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Amnistía Internacional: el miedo como motor

Mirra Banchón23 de mayo de 2007

El miedo se ha convertido en el motor de la política mundial asevera Amnistía Internacional en su informe anual. Y los gobiernos hacen uso de ello menoscabando los derechos humanos. En los otros y en este continente.

Amnistía Internacional: tendencia global a dejar lado principios básicos del Estado de derecho

Amnistía Internacional, la organización defensora de los derechos humanos más grande del mundo, presentó su informe anual. "El miedo se ha convertido en el motor de la política mundial", asevera en él¸ Irene Khan, la directora de la organización.

Política del miedo

Según AI, tanto gobiernos y regímenes autoritarios como grupos armados utilizan el miedo conscientemente para crear un mundo peligrosamente polarizado. Si bien el miedo a atentados terroristas está justificado, cuando la política manipula con él se difunde una dicotomía "nosotros" versus "los otros" que transforma todo amigos y enemigos, cristianos y musulmanes, árabes y europeos. Bárbara Lochbihler, secretaria general de Amnistía Internacional Alemania, lo resume así:

"En diversas regiones del mundo se detecta el miedo y al mismo tiempo se percibe que los Gobiernos intentan utilizarlo para menoscabar las garantías de protección a los derechos humanos o para quitarle peso a principios básicos del Estado de derecho".

África: la sangrante herida

La pobreza y el sida amenazan simultáneamente la vida de miles de millones de personas, sin que la comunidad internacional actúe verdaderamente. A pocos días de que tenga lugar la Cumbre de los ocho países más industrializados del mundo en Alemania, Lochbihler exige que se cumpla la promesa hecha ya en el año 2002: poner en marcha un plan de acción que favorezca a África, creando los fondos necesarios destinados a instituciones defensoras de los derechos humanos. El ejemplo más aterrador en el continente africano es Darfur: 200.000 personas murieron en 2006 y más de dos millones resultaron desplazadas.

Inmigrantes: el miedo a la invasión

No es necesario irse a África, Asia o Cercano Oriente para hablar de violaciones a los derechos humanos. En las mismas fronteras europeas se atenta contra ellos: los miles de fugitivos que llegan en cayucos a las costas europeas han sufrido bajo condiciones infrahumanas, y no sólo durante sus macabras travesías.

Horroroso es también "que basándose en acuerdos con el gobierno marroquí, cientos de personas sean colocadas en la frontera con Argelia o abandonadas en el desierto", denuncia Lochbihler detallando que estos fugitivos han sufrido maltratos y violaciones durante su forzado retorno. "No puede ser que la Unión Europea firme tales acuerdos, cuando no se garantiza los mínimos estándares de protección humanitaria", añade. También en esto se trabaja con una política del miedo, el miedo a los ilegales, a que éstos inunden Europa. Utilizando el temor, los gobiernos han restringido las políticas de asilo y de refugiados, mientras que explota la mano de obra inmigrante. De hipócrita tacha AI este tipo de accionar político.

Alemania

El mayor ejemplo del juego gubernamental con el miedo de la gente es la cruzada contra el terrorismo que ha liderado Estados Unidos y que han secundado varios países europeos, entre ellos Alemania. El que destapara el asunto de las entregas extraordinarias, la transferencia ilegal de personas entre Estados al margen de cualquier proceso judicial puso en tela de juicio a Berlín : los sonados casos de Khaled el Masri y Murat Kurnaz son feas e inmensas manchas en la hoja que le corresponde en el informe de violaciones a los derechos humanos en el 2006.

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