Antonio Ecarri es un "embajador” sin embajada. El representante en España del presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, recibe a DW en el barrio madrileño de Salamanca, en una oficina que un círculo de empresarios le ha cedido para llevar a cabo unas labores de representación diplomáticas atípicas y para las que el Derecho internacional no tiene respuestas muy claras. La legación chavista está lejos de esta acaudalada zona de Madrid que acoge otras muchas embajadas. A apenas unos metros de aquí, en la acera de enfrente, se encuentra el imponente edificio de Estados Unidos. Ecarri, proveniente del partido Acción Democrática, defiende en esta entrevista un endurecimiento de la presión al régimen del presidente venezolano, Nicolás Maduro.

DW: Después de semanas frenéticas, la coyuntura venezolana parece entrar en un "impasse”. ¿Cómo valora usted la situación actual?

Antonio Ecarri: Quien creía que esto se iba a lograr de manera fácil y rápida no conoce la realidad venezolana. La situación de crisis ha llegado al extremo de una emergencia humanitaria compleja. Pero la urgencia, la aspiración de que se resuelvan las cosas lo más rápido posible, lleva a algunos a creer que la salida también es rápida. En Venezuela esto no es fácil porque estamos ante un régimen, digamos, apuntalado por los fusiles. Y los fusiles están manejados, en la cúpula por lo menos, por gente que tiene los negocios más importantes del país. Es muy difícil debilitar eso.

Este 1 de mayo Guaidó ha convocado una gran marcha de protesta para exigir un cambio. ¿Qué espera conseguir con otra jornada de movilización?

Lo peor que se puede hacer en un régimen totalitario es quedarse en las casas. Hay que salir a la calle, la gente tiene que mostrar su protesta y no solo a efectos internos, sino también en otras partes del mundo. Aquí se está organizando un acto en la plaza Colón para mostrar la solidaridad de los venezolanos de la diáspora.

¿Qué deberían hacer países como España o Alemania, que reconocieron a Guaidó como presidente interino, para contribuir a encontrar una solución a esta situación de crisis?

España y Alemania, como otros países, deberían hacer causa común para, por una parte, profundizar las sanciones que se han venido estableciendo contra las más altas figuras del régimen. Estos países han logrado una cosa que solo tenía precedentes con el apartheid de Sudáfrica, que es ponerse de frente contra un régimen de oprobio como el que está viviendo Venezuela. Eso es algo que tenemos que agradecer, pero por supuesto querríamos que hubiera acciones más contundentes.

¿A qué se refiere con acciones más contundentes?

Que se reconozcan definitivamente a los embajadores de Venezuela, que no solamente sea un reconocimiento al Gobierno, sino también a su representación. Y que por supuesto terminen de declarar persona non grata a los embajadores usurpadores que se encuentran en estos países. De alguna manera, es un mantenimiento de una relación con ese Gobierno usurpador de Venezuela que no debería existir.

Las elecciones generales que se celebraron en España el domingo fueron un duro golpe para algunos de los sectores derechistas más beligerantes contra el chavismo. ¿Cree que afectarán al papel protagonista del país ibérico en la crisis venezolana?

Creo, en primer lugar, que las elecciones de ayer fueron un éxito para la democracia. Para nosotros, los venezolanos, es un motivo de envidia ver un proceso electoral sin manchas. Desde el punto de vista del sentido político, los partidos políticos españoles han demostrado solidaridad con nosotros por una razón, porque son demócratas. Los demócratas son solidarios con los demócratas. Y no vemos que la postura española hubiera cambiado si los resultados de las elecciones hubieran sido otros.

Washington reveló hace unas semanas que mantuvo conversaciones con Madrid sobre la posibilidad de que España se convirtiese en una suerte de refugio para algunos desertores del chavismo. ¿Cree usted que esto sería posible?

Lo que deseamos es que esta pesadilla en Venezuela termine lo más pronto posible. Aceptamos cualquier salida que ayude a ese proceso, sobre todo si impide que esto se resuelva de manera conflictiva. Ahora bien, lo que sí hay que decir es que una cosa es permitir la salida de Venezuela de figuras del régimen que no estén implicados en delitos de lesa humanidad, de corrupción, o de tráfico de drogas, y otra cosa es la impunidad.

¿Ha mantenido contactos con las autoridades españolas al respecto?

Ese tema no es algo que hayamos manejado nosotros.

Pese a los vaivenes políticos, España tiene y ha tenido grandes intereses económicos en Venezuela. El régimen de Maduro ha sido un importante cliente para la industria armamentística española. ¿Cree que estos intereses juegan en contra de su rol de mediador?

Yo creo que un país profundamente democrático como España jamás va a darle más importancia a los intereses económicos que a los intereses humanitarios.

Aquí hay quien critica que es lo que precisamente hace en sitios como Arabia Saudí.

Bueno, pero en nuestro caso no lo percibimos así. Además, España se ha dado cuenta de que la actitud del Gobierno venezolano no depende de la política española, ellos siempre van a perseguir al capital privado por su concepción estatista. Lo que creo que hay que hacer un cordón sanitario contra esta tiranía, como se hizo con Sudáfrica en su momento.

¿Le preocupa que sean países como España los que hayan armado a esa "tiranía”?

Es que creemos que la tiranía ha sido armada por cubanos. Es el régimen cubano el que tiene incluso tropas en cuarteles de Venezuela. Eso es lo que nosotros denunciamos.

España es el principal receptor de solicitudes de asilo de venezolanos en Europa. La tasa de concesión de este estatus sigue siendo no obstante muy baja. ¿Cree que Madrid todavía no se ha puesto las pilas al respecto?

Nosotros entendemos la situación de España, que no solo afronta la llegada de inmigración venezolana, sino también de África o Asia, y ellos intentan dar una respuesta dentro de sus posibilidades. Y han logrado algunos avances, como por ejemplo en lo relativo a los pasaportes vencidos, que han pasado a ser considerados como vigentes a efectos de procedimientos administrativos internos.

La coyuntura actual plantea numerosas dudas sobre la situación tanto de Guaidó y de sus representantes. ¿Le preocupa a usted quedarse en un limbo legal y político si todo este asunto no se resuelve pronto?

Para nada, creemos que esto se va a resolver, que se está resolviendo. Entendemos que nuestra situación como representantes del presidente es transitoria, pero esperamos que resuelva muy pronto, independientemente de lo que esté pasando en Venezuela. En Estados Unidos ya le dieron a nuestro representante el estatus de embajador, lo mismo ha pasado en Colombia.

¿Si nada pasa, si no se inicia ese "cese de la usurpación” que piden ustedes para dar comienzo a la transición hacia unas elecciones libres, qué puede hacer Guaidó?

No es Guaidó, es la sociedad venezolana. Esto no va de Guaidó contra Maduro. Es entre los demócratas y los usurpadores. El Gobierno de Maduro no tiene futuro. Ese Gobierno se va a caer, sea por las vías electorales y democráticas que nosotros pidamos o por cualquier otra vía. Y eso significa que esperamos que no sea así, porque no queremos que haya derramamiento de sangre, pero cuando un régimen como ese, una tiranía de esa naturaleza oprobiosa, se cierra a cal y canto a la democracia, puede pasar cualquier cosa.

(jov)

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