Los romaníes y los sinti son todavía discriminados en Europa, y el antiziganismo es un fenómeno muy actual. En Berlín, una alianza contra el racismo llamó a la solidaridad con esas minorías étnicas.
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Cristina, de 15 años, vive en un asentamiento marginal de gitanos romaníes en un pueblo de la región de Transilvania, en Rumania.Tiene siete hermanos de siete padres diferentes, cuenta a DW Eginald Schlattner, pastor protestante del pueblo y conocido autor en Alemania. Cristina vive con su abuela: “cuatro generaciones, once personas en una casilla con tres camas”. Extrema pobreza, violencia, criminalidad y casi ninguna posibilidad de salir de ese círculo vicioso: así vive la mayoría de los romaníes. A pesar de los programas de ayuda en Rumania, muy pocos logran salir de la marginalidad. Por eso las iniciativas privadas son cada vez más importantes. Schlattner logró que unos 25 niños roma del pueblo pudieran asistir a la escuela, en la ciudad vecina de Sibiu. Gracias a donaciones de Suiza, Austria y Alemania, el sacerdote logró continuar con su proyecto.
La lucha contra los prejuicios
“Los romaníes son los perdedores de la unificación europea”, opina, por su parte, Petra Rosenberg, miembro de la minoría étnica sinti en Alemania y una de sus representantes más renombradas. La situación de los romaníes en los países balcánicos, sobre todo, es un problema sobre el que se debe llamar la atención, explicó en conversación con DW. Debido a siglos de hostilidad, la mayoría de los romanies viven hoy en la indigencia y sus oportunidades de acceder a la educación y al mercado laboral son casi inexistentes. A menudo se enfrentan al acoso y al odio. Su última esperanza es emigrar a Europa occidental. “Pero aquí tampoco se les presta atención, sino que se topan con los mismo prejuicios”, señala Rosenberg, presidenta de la Asociación Provincial de los Sinti y los Romaníes Alemanes en Berlín-Brandeburgo. Y eso no se aplica solo a los romaníes, sino también a los sinti en Alemania, que son reconocidos como minoría, añade. Sin embargo, “todavía se los excluye y se los rechaza”, subraya. Es por eso que muchos de ellos, especialmente los jóvenes, ocultan su origen.
El director de la Fundación para la Memoria de los Judíos Asesinados en Europa, Uwe Neumärker, llamó a participar en una campaña contra el antiziganismo y por la solidaridad con los sinti y los romaníes en una Conferencia Internacional de los Roma en Berlín, este 8 de abril de 2016. Más de 20 organizaciones de la política, la sociedad civil y la cultura alemanas formaron una alianza para llamar la atención sobre la persistente discriminación de las dos grandes minorías europeas.
“El racismo que viven los sinti y los roma en toda Europa en la vida cotidiana es insoportable. ¡Y a nadie le preocupa!”, criticó Neumärker al presentar de su iniciativa. Según dijo, no se debe permitir que sean las mismas víctimas de la discriminación las que llamen la atención sobre el antiziganismo, cuyas consecuencias a menudo amenazan sus vidas. “Nosotros, como mayoría, debemos nombrar esta situación de una vez por su nombre y hacerlo públicamente, juzgarla y luchar por que deje de existir.”
La alianza cuenta con el apoyo del exfutbolista alemán Arne Friedrich. La fundación que lleva su nombre tiene por objetivo la integración de niños y jóvenes inmigrantes. Sin educación e igualdad de oportunidades, dijo Friedrich, esos chicos no tienen ninguna posibilidad de integrarse a la sociedad. El exfutbolista, junto con otras figuras del arte y la cultura alemanas, como el director de cine Rosa von Praunheim, leyeron un llamado a la solidaridad con los romaníes y los sinti durante la manifestación que tuvo lugar cerca de la Puerta de Brandeburgo, en Berlín, y en la que participó también el presidente alemán, Joachim Gauck. Asimismo, el vicepresidente del Consejo Central de los Judíos de Alemania, Mark Dainow, recordó durante el acto a los 500.000 romaníes y sinti asesinados por el régimen nazi e hizo hincapié en que valores como el respeto, la tolerancia y la igualdad deben valer para todos.
Sinagogas en Alemania
En 1933 había cerca de 2.800 templos judíos en Alemania. Hoy quedan solo 130 sinagogas y capillas que hablan de la historia, pero también de la cultura judía actual en territorio germano.
Imagen: dapd
Vieja sinagoga de Erfurt
Es considerada una de las sinagogas más antiguas de toda Europa. La suerte permitió que el templo, construido cerca de año 1100, sobreviviera la agitada Edad Media y las numerosas persecuciones a la comunidad judía. Fue usada como almacén y sala de baile. Solo en la última década del siglo pasado fue reconocido su origen. En 2009 reabrió sus puertas en calidad de museo.
Imagen: picture-alliance/dpa
El cementerio de Worms
Los primeros asentamientos judíos en Alemania tuvieron su sede en la ruta Norte-Sur de Reania, entre Speyer, Maguncia y Worms. En el patio de la sinagoga de Worms se ubica uno de los cementerios judíos más antiguos de Europa. Algunas de las lápidas datan del siglo XI.
Imagen: DW/Maksim Nelioubin
Plaza parroquial de Ratisbona
La primera comunidad judía de Baviera se ubicó en Ratisbona. En la Edad Media, era una de las más importantes de Europa. Esta obra en cemento blanco recuerda a la primera sinagoga, cuyos planos reproduce. El templo fue destruido en 1519. En 1995 fueron descubiertos restos muy antiguos y se hizo construir un centro de información bajo la superficie.
Imagen: picture-alliance/dpa
Sinagoga de Bayreuth
La sinagoga de Bayreuth tiene una historia muy distinta. El recinto funcionó desde 1715 como una sala de ópera. Posteriormente, la comunidad judía lo mandó adaptar para convertirlo en sinagoga. Es el único templo judío en estilo barroco en Alemania que funciona aún como sede religiosa.
Imagen: picture-alliance/dpa
Sinagoga de Celle
En esta parte de lo que hoy es la Baja Sajonia, la comunidad judía recibió apenas en 1737 los primeros permisos para construir sinagogas. De ese tiempo data la edificación, de exterior aparentemente austero. Los interiores fueron construidos en estilo barroco tardío. Como muchas otras sinagogas, la de Celle fue destruida en 1938. Dese 1974 sirve de nuevo como templo de la fe judía.
Imagen: CC0 1.0
Sinagoga de Fráncort del Meno
El inicio del siglo XX trajo consigo una ola liberal dentro de la comunidad judía de Alemania, De esa época data esta edificación en estilo egipcio-asirio. Ni los pogromos ni la Segunda guerra Mundial pudieron destruirla por completo. Hasta la fecha, sirve como símbolo de una época dorada en la vida de la comunidad judía en Alemania.
Imagen: CC BY-SA 3.0
Vieja sinagoga de Essen
La vieja sinagoga de Essen fue construida entre 1911 y 1913. Era una de las edificaciones judías más relevantes de Alemania. En 1938 fue severamente dañada por los nazis. Luego de la guerra sirvió como Casa del Diseño Industrial y, luego, como monumento y centro de documentación. Hoy es la Casa de la Cultura Judía.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nueva sinagoga de Dresde
En muchas ciudades alemanas, las sinagogas fueron destruidas por completo en 1938. Eso mismo sucedió en Dresde, cerca del famoso Semperbau. En 2001 se construyó un nuevo templo judío, en el sitio original de la antigua sinagoga. El cubo ligeramente inclinado garantiza la orientación del templo hacia Jerusalén, según los preceptos de la Torá.
Imagen: picture-alliance/dpa
Sinagoga principal de Múnich
En Múnich se escribió también un nuevo capítulo en la historia germano-judaica. En 2006 fue inaugurada la sede de la comunidad, con su nueva sinagoga Ohel Jakob, así como el Nuevo Museo Judío, financiado por la propia ciudad. La comunidad judía de Múnich está compuesta por 9.000 personas y es una de las más grandes de Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa
Sinagoga principal de Berlín
Con 10.000 miembros, la comunidad judía de Berlín es de nuevo la más grande de Alemania. Su templo principal se ubica en la calle Rykestraße, un edificio de ladrillo en estilo neo-románico construido entre 1903 y 1904. Cuenta con lugar para 2.000 personas y es, junto con la Gran Sinagoga de Budapest, la más grande de su tipo en Europa.