Apagones nucleares post Fuskushima pueden salir caros a Alemania
1 de abril de 2011Hasta mediados de junio se extiende la moratoria de tres meses impuesta por el Gobierno de Ángela Merkel a su propio plan para prolongar por una media de 12 años la vida útil de los reactores nucleares alemanes.
La prolongación fue aprobada por la coalición de conservadores y liberales hace apenas seis meses, pese a protestas de ecologistas y opositores. Pero tras el accidente nuclear en la planta japonesa de Fukushima, el Ejecutivo reaccionó con la moratoria y el apagón temporal de las siete plantas más antiguas del territorio nacional (fabricadas antes de 1980). Una octava, la de Krümmel en el norte del país, está fuera de servicio, por desperfectos, desde 2007.
La moratoria del Gobierno condiciona el futuro funcionamiento de las plantas nucleares en Alemania a que éstas pasen con éxito algunas pruebas de estrés que deben demostrar su seguridad. Desde las filas de la oposición ecologista –y hasta desde las de los propios conservadores y liberales gobernantes– crece la presión política por dejar definitivamente apagadas las plantas que ya lo están, además de acelerar el apagón nuclear del resto.
Pero la industria ha decidido ahora abrir su propio frente de batalla: RWE, la segunda empresa proveedora de energía en el país, acude a tribunales para poner en duda la legalidad del apagón de su planta Biblis A, al sur de Fráncfort del Meno. RWE –que, según estimados, pierde cada día ganancias por alrededor de 1 millón de euros– aspira a una indemnización.
RWE vs. Alemania: ¿y el sustento legal?
La demanda de RWE se dirige contra las autoridades de inspección del estado federado de Hesse que ordenaron la salida de funcionamiento por tres meses de Biblis A. El gigante energético argumenta con la presunta falta de sustento legal de la moratoria gubernamental, pues “las centrales nucleares alemanas cumplen con los estándares de seguridad vigentes”.
La empresa dice apoyar las adicionales pruebas de estrés dispuestas por el Gobierno, pero quiere hacer valer también los intereses económicos de sus accionarios. Y los juristas del Tribunal Administrativo de Kassel, donde fue impuesta la queja, le auguran buenas oportunidades de ganar esta pelea. El argumento contra el Ejecutivo parece válido.
Y aunque RWE tampoco las tiene todas consigo en Biblis A, pues la central no está suficientemente asegurada contra accidentes aéreos, si la empresa sale airosa, la aplicación de la moratoria a la prolongación de la actividad nuclear en el resto de los reactores germanos estaría en juego. Además, la República Federal de Alemania tendría que responder con enormes reparaciones de pérdidas.
Verdes empujan, Gobierno cede…
Desde la oposición, la líder parlamentaria de Los Verdes, Renate Künast, acusa al ministro de Medio Ambiente, Norbert Röttgen, del gobernante CDU, de haberse “dormido en los laureles” en vez de ordenar el apagón definitivo de las más antiguas plantas alemanas. Esto le habría dado a RWE la posibilidad de imponer una demanda por el apagón temporal de Biblis A, dijo Künast a la televisión local.
El jefe del grupo parlamentario conservador del CDU, Volker Kauder, insistió en que la coalición de Gobierno de conservadores y liberales quiere acelerar el apagón nuclear generalizado de Alemania. Y si bien fue este mismo Ejecutivo el que aseguró hace medio año la seguridad de las centrales alemanas, ahora Kauder prevé que tras las pruebas de estrés, algunas plantas quedarán definitivamente fuera del juego.
Pruebas de seguridad y ética corporativa…
Por el momento, RWE se enfrenta sola al Gobierno federal, así que ha decidido suavizar su tono anunciando, al menos, que no echará a andar Biblis A hasta tanto no tenga los resultados de su reclamación. Su principal competidor, E.ON, ha apostado por proyectarse como corporación responsable y aseguró que desiste de recurrir a tribunales: “queremos participar con argumentos en la discusión sobre el futuro de la energía nuclear (en Alemania), no con peleas jurídicas”, explicó un vocero.
La demanda de RWE se ha robado la atención de la opinión pública y políticos alemanes, echando a un lado la discusión sobre el contenido de las medidas anunciadas por el Gobierno. En este momento, se trata de verificar, por ejemplo, los efectos que tendría la caída de cualquiera de las aeronaves mundialmente en uso sobre una instalación atómica germana, en el marco de un supuesto ataque terrorista, indicó el presidente de la Comisión de Seguridad Nuclear, Rudolf Wieland, en Berlín.
El ministro de Medio Ambiente, Röttgen, anunció que se comprobarán las 17 plantas que posee el país y espera llegar a una política energética consensuada con todos los partidos para mediados de junio.
Autor: Herbert Peckmann / Rosa Muñoz Lima (agencias)
Editor: Enrique López Magallón