Apagan la central nuclear de Three Mile Island en EE. UU.
21 de septiembre de 2019
Conocido como el Chernobil estadounidense, uno de sus reactores se fundió en marzo de 1979 en el peor accidente nuclear de la historia de Estados Unidos. El desmantelamiento no comenzará hasta 2074.
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El último reactor de la central nuclear Three Mile Island, en Pensilvania, fue apagado este viernes (20.09.2019), marcando el final de la operación de neutralización del sitio que fue escenario del peor accidente nuclear civil en la historia de Estados Unidos. El reactor 1 de la planta, que entró en servicio en septiembre de 1974, fue clausurado al mediodía, hora local, según Exelon, la empresa propietaria de la planta.
En las próximas semanas, el personal de la planta vaciará el combustible del reactor para almacenarlo en una piscina construida para ello. Luego se desmantelará ese sitio a orillas del río Susquehanna, a unos 150 km de las ciudades de Filadelfia y Baltimore, dijo Exelon. Si bien los residentes querían que se cerrara el reactor, muchos funcionarios de Pensilvania intentaron infructuosamente salvarlo. "En un momento en que la sociedad pide más energía limpia para responder al cambio climático, es lamentable que la legislación estatal (de Pensilvania) no respalde la explotación de esta fuente segura y confiable de energía no renovable", dijo Bryan Hanson, vicepresidente y jefe de energía nuclear de Exelon, citado en un comunicado.
El 28 de marzo de 1979, a solo un año de estar servicio, la usina sufrió un problema de enfriamiento que dañó el reactor. El problema no causó víctimas pero obligó a evacuar a 140.000 personas, generó la clausura del reactor fusionado, retrasó seis meses la reapertura del otro y lanzó un debate sobre la peligrosidad de las usinas nucleares. Desde aquel accidente, clasificado de nivel 5 en la escala internacional de eventos nucleares (que tiene 7, en el que se ubicó la catástrofe de Chernobil en 1986), no se han construido nuevas centrales nucleares en Estados Unidos.
A pesar de tener una licencia para operar el reactor hasta 2034, Exelon decidió clausurarlo prematuramente porque el sitio había mantenido una actividad deficitaria durante muchos años. El desmantelamiento de los componentes principales, incluidas las torres de enfriamiento, no comenzará hasta 2074, un siglo después del estreno de la puesta en servicio.
lgc (efe/ap/afp)
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Tras Fukushima, ¿adiós a la energía nuclear?
La catástrofe nuclear de Fukushima ocurrida hace seis años tuvo consecuencias desastrosas para muchas personas, para Japón y para la industria atómica. ¿Sigue teniendo futuro esta tecnología de riesgo o está superada?
Imagen: UN Photo/IAEA/Greg Webb
Más radiactividad que una bomba atómica
En marzo de 2011, tras varios terremotos y un tsunami, se produce fusión del núcleo en tres centrales atómicas y explosiones de hidrógeno en cuatro de ellas. Para muchas personas, esa posibilidad era inimaginable. Tras el accidente, fue liberado Cesio 137 en cantidad 500 veces superior al de la bomba de Hiroshima.
Imagen: picture alliance/dpa/Abc Tv
Enormes costos y daños
Las consecuencias de la catástrofe son inmensas. Según cifras del Gobierno japonés, los costos ascienden a unos 21.5 billones de yenes, es decir, unos 177 mil millones de euros. A ello hay que añadir el sufrimiento humano y los daños que la radiactividad ha causado a otros países.
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El Pacífico seguirá contaminado
Sobre todo están contaminadas las aguas del subsuelo. Una parte se bombea hacia afuera y la otra acaba desembocando en el Pacífico.
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Cáncer de tiroides 20 veces más frecuente
Dentro de la tragedia, Japón tuvo suerte. El viento arrastró la radiactividad en dirección al mar, por lo que, de esta manera, los 50 millones de personas que viven en Tokio quedaron a resguardo. Pero la región de Fukushima quedó muy contaminada. 200.000 personas perdieron su hogar y se diagnostica cáncer de tiroides en niños con una frecuencia veinte veces mayor que la habitual.
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La mayoría contra la energía atómica
De los antiguos 54 reactores, funcionan ahora solamente dos. El Gobierno se sigue aferrando a la energía atómica y trata de reactivar algunos reactores, pero las regiones afectadas se oponen a ello. Hasta ahora, con éxito.
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Profunda crisis en la industria atómica
Seis años después de la catástrofe, los consorcios de energía atómica atraviesan una profunda crisis. Tanto en Japón, como en Estados Unidos o Francia sólo obtienen pérdidas, no se venden más centrales nucleares y los planes para construirlas sufren retrasos.
Imagen: Reuters
Un desastre no exportable
Francia depositó grandes esperanzas en una central de nueva generación, el reactor de agua a presión europeo (EPR por sus siglas en inglés). Al parecer, es más seguro, exportable y tendría que haber inicado su funcionamiento en 2012 en Flamanville. Pero no se inaugurará hasta 2018 y costará más de 10 mil millones de euros, tres veces más de lo previsto.
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¿Construye Reino Unido una central atómica?
Reino Unido lleva años planeando la construcción de dos reactores EPR en Hinkley Point. Se estima que los costos rondarán los 33 mil millones de euros y que estará lista en 2019. El proyecto suscita muchas dudas, pues esta energía será mucho más cara que la solar y la eólica y, sin masivas subvenciones, no sería competitiva.
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Centrales, ni regaladas
Hubo un día que las centrales atómicas eran algo lucrativo. Pero muchas instalaciones se han quedado anticuadas, hay que repararlas y únicamente producen pérdidas. Por ese motivo, el consorcio suizo Alpig quería regalar sus dos centrales atómicas, que superan las tres décadas de vida, a la energética francesa Edf. El obsequio fue rechazado.
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El apagado nuclear en Alemania sigue adelante
Alemania decidió acabar con la energía nuclear tras la catástrofe de Fukushima. Hasta el momento, se han apagado nueve reactores. Los ocho restantes lo harán de aquí a 2022. Los consorcios pagan 23.000 millones de euros a un fondo estatal para financiar los costos de la basura nuclear. Pero el Estado no contribuirá a financiar el caro desmantelamiento de las centrales nucleares.
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Aumenta el miedo a un accidente nuclear
En la Unión Europea y Suiza siguen funcionando 132 reactores. Estaban pensados para tener una vida de entre 30 y 35 años. De media, tienen 32 años. Se producen cada vez más averías en sus instalaciones y se conocen deficiencias en su seguridad. Todo ello indica que es hora de que se produzca su apagado, porque la actual situación es como una ruleta rusa.