Argentina: Usar tapabocas es obligatorio en Buenos Aires
15 de abril de 2020
Los accesos al metro, los trenes y los autobuses, así como la entrada de supermercados y farmacias están siendo supervisados. Las multas por incumplimiento pueden llegar hasta los 80.000 pesos argentinos (1.117 euros).
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En Buenos Aires, y a contar de este miércoles (14.04.2020), miles de personas que trabajan en servicios esenciales o que necesitan hacer compras de alimentos o medicamentos tuvieron que salir utilizando mascarillas. La medida establece el porte obligatorio para frenar la expansión del nuevo coronavirus en la capital argentina.
"Me parece bien (el uso obligatorio del tapabocas) porque es la forma de que nos cuidemos todos y prevenir la hecatombe que se espera. Ojalá no terminemos como en París y todos esos lugares", dijo Elizabeth Viscaíno, una enfermera de 44 años.
Argentina decretó el confinamiento total de sus 44 millones de habitantes el pasado 20 de marzo, cuando sumaba 128 infectados y tres muertos por el COVID-19. Está previsto que la cuarentena se extienda al menos hasta el 26 de abril. Hasta el martes, se registraron en Argentina 2.243 casos y 105 fallecidos.
Fabricando solidaridad en Argentina
03:10
En las principales estaciones de tren y de metro se instalaron cámaras para medir la temperatura de los pasajeros. Agentes policiales con termómetros también ofrecen hacerlo, aunque esta medida aún no es obligatoria. Las multas para quienes no lleven mascarilla pueden llegar hasta los 80.000 pesos (unos 1.185 dólares).
Pese a que muchos llevan mascarillas quirúrgicas, los habitantes de Buenos Aires usaron también tapabocas de tela caseros. La venta de los barbijos N95, los de máxima protección, quedó prohibida para quienes no integren el sistema sanitario.
"Una remera (camiseta) que estaba toda deshilachada la agarré, le corté las mangas, le puse unos cordones e hice una mascarilla para mí, para mi mamá y para mi hermano", comentó Carlos Oyola, un trabajador de 32 años.
En Buenos Aires no hay reparto masivo de tapabocas gratuitos. Otras provincias argentinas ya habían impuesto el uso obligatorio de mascarillas desde la semana pasada.
JU (afp,clarin.com)
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Cuarentena global: la vida en los balcones
Los toques de queda en muchas partes del mundo debidos a la pandemia del coronavirus han reanimado la vida en los balcones. En algunos casos con efectos bastante curiosos.
Imagen: picture-alliance/PIXSELL/N. Pavletic
¿Sala de concierto? Innecesario
Davor Krmpotic no tiene que tocar en una sala de concierto para llegar a miles de personas con su saxofón. Desde su balcón su música resuena sobre la ciudad portuaria croata de Rijeka con sus casi 130.000 habitantes. Su saxofón suena todos los días. Solo los ignorantes desearían que Krmpotic tuviese un piso en el sótano.
Imagen: picture-alliance/PIXSELL/N. Pavletic
Balcón simple, música alegre
La música en vivo no solo suena en Rijeka desde el balcón. A los miembros del Orquesta Barroca de Friburgo no les molesta los trastos a su alrededor. Tocando la "Oda a la alegría", de Ludwig van Beethoven, participaron en un "flash mob" de música en toda Alemania. Los conciertos de balcón en Italia sirvieron de modelo.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Seeger
Peligro mortal para los que no tienen un balcón
También en Bélgica, el Gobierno ha pedido a la gente que se quede en casa. ¿Y qué hace la gente que no tiene un balcón y aun así quiere tomar un poco de aire fresco? Siéntate en el alfeizar. Un movimiento equivocado y el virus sería la menor de tus preocupaciones.
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¿El balcón como refugio? Mejor no.
Balcones del crucero "Spectrum of the Seas". El crucero partió de Alemania por primera vez hace un año. Ahora se encuentra en Australia, pero sin pasajeros. Son miembros de la tripulación que ahora disfrutan la vista hacia el puerto de Sydney desde los balcones.
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Gran balcón, gran vista
Parece la última escena de una película de Hollywood, pero es una mujer pasando el rato en Katmandú. En la capital de Nepal hay un toque de queda desde hace dos semanas. Pero en lo alto se debería estar a salvo del virus.
Imagen: Imago Images/Zuma/P. Ranabhat
¿Cortar el pelo? ¡Adelante!
En Hula, en el sur del Líbano, un balcón se transforma en una peluquería. Parece ser una solución muy práctica: el pelo cortado simplemente se va con el viento.
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¿Conseguir comida? ¡Ningún problema!
La necesidad es la madre de la invención. Este buen hombre en Marsella no debe salir de su apartamento. Los vecinos han llenado una bolsa con alimentos para él. Ahora la sube con paños anudados.
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¿Ejercicios? ¡Claro que sí!
Sebastian Manko es un entrenador personal en Burdeos. Para asegurar que los residentes de esta casa de retiro en la ciudad francesa se mantengan en forma durante la pandemia, Manko ejercita con ellos. Eso sí, desde una distancia segura de ellos, quienes están particularmente en riesgo en la pandemia.
Imagen: Getty Images/AFP/N. Tucat
¿Deportes competitivos? ¡También son posibles!
Hans-Peter Durst es un atleta de alto nivel. Ganó dos medallas de oro en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro. Desde un accidente de tráfico hace 26 años su sentido del equilibrio se ha visto perturbado. Su campo de visión está restringido y su capacidad de reacción es reducida. Pero con el triciclo todo eso no es un problema. Durst sigue entrenándose, en su gran balcón.
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El tamaño importa
Este balcón en Mónaco ofrece un poco más espacio. Se extiende por dos pisos del Tour Odeón e incluso tiene una piscina con tobogán. Perfecto para pasar una cuarentena. Pero no es un placer barato: el balcón y el piso que lo acompaña cuestan alrededor de 300 millones de euros.
Humor negro en tiempos del coronavirus: mientras otros se tienen que quedar en sus cuartos, en Fráncfort del Óder un esqueleto tiene el balcón para sí solo.