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Argentina: ¿Debilitó la movilización a Milei?

Tobias Käufer
25 de enero de 2024

Tras la huelga general y la movilización en Argentina, gobierno y oposición hacen balance. La pugna queda ahora en manos del Congreso. Para ambos bandos hay mucho en juego, lo que podría conducir a entendimientos.

Manifestantes llevan un cartel en que se ve una motosierra sobre un libro con los símbolos de Argentina.
Manifestación contra la "motosierra" de reformas económicas de Milei.Imagen: Mariano Campetella

Para los sindicatos argentinos, la jornada de este miércoles (24.01.24) fue un éxito. Cientos de miles de personas salieron a las calles en todo el país a protestar contra los planes del presidente Javier Milei. Las imágenes surtirán su efecto. Tras la dura derrota electoral, también los peronistas se sienten reafirmados.

Los sindicatos siguen siendo un poderoso factor político en Argentina, aunque no hayan podido movilizar a todo el país.

Muchos pararon, pero no todos

"Me convocó mi sindicato y me convocó la realidad que nos golpea a todos y a todas, me convocó a luchar contra ese gobierno y a defender nuestros derechos”, dijo a DW la manifestante Victoria Santoro, quien se mostró satisfecha: "La vi muy masiva, superó mis expectativas. También vi a mucha gente que ha votado al gobierno, y eso me parece muy positivo”.

Pero también el gobierno puede consignar un éxito parcial. No todo el país salió a las calles. No obstante, sería exagerado hablar de un fracaso de la huelga, como lo hizo la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

Victoria Santoro, en la manifestación.Imagen: Mariano Campetella

La protesta apuntó contra los recortes, los planes de privatización y el propósito de desregulación plasmados en la llamada "Ley ómnibus” (o Ley de Base), que está siendo objeto de negociaciones en el Congreso.

Críticas a Milei

"Los sindicatos están representando hoy a una mayoría social mucho más amplia y está plenamente justificada su protesta, porque el gobierno está empujando al país a una severa crisis económica y social”, opinó en conversación con DW Ricardo Aronskind, economista de la Universidad Nacional General Sarmiento.

A su juicio, "un gobierno que no sea este -que es un gobierno neoliberal extremista, anti-Estado y antiregulaciones- lo que tendría que hacer es fomentar una fuerte política exportadora diversificada, tanto Industrial como agropecuaria, de materias primas y productos elaborados. Y vincular ese dinamismo exportador con una mejora distributiva en el mercado interno, que reduzca la pobreza y la marginalidad”. Pero el académico considera que "para eso se requiere un Estado muy activo en resolver los desequilibrios macroeconómicos y promover una estructura productiva mas compleja”.

Apoyo a Milei

Agustín Etchebarne, de la fundación Libertad y Progreso, contrapone que "el presidente Milei está encarando una reforma muy profunda que incluye múltiples desafíos”. Plantea que el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y la Ley de Bases podrían incrementar considerablemente las libertades económicas en Argentina, pero eso sería solo el comienzo: "Hay que solucionar el grave problema de los pasivos del Banco Central para poderlo estabilizar, bajar la inflación y liberar el tipo de cambio, o dolarizar”.

Etchebarne espera mejoras perceptibles para el segundo semestre.

Agustín Etchebarne, economista de la fundación Libertad y Progreso.Imagen: Tobias Käufer

Los frentes están definidos, pero no necesariamente se han endurecido, mientras en el Congreso se discute la "Ley ómnibus”. El gobierno sigue creyendo tener el respaldo de la mayoría silenciosa, y la oposición cree en una lenta recuperación de fuerza.

¿Posibilidad de acuerdo?

Tras la medición de fuerzas en todo el país, la palabra la tienen ahora nuevamente los políticos. Para ambos bandos hay mucho en juego, lo que podría hablar a favor de un entendimiento. Posteriormente, mucho quedaría en manos de aquellas fuerzas en las que Milei cree casi a ciegas: las del mercado.

Milei ya ha anunciado un año duro a sus compatriotas. La huelga general dejó en evidencia que, si no se ve pronto luz al final del túnel, podrían salir a las calles más personas que las que están organizadas en sindicatos.

(ers/cp)

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