Pocas cosas temen tanto los cubanos como el regreso de esos días sombríos de la crisis de los años 90 que el oficialismo bautizó con el eufemismo de "Período Especial", dice Yoani Sánchez.
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Como un trauma nacional, aquellos largos cortes eléctricos, el transporte público colapsado y los estantes vacíos de los mercados se han quedado grabados en la memoria de varias generaciones. Por estos días, las imágenes de oscuridad y caos que salen de Venezuela avivan nuevamente ese fantasma en la Isla.
En el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, la gente anda a tientas, cocina la comida apurada para evitar que se le eche a perder por falta de refrigeración y 21 pacientes han muerto en los hospitales por falta de fluido eléctrico, según la ONG Médico por la Salud. La inseguridad en las calles se agrava con la falta de servicio eléctrico y la falta de cobertura móvil mantiene incomunicadas a cientos de miles de familias. La situación no puede ser más simbólica, como si una larga noche se hubiera terminado por cernir sobre el país.
El Palacio de Miraflores culpa de la falla a un descomunal ataque de sus enemigos internos con "el apoyo y la asistencia de Estados Unidos" y dice tener pruebas que presentará ante Naciones unidas. Pero lo cierto es que desde hace una década, los apagones se han vuelto un escenario común en Venezuela y se han ido acumulando las voces de alarma que advierten sobre el deterioro de la red eléctrica. Los primeros testimonios y reportes que van saliendo indican que lo que comenzó el pasado jueves tiene más de desastre anunciado que de golpe desestabilizador.
Como un gigante herido en el talón, el país sudamericano está viviendo momentos que pocos hubieran podido imaginar hace dos décadas, cuando millones de venezolanos auparon a Hugo Chávez para que llegara a la presidencia de la República y comenzara un proceso renovador que derivó en el actual régimen de Nicolás Maduro, criticado por los organismos internacionales, repudiado por buena parte de la población y considerado por otros como "un traidor" del chavismo.
En estos días difíciles, en lugar de implementar un efectivo mecanismo de emergencia y de brindar información transparente de en qué punto se encuentran los arreglos del sistema eléctrico, Maduro ha preferido asumir el guión de la víctima, aprovechar la ocasión para lanzar consignas políticas y refugiarse en el secretismo. Por su parte, la Asamblea Nacional, con Juan Guaidó al frente, determinó cortar todo el suministro de petróleo a Cuba y convocar a manifestaciones contra quien llaman "el usurpador".
En la Plaza de la Revolución de La Habana la tensión crece, debido a que la crisis económica interna se profundiza y aumenta ahora la amenaza de perder las partidas petroleras que, a pesar de haber menguado en los últimos años, siguen llegando a la Isla desde Venezuela. Pero a lo que más teme el oficialismo cubano es a la reacción de la gente, a cómo van a comportarse los ciudadanos si el Período Especial regresa, no como una fantasma sino como una realidad.
(jov)
Los problemas de La Habana, "Ciudad Maravilla"
La capital cubana se enfrenta a una serie compleja de asignaturas pendientes en lo que respecta a su rescate urbanístico.
Imagen: DW/A. Valle
Los problemas de la Ciudad Maravilla
Este 2016 La Habana recibió el título de “Ciudad Maravilla”, elegida por miles de personas entre las siete ciudades a visitar, en el tercer concurso anual que convoca la fundación suiza New7Wonders. ¿Razones?: Su “atractivo mítico, lo cálido y acogedor de su ambiente, y el carisma y jovialidad de sus habitantes”. Pero, ¿qué problemas ven los urbanistas y arquitectos en esa Ciudad Maravilla?
Imagen: DW/A. Valle
Primer problema: Grave situación del Fondo Habitacional
El último censo de la población y la vivienda reveló que apenas el 61% de ese fondo se encuentra en buen estado, y el resto estaba en regular o mala condición. A finales de 2015, La Habana tenía 33.900 familias (133.900 personas) que estaban albergadas o vivían en locales en estado crítico, o no tenían dónde vivir.
Imagen: DW/A. Valle
Segundo problema: Altos niveles de insalubridad
En La Habana, con 2,2 millones de habitantes y deficientes servicios básicos de abastecimiento de agua potable y recogida de desechos líquidos y sólidos, se multiplican los basureros, crece el número de salideros de aguas albañales y empeoran las condiciones sanitarias en las viviendas, ocasionando así sucesivas epidemias de dengue, cólera, rabia o leptospirosis.
Imagen: DW/A. Valle
Tercer problema: Pérdida de la tipicidad de los barrios
Desde su fundación, los barrios en La Habana eran arquitectónica y urbanísticamente
diferenciables. El deterioro por la cercanía al mar, paso de ciclones y extensas temporadas lluviosas, la falta de reparación y del control técnico en las nuevas edificaciones, provocan numerosos derrumbamientos que desfiguran los rostros múltiples de la ciudad.
Imagen: DW/A. Valle
Cuarto problema: Desaparición de los espacios verdes
Salvo en sitios específicos de algunos barrios, La Habana es una ciudad sin árboles.
Originalmente se alternaban espacios arbolados, ríos, parques verdes y estilos arquitectónicos distintos, pero la desatención y la necesidad de cubrir arbitrariamente el crecimiento de la población, han hecho desaparecer más del 60% del verde original habanero.
Imagen: DW/A. Valle
Quinto problema: Superpoblación
"El reto del futuro va a ser resolver el gigantesco problema de una ciudad con un tamaño físico para 1.400.000 habitantes, en la cual ahora viven 2.100.000", dijo hace unos años Nicolás Quintana, considerado el Patriarca de la Arquitectura y el
Urbanismo en Cuba. Hoy son 2,2 millones, y cerca de un millón de población flotante.
Imagen: DW/A. Valle
Sexto problema: Contaminación ambiental
Aunque no se llegue a la altura de otras capitales latinoamericanas, especialistas de la Academia de Ciencias alertan de los preocupantes niveles de la contaminación del aire. Las industrias y asentamientos urbanísticos, las tecnologías atrasadas del transporte y la producción, y la baja calidad del saneamiento básico contaminan cada vez más las aguas de ríos y bahías.
Imagen: DW/A. Valle
Séptimo problema: Rescate de la historia
El VII Congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, en 2014, alertaba sobre la necesidad de rescatar los sitios históricos de la ciudad que se perdían por el deterioro, los derrumbes y la falta de conciencia histórica. En la foto, la esquina de Prado y Neptuno, inmortalizada en el famoso Cha-Cha-Chá "La Engañadora" de Enrique Jorrín.
Imagen: DW/A. Valle
Octavo problema: Infraestructura vial deteriorada
El deterioro de calles, avenidas y carreteras es cada vez más alarmante. Las únicas grandes reparaciones de algunas de las vías principales de la ciudad fueron en 1998 y 2012, con las respectivas visitas de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Por ello los habaneros se refieren a esas calles reparadas como "La Ruta de los Papas".
Imagen: DW/A. Valle
Noveno problema: Turismo versus "habanidad"
En 2002 el arquitecto Mario Coyula advertía que la permisibilidad oficial a empresas turísticas extranjeras o nacionales propiciara la pérdida de "lo habanero" y afectara las costumbres e historia del pueblo. En la foto, el edificio en la Plaza Vieja de los propietarios negados a ceder sus casas al proyecto de reconstrucción turística de La Habana Vieja.
Imagen: DW/A. Valle
Décimo problema: Canalización hidráulica antigua
Cuba y Kuwait firmaron en 2015 tres convenios para el financiamiento con 21 millones de dólares del Proyecto de Rehabilitación de las Redes de Acueducto y Alcantarillado de La Habana. Actualmente se pierde más del 30% de toda el agua que se destina a la ciudad, debido aldeterioro de esas redes (Acueducto de Albear) construidas en 1893.
Imagen: DW/A. Valle
No hundirse en sus ruinas
El "Plan Maestro para La Habana del Siglo XXI", idea del arquitecto y urbanista Julio César Pérez Hernández propone encauzar proyectos y propuestas para cada barrio, zona o lugar, como vía segura de lograr una urbe contemporánea que honre su condición histórica, exprese su devenir y arribe a un futuro glorioso donde hoy la ciudad empobrecida no se hunda nunca más en sus ruinas.