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Sociedad

Angela, la "hija" siria de Merkel

4 de diciembre de 2021

"Lo lograremos", esta frase de Merkel durante la crisis de refugiados es parte de su legado. Una familia siria le puso a su hija el nombre de la canciller en agradecimiento por la acogida. Aquí le contamos su historia.

En septiembre de 2015, muchos refugiados sirios querían sacarse selfies con Angela Merkel. Algunas de esas fotos dieron la vuelta al mundo.
En septiembre de 2015, muchos refugiados sirios querían sacarse selfies con Angela Merkel. Algunas de esas fotos dieron la vuelta al mundo.Imagen: picture-alliance/dpa/B. von Jutrczenka

Es finales de 2015 cuando los refugiados sirios Widad y Mohammed tienen una cita con el ginecólogo. Antes de estallar la guerra, la pareja y sus tres hijos habían huido de su tierra natal Latakia hacia Alemania, primero en vehículo y luego a pie. Widad ya estaba embarazada para ese entonces. Después de ver la ecografía, los médicos los felicitan: es una niña. La pareja siria no tiene que pensar mucho en qué nombre le darán: Angela.

Seis años después, una niña de cabello largo y vestida de rojo se pasea por el centro de asesoramiento para refugiados de Cáritas en Gelsenkirchen y es recibida con alegría por todos. "Hola, Angie", "buenos días, Angie", le dicen. Ella sonríe feliz y responde a los saludos. "Todos quieren a nuestra hija Angela", dice su padre Mohammed. "Y todos queremos a Merkel por lo que ha hecho por nosotros", añade.

Admiración por la gestión de la crisis de refugiados

"Mientras que otros países nos cerraron sus puertas, Merkel nos dio una nueva vida aquí, sobre todo a nuestros niños", recuerda Mohammed. "Todos nuestros amigos sirios están tristes porque Merkel se va. Mi madre en Siria siempre me dice por teléfono: 'Qué pena, ¿qué será de ella ahora?".

"Estamos infinitamente agradecidos a Angela Merkel por todo lo que ha hecho por nosotros", dice Mohammed junto a su hija Angela.Imagen: Oliver Pieper/DW

La pequeña Angela todavía está en el jardín de infancia. En agosto del próximo año, se unirá a sus tres hermanos mayores en la escuela. Le encanta contar historias, pintar, preferiblemente flores, y también ha estado dos veces en el estadio del Schalke 04. ¿Qué quiere hacer Angie cuando sea mayor? "Algo como Angela Merkel, es decir, ayudar a otras personas", responde tímidamente.

¿Lo logró Alemania realmente?

Cuando Angela nació en Gelsenkirchen a principios de 2016, Alemania estaba pasando de una cultura de bienvenida reconocida a escala mundial a un sentimiento de temor. Una niña siria llamada como la canciller también nació en medio de este cambio de perspectiva, en un momento en que las celebraciones de Año Nuevo en Colonia se vieran empañadas por cientos de agresiones sexuales a mujeres y se produjera una avalancha de solicitudes de licencia para armas cortas.

"Sí, lo logramos", dijo Angela Merkel el otro día al hacer balance de la política migratoria alemana. La vida de la pequeña Angela refleja a pequeña escala el éxito de la integración de los refugiados de 2015. Los niños hablan alemán con fluidez, tienen amigos alemanes y buenas calificaciones en la escuela.

Sus padres, por otro lado, todavía están luchando por afianzarse en su nuevo hogar. Mohammed planea abrir un quiosco pronto y su esposa, que era maestra en Siria, trabajará como educadora. Según estadísticas del Instituto de Investigación del Mercado de Trabajo y Empleo (IAB), solo uno de cada dos refugiados de 2015 tiene actualmente un trabajo.

"Cuando en Siria se quiere honrar a alguien, le ponemos su nombre de pila a nuestro hijo", explica el abogado Marwan Mohamed, trabajador social de Cáritas en Gelsenkirchen.Imagen: Oliver Pieper/DW

Gelsenkirchen, imán para los refugiados

"Si tuviera que darle una calificación de integración a la familia de Angie en una escala del 1 al 10, les daría un 5", dice Marwan Mohamed. Sabe de lo que habla: Mohamed llegó desde Siria en 1995 a Alemania, un país donde en ese momento, como él dice, no había ningún centro de asesoramiento para los recién llegados. Ahora trabaja como abogado del servicio de asesoramiento a refugiados de Cáritas. Es responsable de todo lo relacionado con el derecho de residencia. La pequeña Angela y su familia, por ejemplo, disponen de un permiso de residencia. En tres años quieren solicitar la nacionalidad alemana.

A Mohamed no le falta el trabajo: alrededor de 10.000 refugiados, 7.000 de ellos procedentes de Siria, viven en Geselkirchen. Es la ciudad más pobre de Alemania, con una renta media anual de algo más de 16.000 euros. "Muchos refugiados se han venido porque no pudieron encontrar vivienda en Múnich o Colonia, pero todavía hay suficientes espacios libres aquí", explica.

El idioma es la clave para la integración

Esto, a su vez, dificulta la integración, lamenta Mohamed. "Los refugiados en otras ciudades a menudo se integran más rápidamente porque se ven obligados a hablar alemán y hacer contacto con los lugareños. Pero para muchos aquí es como estar en su país de origen porque pueden hablar árabe en las tiendas. Y entonces también hay muchos alemanes que no quieren tener nada que ver con los refugiados", señala.

"Gelsekirchen tiene sitio para la tolerancia", se lee en el banco a la entrada de la oficina de Cáritas en la ciudad.Imagen: Oliver Pieper/DW

Pero Marwan Mohamed y su equipo de Cáritas no se rinden. Cuando estalló la pandemia de coronavirus el año pasado y hacían falta mascarillas urgentemente en Gelsenkirchen, los refugiados producían 7.000 piezas a una velocidad récord. Los hombres conseguían la tela y las mujeres la cortaban y cosían siguiendo patrones encontrados en internet. Los hombres después las distribuían en los hogares de ancianos y otros lugares. Hace unos meses, fuertes inundaciones golpearon los estados de Renania del Norte-Westfalia y Renania-Palatinado y un grupo de colaboradores humanitarios sirios partió hacia las zonas afectadas.

"Esto lo logramos" podría ser, por tanto, también el lema de Mohamed. La famosa frase de Merkel seguirá resonando en Gelsenkirchen después de la partida de la canciller, incluso entre los propios refugiados. Igual en la familia de la pequeña Angie, Marwan Mohamed está convencido. "Nunca he conocido a nadie aquí que hable mal de Angela Merkel", dice. "Todos los refugiados la respetan: le dio a los niños como Angie un nuevo hogar".

(lgc/rr)

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