"Las historias que se me ocurren son muy locales” dice Antonella Sudasassi. Reflejan de una manera entrañable el universo donde se crió la cineasta. En su primer largometraje, El despertar de las hormigas, cuestiona los roles tradicionales que se le asignan a la mujer. Si bien la historia transcurre en un pueblo rural, aborda costumbres que estructuraban la vida familiar donde creció, en San José, la capital. La cineasta encontró dentro de la familia la idea que desarrollaría en su segundo largometraje: Memorias de un cuerpo que arde. "Tenía una idea de trabajar historias protagonizadas por mujeres, y explorar el universo femenino, y la sexualidad femenina". La película refleja una Costa Rica conservadora, con la huella de la tradición judeocristiana de la culpa. Donde todo es pecado y, de temas como la sexualidad, no se habla. Antonella Sudasassi descubre que las experiencias de las mujeres, hoy, con "esas cosas que no se hablan” siguen siendo parecidas a las que tenían sus abuelas.