La reciente publicación "Desaparecidos y asesinados", de la Fundación Elisabeth Käsemann, pone el énfasis en las historias y los sueños truncos de las víctimas de origen europeo del centro clandestino El Vesubio.
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Un libro contra el olvido. Y que muestre el rostro humano de las víctimas, sus historias y sus sueños truncos. Y que contribuya a la búsqueda de verdad y justicia.
Con estos objetivos, vio la luz la publicación de la fundación alemana Elisabeth Käsemann "Desaparecidos y asesinados, víctimas europeas del centro clandestino de detención y tortura El Vesubio en Argentina”.
"A través de anécdotas y descripciones de sus vidas, nos propusimos retratar la identidad vivencial de estas personas que, por sus convicciones políticas y sociales, perdieron su vida en un centro clandestino de detención y tortura durante la dictadura militar en Argentina, entre 1976 y 1983”, explica Luisa Wettengel, integrante del Consejo Consultor de la Fundación Käsemann, en diálogo con DW desde la capital argentina.
La obra, editada en simultáneo en español y alemán, se propone "abrir una dimensión humana a los estrictos datos jurídicos de estos hombres y mujeres, registrados en actas de los juicios a los perpetradores de su muerte”, remarca Wettengel, cuyo hermano Máximo se cuenta entre los desaparecidos de la dictadura argentina.
La última postal
Así, puede leerse la última postal que la joven alemana Elisabeth Käsemann le escribiera a su sobrina Dorothee, entonces de 10 años, el día anterior a ser secuestrada.
"Espero que pronto me cuentes exactamente cómo te va. Hagamos un pacto: ¡Tú me escribes y yo te escribo! ¿De acuerdo? Con todo mi amor, tu tía Elisabeth”, consignaba la misiva.
Elisabeth fue asesinada en 1977 a sus 30 años de edad. Aquella niña, su sobrina Dorothee Weitbrecht, es la fundadora y presidenta de la Fundación que lleva el nombre de su tristemente célebre tía, víctima de la dictadura argentina.
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Una historia, varios países
El libro recorre la vida de las diez víctimas de origen europeo (de Alemania, Austria, Francia e Italia) del centro de detención y tortura El Vesubio, ubicado en la provincia de Buenos Aires, justo al lado de la autopista que conduce al aeropuerto internacional de Ezeiza, y por el que se calcula pasaron más de 2.500 personas.
"Queremos que la publicación sirva para concienciar a los lectores que la historia de las dictaduras, los regímenes autoritarios y los conflictos, en la mayoría de los casos, también afecta la historia de otros países”, indica Dorothee Weitbrecht, también historiadora, en entrevista con DW desde la ciudad alemana de Stuttgart.
"Sin la confrontación social y política con un pasado en el que se produjeron injusticias, falta una importante contribución a un futuro democrático y orientado en valores”, pone en perspectiva Weitbrecht.
Y en el mismo sentido: "Tanto Argentina como Alemania se enfrentan a un pasado difícil. Ambos países están superando sus traumas de manera individual. En el caso de este libro, sin embargo, las historias de Argentina y Alemania se entrecruzan”, puntualiza Friso Maecker, director del Instituto Goethe de Buenos Aires, donde tuvo lugar la presentación de la versión en español del libro, presentado en modalidad e-book en este idioma.
"Cepillar la historia a contrapelo"
La obra, asimismo, se adentra también en el estado de las acciones judiciales en los diferentes países implicados en los trágicos hechos. Y es reconocida como un gran aporte para el esclarecimiento de lo acontecido.
"Si la historia oficial la escriben los victimarios, hay que intentar dar voz a los que ya no están y 'cepillar la historia a contrapelo', como reclamaba Walter Benjamin”, sostiene en el prólogo del libro el juez federal Daniel Rafecas, quien tiene a su cargo las investigaciones judiciales sobre los crímenes cometidos en el centro clandestino El Vesubio.
Al tiempo que, sobre la relevancia de la publicación, asegura: "Tenemos la obligación moral de darles a conocer a las nuevas generaciones lo sucedido, no sólo para promover su comprensión..., sino también como garantía de que los hechos no se repetirán”.
(ers)
Megajuicio a represores: un hito en la historia de Argentina
La dictadura argentina (1976-1983) fue duramente juzgada en una megacausa que condenó por crímenes de lesa humanidad a 48 militares.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/E. di Baia
El golpe
El general Jorge Rafael Videla (centro) jura como presidente de la República Argentina, el 24 de marzo de 1976, acompañado por el almirante Emilio Massera (izq.) y el brigadier Orlando Agosti (der.), miembros de la cúpula militar que derrocó a la entonces presidenta democrática Isabel Perón, esposa de Domingo Perón. Todos los que posan en la foto fueron condenados por crímenes de lesa humanidad.
Imagen: AP
Cuando empezó el horror
Dos soldados del ejército leen un periódico en la Plaza de Mayo, en el corazón de Buenos Aires, el día en que las Fuerzas Armadas tomaron el poder. Durante los siete años (1976-1983) que duró el gobierno militar, las fuerzas armadas emprendieron una campaña contra opositores políticos y movimientos culturales. Los grupos de derechos humanos elevan la cifra de desaparecidos a 30.000.
Imagen: AP
Nunca más
La CONADEP fue una comisión creada por el ex presidente Raúl Alfonsín en 1983, tras el advenimiento de la democracia en Argentina, que investigó violaciones a los DD. HH. durante la dictadura bajo la dirección del escritor argentino Ernesto Sábato. Su informe final "Nunca más" dio paso a los primeros juicios a los jefes militares, entre ellos Rafael Videla y Emilio Massera (ver primera foto).
Imagen: picture-alliance/dpa
"Perdón" a los represores
Apenas asumió en 1989, el ex presidente Carlos Menem (der.), anunció una serie de decretos que indultaron a los responsables del golpe, librándolos de toda posibilidad de juzgamiento. El beneficio extendió el “perdón oficial” a los jefes militares procesados no favorecidos por las leyes de “Punto Final” y “Obediencia Debida”, promulgadas por el expresidente Ricardo Alfonsín (izq.) en 1986 y 1987.
Imagen: Daniel Garcia/AFP/Getty Images
Juicios en marcha
El entonces presidente Néstor Kirchner promulgó, el 2 de septiembre de 2003, la ley 25.779 que declaró la nulidad de las leyes de “Obediencia Debida” y “Punto Final”, que hasta ese momento frenaban los juicios de lesa humanidad. A su tiempo y en un decisión histórica, la Corte Suprema de Justicia habilitó el juzgamiento de cientos de represores que habían sido indultados en los 80.
Imagen: picture alliance/dpa
Madres y Abuelas de Playa de Mayo
Las Madres de Plaza de Mayo, primera organización en denunciar los crímenes de la dictadura junto con las Abuelas de Plaza de Mayo, marchan con una pancarta con retratos de desaparecidos por la conmemoración, en 2015, del 39° aniversario del golpe. Los jueves de cada semana de todo el año, desde 1977, realizan su emblemática marcha alrededor de la Pirámide de Mayo frente al Palacio de Gobierno.
Imagen: Getty Images/AFP/J. Mabromata
El "Ángel de la Muerte"
Alfredo Ignacio Astiz, conocido como el Ángel de la Muerte, fue un capitán de la Armada Argentina y operó durante la dictadura militar argentina como infiltrado en las organizaciones de derechos humanos. Este jueves (30.11.2017) fue condenado a cadena perpetua por la desaparición de las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Dumont y la muerte de la sueca Dagmar Hagelin, entre otros crímenes.
Imagen: picture alliance/dpa/picture-alliance
Arrojadas al mar
Alice Domon, apodada Caty, fue una monja católica francesa secuestrada durante la dictadura argentina y arrojada desde un avión militar entre el 17 y 18 de diciembre de 1977 en el mar argentino, cerca de la localidad de Santa Teresita, junto con Léonie Henriette Duquet, compañera de Domon en la congregación. El caso de ambas es mundialmente conocido como el de "las monjas francesas".
Imagen: Getty Images/AFP
El día de su muerte
Léonie Henriette Duquet fue una monja católica francesa detenida-desaparecida durante la dictadura militar. Al producirse el golpe militar, ella y Domon empezaron a participar en las organizaciones de DD. HH., algo que definió su participación en una solicitada crítica al gobierno militar publicada por el diario La Nación el 10 de diciembre de 1977, el mismo día de su desaparición.
Imagen: Getty Images/AFP
Los NN
Personal del Equipo de Antropología Forense (EAAF) trabaja en una exhumación de cadáveres en el cementerio de San Vicente en Córdoba, Argentina, en 2003. El EAAF es una ONG científica argentina creada en 1984 con el fin de ayudar a identificar restos de personas vinculadas a crímenes de la dictadura. Desde el año 1986 trabajó en más de 30 países, incluidos Bosnia, Angola, Kosovo y Sudáfrica.
Imagen: picture-alliance/dpa
El papa Francisco
El Premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel, habla con medios después de una reunión privada en el Vaticano con el Papa Francisco, en Roma, el 21 de marzo de 2013. Esquivel defendió a Francisco contra numerosas acusaciones en su contra por complicidad con las Fuerzas Armadas que gobernaron argentina aludiendo a una “diplomacia silenciosa”.
Imagen: Reuters
Reencuentro
Estela de Carlotto (der.), presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, abraza a su nieto Guido, el hijo de su hija Laura desaparecida en 1976 y la persona 114 identificada por el grupo, en Buenos Aires, el 8 de agosto de 2014. Ignacio Hurban, secuestrado durante la dictadura, nació en realidad como Guido Montoya Carlotto, hijo de un prisionero político asesinado por el régimen militar.
Imagen: Getty Images/AFP/L. La Valle
Frente al tribunal
En una vista general de la audiencia de sentencia, los 52 soldados y los dos civiles que fueron sentenciados el miércoles (29.11.2017), escuchan el veredicto del tribunal por los llamados “vuelos de la muerte” y otros crímenes cometidos en el centro de tortura Escuela de Mecánicos de la Armada (ESMA).
Imagen: Getty Images/AFP/J.G. Toledo
Obama presente
El ex presidente de EE. UU., Barack Obama (izq.), y el actual presidente argentino, Mauricio Macri (der.), arrojan flores al río desde el Parque de la Memoria en el 40º aniversario del golpe de Estado de 1976. Desde que Macri asumiera el gobierno, más de 50 represores condenados fueron beneficiados con la prisión domiciliaria, según la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad.
Imagen: Getty Images/AFP/N. Kamm
Hollande por la memoria
El ex presidente francés, François Hollande (der.), también visitó el Parque de la Memoria, el 25 de febrero de 2016, para arrojar flores al Río de la Plata en memoria de los desaparecidos durante la dictadura. Lo acompaña la presidenta de Abuelas de la Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, movimiento que busca niños secuestrados por el régimen militar para regresarlos a sus familias legítimas.
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Fernandez
Visita de Steinmeier
El entonces ministro de Relaciones Exteriores de Alemania y actual presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier (der.), y la directora de la ONG Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto (izq.), tienen flores en sus manos antes de arrojarlas el río para honrar a las víctimas de la dictadura argentina, en el Parque de la Memoria en Buenos Aires, Argentina, el 3 de junio de 2016.
Imagen: picture-alliance/dpa/V.R.Caivano
El Megajuicio
El ex capitán de la armada Jorge Eduardo Acosta (izq.), el ex espía Alfredo Astiz (segundo a la izq.), apodado "el Ángel de la Muerte"; y otros miembros de las Fuerzas Armadas esperan la sentencia del Tribunal Oral Federal N° 5 en Buenos Aires, este miércoles (29.11.2017). Acosta y Astiz fueron sentenciados a cadena perpetua junto con otros 46 represores, que también fueron condenados.
Imagen: picture-alliance/AP Images/V.R. Caivano
Esperanza
Al cumplirse 40 años del último golpe de Estado de la historia argentina, el 24 de marzo de 2016, se hicieron públicos datos de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad de Argentina, informando que hasta entonces habían sido condenados 703 represores en 156 sentencias. Sin embargo, el informe también alertó que “únicamente el 25% de las personas condenadas tiene su sentencia firme".