Andrés nació en Buenos Aires, y mientras crecía en una ciudad vibrante y cosmopolita, descubrió el violento contraste entre la opulencia y la pobreza extrema. En sus viajes por América Latina constató lo que las estadísticas reflejaban hacía tiempo: esta riquísima región, llena de paisajes maravillosos y gente cálida y generosa es también la más injusta socialmente de todo el mundo.

Para averiguar las causas y posibles soluciones de esta contradicción estudió ciencias políticas y economía. Pero al terminar la universidad abandonó la aridez del mundo académico para dedicarse al periodismo, con la esperanza de llevar a un público más amplio los acontecimientos que moldean el mundo en el que vivimos. Se formó en el oficio desde el periodismo raso de agencia, ése que provee la materia prima del contenido informativo en la gran mayoría de los medios que consumimos. Tras cubrir eventos políticos, económicos, culturales y deportivos a ambos lados del Atlántico, hizo escala como corresponsal de prensa en Nueva York, Madrid y, otra vez, Buenos Aires.

Al paso por la función pública en el Ministerio de Educación argentino para modernizar las escuelas del interior siguió el traslado a Madrid como editor en una agencia internacional de noticias. Establecido en Europa, una visita de trabajo en Berlín se convirtió en un romance con la ciudad que él mismo llama „la metrópolis cultural en constante transformación que respira creatividad por todos sus poros“.