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Argentina debate en el Congreso la legalización del aborto

Diego González
8 de diciembre de 2020

El debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo vuelve al Congreso en Argentina, incluyendo un proyecto de apoyo a las mujeres que den a luz. El desenlace sigue siendo incierto.

Argentinien Demo am Frauentag für legale Abtreibung und gegen Gewalt an Frauen
Imagen: AFP/R. Schemidt

La propuesta que se votará en diputados el jueves (10.12.2020) llega del Poder Ejecutivo y consta de dos proyectos: uno que regula la interrupción voluntaria del embarazo y la atención postaborto; y otro que se llama "Mil Días” y propone una serie de medidas para acompañar a las mujeres que deciden seguir adelante con un proyecto de maternidad.

El proyecto principal que envió el Ejecutivo regula que las mujeres y "otras identidades con capacidad de gestar” puedan acceder a la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 y a la atención postaborto para evitar muertes. La norma establece que, desde el requerimiento hasta su realización, no pueden pasar más de 10 días. Además, se deberá asegurar un trato digno, privacidad, confidencialidad, autonomía de la voluntad y acceso a la información. Por último, el texto subraya el derecho a recibir educación sexual integral y a métodos anticonceptivos para prevenir embarazos no deseados.

En rigor, en la Argentina el aborto está despenalizado desde 1921 por causales: es decir, en los casos en que el embarazo fuera producto de una violación o pusiera en riesgo la salud integral de la persona gestante. Este aspecto continuará siendo así. Lo que el nuevo proyecto legaliza y enfoca desde la salud pública es la posibilidad de interrumpir voluntariamente el embarazo. Además, realiza modificaciones en el Código Penal. 

Por otro lado, el proyecto del "plan Mil Dias” crea una nueva Asignación por Cuidado de Salud Integral, amplía otras asignaciones y prevé la provisión pública y gratuita de insumos esenciales durante el embarazo y la primera infancia. Además, crea el Sistema de Alerta Temprana de Nacimientos y el Certificado de Hechos Vitales para garantizar el derecho a la identidad de las niñas y niños.

El debate

Se trata de un debate que atraviesa a la sociedad argentina desde hace tiempo: la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito cumplió ya quince años. El símbolo que la identifica es el pañuelo verde. Del otro lado, aquellos que se oponen usan un pañuelo celeste y se agrupan bajo la consigna: "salvemos las dos vidas”. 

En 2018, el gobierno de Mauricio Macri habilitó el debate parlamentario y dio libertad de acción a sus propios congresistas para que votaran de acuerdo a sus conciencias, aunque él personalmente se pronunció en contra. En aquel momento el proyecto fue aprobado en la Cámara de Diputados pero se frenó en el Senado.

De cara a las elecciones de 2019, en campaña por su reelección, Macri ratificó su posición. Del otro lado, su por entonces contrincante y actual presidente Alberto Fernández, prometió que en su gestión impulsaría el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. 

En este nuevo contexto, la Directora Ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina, Mariela Belski, asegura en diálogo con DW: "Los derechos sexuales y reproductivos, incluido el derecho al aborto, son fundamentales para la realización plena de todos los demás derechos humanos”. 

Una de las referentas de los sectores que se oponen al proyecto es la ex diputada y reciente candidata a la vicepresidencia, Cynthia Hotton. Para ella, la vida existe desde la concepción. "Argentina es un país federal y esta es una agenda de las clases más altas y de las grandes ciudades”, sostiene. Dice que "del otro lado está muy ideologizado el debate”. 

La estrategia del gobierno fue enviar al Congreso los dos proyectos juntos. Así lo analiza Belski: "Así responde a las demandas, tanto del sector pro aborto como del sector "pro vida”. De alguna manera, el envío de ambos proyectos da menos posibilidades a quienes se oponen a reclamar algo que resonó mucho en el año 2018, que era por qué no se trabajaba una ley que ayudara a continuar con los embarazos de quienes lo desean, con un Estado más presente y que brinde cuidado y protección durante el embarazo de la mujer y el nacimiento del hijo o de la hija en el desarrollo de la primera infancia. Este proyecto de 1000 días hace exactamente eso y conforma a ambas posiciones”, señala.

Efectivamente, Hotton ve con buenos ojos esta segunda iniciativa, aunque subraya algunos bemoles: "Lo presentamos nosotros ese proyecto”, dice. Y agrega: "Cuando fui diputada decíamos que la respuesta a un embarazo no deseado tiene que ser un Estado que acompañe a esa mujer. Que el chico nazca y que de última se lo dé en adopción si no lo quiere tener. Este gobierno cree que dando un poco de plata se resuelve todo. Está bien el proyecto, pero no es completo. Una cosa no compensa a la otra”, denuncia la dirigenta, ligada al evangelismo.

Manifestación contra el aborto, en Buenos Aires.Imagen: Matias Baglietto/REUTERS

El Congreso

La propuesta se votará en diputados exactamente cuando se cumple el primer año desde la asunción de Fernández, quien -de sancionarse- cumpliría con una de sus promesas de campaña. Sin embargo, el mayor desafío será que la propuesta sea aprobada en el Senado. Al contemplar el momento político, Hotton sostiene que "tratarlo en este momento en el que hay una crisis sanitaria y económica terrible, claramente demuestra o una irresponsabilidad o una necesidad de entretenernos con un debate que no nos lleva a ningún lado”. 

Por su parte, Belski destaca el rol que las iglesias tienen en el país: "Argentina es un país donde la Iglesia tiene un fuerte poder. Menos que en otros países de América Latina, pero en esta región la Iglesia pesa. Asimismo, tenemos un Papa que es argentino. Y por alguna razón, el Papa tiene preocupación de que el país de donde él viene despenalice el aborto. Es paradójico, porque cuando el Papa deja de ser Bergoglio es un Papa mundial y no he visto que haya enviado una carta a Nueva Zelanda cuando recientemente despenalizó el aborto. Pero sí lo hizo en este país estos días. La influencia del Papa en este país es fuerte. Y los políticos tienen siempre interés en tener buen vínculo con el Papa”.

Uno de los principales adversarios de la iglesia católica en Argentina (y en América Latina) es el creciente movimiento evangélico. Si bien es cierto que en el país no se ha comprobado que exista un voto confesional, estas iglesias año tras año van ganando influencia. Resulta un dato clave que, de cara a este debate, varios de los grupos evangélicos como católicos eligieron unificar agendas para oponerse en conjunto. Por todo esto, el resultado de esta votación es todavía una incógnita.

(er)

 

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