Alemania se prepara para enfrentar la primera huelga del sector público en 14 años. Los primeros en sentir el impacto de la protesta sindical serán los habitantes de Baden Württemberg, donde dejará de funcionar la recolección de basura, cerrarán sus puertas los jardines infantiles y también el personal de los hospitales suspenderá sus labores. Así lo indicó el sindicato del sector, Ver.di, uno de los más poderosos del país, anunciando que las huelgas indefinidas a nivel nacional comenzarán probablemente a mediados de febrero.

Los motivos de la pugna

La paralización de actividades apunta en contra de los planes de las administraciones locales y estados federados de prolongar la semana laboral en el área. El aumento previsto, de 38,5 a 40 horas, puede parecer a algunos un motivo demasiado débil como para declarar una huelga. Pero, a todas luces, los trabajadores del sector público no piensan así. Porque no sólo se trata de una pérdida de tiempo libre no compensada con aumentos de sueldo, sino también de una estrategia que los sindicatos consideran contraproducente en tiempos de altas tasas de desempleo.

De acuerdo con cifras entregadas por Ver.di, tan solo en el estado de Baden Württenberg el alargue de la jornada semanal de trabajo podría representar la pérdida de 6000 plazas laborales.

Los encargados de las finanzas a nivel regional y municipal replican que las arcas están vacías y que la "indignación" no sirve para acabar con los problemas financieros fiscales. También la canciller alemana, Angela Merkel, apeló a los trabajadores pidiéndoles comprender la necesidad de tomar medidas para consolidar los presupuestos.