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Amstetten: el derecho de las víctimas

DW-WORLD2 de mayo de 2008

Día a día se van conociendo nuevos detalles del caso de incesto y largo cautiverio en la localidad austriaca de Amstetten. Los editoriales reflexionan sobre el papel de la prensa y la imagen de Austria.

La localidad da qué hablar en todo el mundo, haciendo que Austria tema por su imagen.Imagen: AP

Berliner Zeitung, de Berlín: “Algo terrible ha ocurrido. Y pueden volver a ocurrir cosas terribles, de otra manera, de forma imprevisible, en las cercanías o a la distancia. No hay protección segura contra los abismos humanos. Pero los medios de comunicación y su público podrían, a diferencia de lo sucedido en el caso de Natascha Kampusch, reprimir su avidez de detalles y no presionar porque el relato continúe. Las víctimas tienen que aprender a vivir en libertad, en paz, sin ser observadas, sin estigmas. No tenemos derecho a conocer sus rostros, si no lo desean. No podrán empezar una vida nueva si se ven forzados a enfrentar continuamente su pasado. De todos modos será difícil. Austria otorgará a los afectados una nueva identidad. Ellos deben poder fiarse de que nosotros no estaremos al acecho”.

Generalizaciones inadmisibles

Stuttgarter Nachrichten, de Stuttgart: “En días de semana normales, puede resultar entretenido e intelectualmente estimulante filosofar sobre las peculiaridades de Austria y sus habitantes. Pero no es justo tomar dos casos espectaculares de secuestro como ocasión para poner a todo un pueblo en el banquillo de los acusados. Eso sería como si, debido al caso del caníbal de Rotenburgo, se achacara a los alemanes en general un gusto por la carne humana”.

Campaña inútil

Die Presse, de Viena: “Naturalmente es efectivo que los medios internacionales de comunicación definen, en muchas cabezas, la imagen de un país en el que supuestamente se estila hacer la vista gorda y las mazmorras no son nada extraordinario. Pero esa imagen se desvanecerá en algunos días o semanas. Y con seguridad no servirá de nada recordarle entonces al mundo, mediante una amplia campaña, que los austriacos no somos malos. Incluso podría resultar contraproducente, porque muchas personas reconocerán la intención y volverán a acordarse de la ‘otra Austria’. (...) Semejantes campañas son caras y de todos modos sería mejor invertir el dinero en reforzar las instituciones que brindan ayuda en estos casos. Además, por estos días habrá suficientes oportunidades para presentar al país (¡la Eurocopa está a las puertas!) en forma positiva y discreta, al margen del drama del incesto”.

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