ti) para que envíe dinero".
Dalhuisen pidió a los gobiernos de la UE que "permitan a las personas llegar a Europa a través de vías legales" y que presionen a Libia para que detenga las detenciones arbitrarias, libere a todos los detenidos extranjeros y otorgue acceso "sin obstáculos" a la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). (dpa)
Atrapados en la "jungla" de los Balcanes
Cientos de refugiados acampan a cielo abierto entre Serbia y Croacia. Mantienen la esperanza de llegar a Europa occidental y escapar de la vida en la "jungla". Dimitris Tosidis informa desde Sid.
Imagen: Dimitris Tosidis
La vida en la "jungla"
Más de 150 personas se esconden en la "jungla", una frondosa zona junto a una vía ferroviaria que une a la fronteriza ciudad serbia de Sid con Croacia. La mayoría de sus habitantes llevan en la mochila varios intentos de llegar a Europa central: con ayuda de traficantes, solos o en grupo, como polizones en camiones o trenes de carga.
Imagen: Dimitris Tosidis
El rastro de las lágrimas
A primera vista parece fácil seguir los raíles del tren. Pero el camino les ha costado la vida a muchos, cuentan los habitantes del campamento. Dos personas se quedaron dormidas en las vías y fueron arrolladas por el tren.
Imagen: Dimitris Tosidis
Las penurias del día a día
El afgano Ibrahim aprovecha el frío riachuelo que discurre bajo un puente para su higiene personal. Como él, todos los refugiados de la "jungla" viven en condiciones insostenibles: no hay servicios ni instalaciones para lavarse. En realidad, en Sid no hay nada para los migrantes.
Imagen: Dimitris Tosidis
Desayuno sobre ruedas
No todos los habitantes de la ciudad tratan igual a los refugiados. "No Name Kitchen" (cocina sin nombre), así se llama la iniciativa llevada a cabo por voluntarios que reparten el desayuno en el campamento. De parte de las autoridades serbias, en cambio, no llega ayuda de ningún tipo para la "jungla".
Imagen: Dimitris Tosidis
Un bocado caliente, por fin
Una comida caliente como la que cocinan estos dos refugiados en una fábrica abandonada es una rareza en la "jungla". El hambre, la escasez y la violencia diaria caracterizan la vida de los habitantes de este campamento en un remoto rincón de Serbia.
Imagen: Dimitris Tosidis
Una excepción entre muchos
También Dragan (en el centro de la imagen), que viene de Macedonia, se esconde en los bosques cercanos a Sid. Como el resto de los refugiados de aquí, también intenta abrirse camino hacia Europa central. Entre los cientos de Siria y Afganistán, Dragan es una especie de curiosidad, junto con otro refugiado chino.
Imagen: Dimitris Tosidis
La larga espera
Algunos solicitantes de asilo afganos matan el tiempo en el tejado de una fábrica abandonada. La espera al siguiente intento de llegar a alguna parte de Europa central es a menudo tormentosa.
Imagen: Dimitris Tosidis
Polizón
Un refugiado, un tren de carga, una posibilidad. En apenas un instante este hombre se esconderá en un vagón con la esperanza de alcanzar Croacia y desde allí poder seguir su camino hacia otro país europeo.
Imagen: Dimitris Tosidis
Siguiente parada: ¿Europa occidental?
Aquellos que pueden permitirse pagarle a un traficante intentan atravesar Croacia en taxi rumbo al oeste de Europa. El precio ronda los 1.200 euros.
Imagen: Dimitris Tosidis
La esperanza es lo único que muere
Jadali tiene 22 años y es afgano. Acaba de volver a Sid. Durante su último "intento de fuga" del campamento fue capturado en Croacia y pasó dos días en prisión. Las autoridades croatas, según cuenta, lo trataron muy mal. Autor: Dimitris Tosidis (EAL/VT)