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Arte

Antonio Fernández: “Soy muy escéptico sobre el arte actual”

23 de octubre de 2018

El fotógrafo argentino Antonio Fernández, de paso por Berlín, presenta su obra experimental basada en narraciones de Julio Cortázar: “lo visible de lo invisible”. En DW habla sobre literatura y la degradación cultural.

Julio Cortázar – Sichtbares Unsichtbares | Antonio Fernández
Imagen: Settimio Presutto

El escritor argentino Julio Cortázar ha trascendido en el mundo no sólo por su labor literaria sino también por su figura tan llamativa. Un hombre que se destacaba en persona por su físico, debido en parte a la acromegalia que padecía, su voz tan particular, su compromiso político con la izquierda latinoamericana y su fotografía. Sobre esta última, él decía: "No sé si ustedes han oído hablar de su arte a un fotógrafo profesional; a mí siempre me ha sorprendido el que se exprese tal como podría hacerlo un cuentista en muchos aspectos.”

Antonio Fernández toma esta reflexión y la materializa en su reciente ensayo fotográfico, "Julio Cortázar – lo visible de lo invisible”, un fotomontaje surrealista y en friso que busca corporizar el movimiento de los ojos sobre las páginas de un libro, que estará hasta el 30 de noviembre en la biblioteca del Instituto Iberoamericano de Berlín.

El trabajo de preparación de este ensayo –el cual duró tres años y contó con la extensa colaboración del cineasta argentino Settimio Presutto- fue inspirado en el cuento Las babas del Diablo que, curiosamente, se inspira en la historia detrás de una fotografía. Fernández recuerda esta historia sobre el fotógrafo chileno Sergio Larraín, célebre por su participación en la cooperativa Magnum junto con Henri Cartier-Bresson. A fines de los años cincuenta, Larraín advirtió durante el revelado de una fotografía que había tomado en la catedral de Notre-Dame, que una pareja estaba haciendo el amor. Ignoraba él que al contarle la historia a Cortázar comenzaría una larga reacción en cadena que pasaría por obras como Blow-up (1966) de Antonioni y este ensayo que se estrena en Berlín.

Fernández habló con DW luego de la inauguración de su muestra. Sin dejar ningún tema por tocar, habla sobre su obra, la relación ética y estética en el arte y la falta de desarrollo cultural en el mundo actual.

DW: ¿Cómo nace este ensayo?

Antonio Fernández: Todo comenzó con querer traducir las palabras de los cuentos de Cortázar en fotografías. Comencé buscando lugares en Buenos Aires para hacer Las Babas del Diablo. Al poco tiempo una amiga me invitó a pasar una temporada en París por lo que aproveché para extender este trabajo a otras narraciones. Allí me puse a investigar lugares que se mencionan en el cuento pero que no existen con ese nombre, como la plaza Louis Aragon, -un ícono del surrealismo- que figura con otro nombre en la punta de una isla donde hay una placita íntima, (íntima por pequeña y no por recatada, pues da todo el pecho al río y al cielo).

El trabajo le llevó tres años de estudio y preparación al artista.Imagen: Antonio Fernández

¿Por qué decidió salirse del esquema tradicional y presentar las imágenes en friso?

Intenté traducir la literatura de Cortázar en imágenes. La literatura recrea un universo de sensaciones e imágenes en el interior de uno. No es como en la televisión ni en el cine. Es imaginación pura, nos da la libertad de interpretar con plena libertad.

Adopté el método de friso para salir del sistema tradicional que presenta las fotografías de manera individual. Busqué romper eso utilizando este friso continuo que emula el acto de leer. Así como nuestros ojos se desplazan por las palabras a través de las páginas de un libro, en esta muestra, el espectador debe hacer lo mismo con su cuerpo para leer las imágenes que, a primera vista, no parecen estar separadas sino ser parte de un continuo.

Uno lee y camina a su ritmo. Y si no comprendió algo puede retroceder y comenzar de vuelta. Propongo que se haga una lectura en el friso que le permita al espectador detenerse, volver y continuar. No pretendo agotar el cuento en un friso, sino que la persona que no lo conoce pueda disfrutarlo desde una primera lectura. No tengo la vanidad ni la pretensión de que todos conozcan la obra de Cortázar, pero sí que la puedan disfrutar como obra en sí misma independiente del relato.

Fernández busca traducir la literatura de Cortázar en fotografíasImagen: Antonio Fernández

Recién mencionó que esto no es "televisión ni cine”, sin embargo Cortázar debe ser uno de los escritores más cinematográficos de Latinoamérica…

Cortázar transmite una efervescencia de imágenes únicas. El problema es que son relatos complejos y hoy el cine, por ejemplo, es entretenimiento. No hay un movimiento de arte similar al de los años sesenta o setenta. Hoy ya sabemos cómo empiezan y terminan casi todas las películas que vemos. Cuentan las mismas historias con distinto vestuario y distinta escenografía.

Hoy en día no veo que exista un cine que indague. Quizás algunos cortometrajes, pero estos no llegan al gran público, el cual -creo yo- lamentablemente no tiene interés en estas cosas. Soy muy escéptico con respecto al estado de la cultura actual.  Estamos en una sociedad en la cual los medios de comunicación y la inmediatez de las noticias en conjunto con las redes sociales son una anestesia para pensar y tomar decisiones propias.

Cortázar era un escritor comprometido políticamente

Entre las muchas maneras de combatir la nada, una de las mejores es sacar fotografías, dice Cortázar.Imagen: Antonio Fernández

¿Cree que hoy en día faltan artistas a ese nivel?

Sí. Después de la guerra en Europa hasta artistas pop como Rita Pavone estaban comprometidos políticamente. Una canción como "Viva la pappa col pomodoro" que parece inocente en la superficie, está denunciando el hambre que había en Italia.

Creo que el arte y la cultura deben crear consciencia y hacer reflexionar. Es urgente que las personas piensen por sí mismas y no digieran lo que les dan servido. Se podría empezar viendo una obra de teatro o una película que lo haga reflexionar o una canción que lo interpele. Pero es difícil porque los medios de comunicación fomentan ese estado de "estupidización” general.

Por eso soy un poco pesimista, veo que esto avanza en vez de ser combatido y la educación no ayuda para nada. Por ejemplo, te subes al subte y casi todos están viendo las pantallas de sus celulares porque tienen que ocupar todo el espacio libre que se tenga. No queda espacio para pensar ni reflexionar. Terminamos de trabajar y prendemos el televisor. Ya no queda tiempo para el pensamiento. Por eso el arte debe parar esa avalancha y hacer reflexionar. Hoy en día no hay espacio en blanco porque eso genera angustia. El arte tiene que ocuparse de llenarlos para reflexionar y meditar. Y si eso no pasa, seremos siempre manejados.

(jov)

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