Argentina: activista rohinyá presenta denuncia por genocidio
14 de noviembre de 2019
Tun Khin pidió en los juzgados argentinos que se castigue a las autoridades de Birmania por las masacres, de 2016 y 2017, contra la minoría musulmana rohinyá.
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La denuncia por genocidio que hace el pueblo rohinyá contra autoridades militares y civiles de Birmania, incluida la premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, puede tomar un nuevo rumbo con el "histórico caso" que se presentó este miércoles (13.11.2019) en Argentina, país que ha tomado causas extranjeras bajo el Principio de Justicia Universal.
Varios organismos de derechos humanos han denunciado, durante años, que el pueblo rohinyá está sometido a matanzas, violaciones, torturas y desapariciones forzadas de personas. Todos estos crímenes fueron detallados en la demanda presentada ante la Justicia argentina. La causa legal que ahora quedó en manos del Juzgado N°1 de la Cámara Criminal y Correccional argentina, que debe decidir si la acepta, involucra a la consejera de Estado birmana, Suu Kyi como "cómplice del genocidio en marcha".
Operaciones de limpieza étnica
En un documento divulgado a la prensa, la Organización de Rohinyá de Birmania en Reino Unido (Brouk, por su sigla en inglés) destaca que, en 2016 y 2017, las fuerzas de seguridad y sus representantes lanzaron "operaciones de limpieza" contra esa etnia, lo que implicó el asesinato poblaciones enteras.
El texto también alerta que en Myanmar, también conocida como Birmania, hay unas 600.000 personas rohinyás en situación de peligro y otras 800.000 personas que "se encuentran varadas en campos de concentración en Bangladesh”. El escrito asegura que miles de rohinyás "están atrapados en una prisión virtual al aire libre donde a menudo no pueden acceder a servicios básicos como educación y salud" y les es denegada efectivamente la ciudadanía, así como enfrentan "severas restricciones a su libertad de movimiento".
"Esto va a ser un caso histórico y un hito para los rohinyá, porque hemos visto que la comunidad internacional está hablando y los medios han estado mostrando el caso de los rohinyás durante muchos años, pero no hemos visto ninguna acción de justicia ni responsabilidades", dijo Tun Khin, el presidente de Brouk.
Argentina como Sede
A su entrada a los juzgados, Tun Khin, quien reside en Londres, recalcó que han elegido el país sudamericano para presentar la denuncia porque durante la historia "han tomado muchos casos de jurisdicción universal".
El abogado de derechos humanos argentino Tomás Ojea, que representa a la organización rohinyá en la denuncia y fue relator de las Naciones Unidas sobre los acontecimientos en Myanmar entre 2008 y 2014, especificó que si se acepta la denuncia penal "sería la primera vez que los perpetradores, los autores materiales pero también las figuras políticas van a ser investigadas y sometidas a la Justicia". Acompañan también a la causa organizaciones humanitarias como Abuelas de Plaza de Mayo y la Fundación Servicio Paz y Justicia que encabeza el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.
ama (efe, dpa)
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Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.