1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Argentina, pionera en la prohibición de la salmonicultura

Judit Alonso
7 de julio de 2021

La provincia argentina de Tierra del Fuego convirtió al país en el primero en el mundo en prohibir la industria salmonera. La medida también se celebró en Chile, que convive con efectos ambientales de esa actividad.

Protesta en Tierra del Fuego contra las salmoneras en el Canal de Beagle.
Protesta en Tierra del Fuego contra las salmoneras en el Canal de Beagle.Imagen: Sin Azul No Hay Verde

La provincia argentina de Tierra del Fuego aprobó por unanimidad un proyecto de ley que prohíbe la salmonicultura en su territorio. Se trata de una iniciativa pionera a nivel mundial. “Es un hito histórico en tanto transforma a Argentina en el primer país del mundo en prohibir el cultivo industrial intensivo de salmones”, señala a DW Estefanía Gónzalez, coordinadora campaña Océanos en Greenpeace  Andino, que aglutina a Argentina, Chile y Colombia.  

“Hay varios países alrededor del mundo que buscan erradicar esta industria pero no lo han logrado”, dice al respecto en entrevista con DW David López Katz, activista e integrante de la organización medioambiental Sin Azul No Hay Verde, que busca proteger el hábitat y las especies de las costas y del Mar Argentino.

La normativa prohíbe el cultivo intensivo de salmónidos en aguas provinciales, marinas y lacustres. No obstante, se aprueba “antes que la industria llegue a instalarse” destaca González, recordando que “en general, ocurre a posteriori, como es el caso del Estado de Washington, que decidió poner fin a la salmonicultura hasta el 2025, precisamente por los desastres ambientales”.

Según recuerdan ambos expertos, en 2018, el gobierno nacional y el gobierno provincial argentinos firmaron un acuerdo con Noruega para promover la salmonicultura en las aguas del Canal de Beagle, en Tierra del Fuego. No obstante, esta iniciativa de carácter nacional se topó con el rechazo de las comunidades locales.

Pescadores locales. La ley “regula el cultivo en tierra de truchas destinado a la gastronomía y al repoblamiento de la especie para la pesca deportiva”, explica López.Imagen: Sin Azul No Hay Verde

Estas protestas tuvieron el apoyo del país vecino. “Las propias comunidades de Chile viajaron a Ushuaia a contar su experiencia y mostrar la devastación que ha significado la salmonicultura”, subraya González.

Además de un intercambio con dicho país sobre los beneficios e inconvenientes de esta actividad, investigadores de la Universidad de Buenos Aires (UBA) llevaron a cabo un estudio económico sobre la misma. De ese modo “se dio inicio a un amplio debate, que derivó en la presentación de este proyecto de ley por parte del legislador Pablo Villegas, y que finalmente fue aprobado de manera unánime”, agrega la coordinadora de la campaña Océanos en Greenpeace Andino.

Así, “tanto la comunidad como el gobierno provincial concluyeron que no están dispuestos a poner en riesgo sus valores naturales y los más de 17.000 puestos de trabajo generados por el turismo, que dependen del Canal de Beagle”, recalca el activista de Sin Azul No Hay Verde.

Canal de Beagle: la ley busca la protección del patrimonio ambiental, turístico y de desarrollo local de la Provincia de Tierra del Fuego. Imagen: Sin Azul No Hay Verde

Protegiendo ‘La puerta a la Antártida’

“El Canal de Beagle es uno de los últimos bastiones de aguas prístinas del mundo”, recuerda López. Por ese motivo, “uno de los pocos lugares en Argentina donde se dan las condiciones para la salmonicutura era precisamente Tierra del Fuego, donde las empresas veían una expansión lógica desde Chile”, indica a DW, por su parte, Liesbeth van der Meer, directora de Oceana Chile.

Se trata de un hecho con el que concuerda López, que, no obstante, remarca que dicha ley representa un freno de la actividad en el lado chileno, ya que el canal es parte del territorio indígena del pueblo Yagán que comparten ambos países. Por ese motivo, “Chile ya no puede decidir unilateralmente la instalación de salmoneras en un ecosistema que es compartido”, subraya González.

Además de ser uno de los principales patrimonios turísticos tanto de Ushuaia (Argentina) como de Puerto Williams (Chile), el canal es uno de los grandes sumideros de carbono del planeta y  un punto caliente de biodiversidad. “Comunica las aguas del Océano Pacífico y Atlántico y tiene una enorme riqueza de mamíferos marinos, aves, pingüinos, peces, centolla…”, añade González.

“Es la puerta hacia la Antártida y parte de un corredor de mamíferos marinos que emigran anualmente, ingresando al canal para alimentarse y reproducirse”, destaca el activista argentino. Por otro lado, “es prácticamente el único canal de la Argentina y no posee  mucha profundidad, lo que lo hace especialmente vulnerable a la contaminación de sus aguas y su fondo marino”, puntualiza.

López lamentó que el país vecino “ha basado su matriz productiva en la salmonicultura, generando una dependencia importantísima sobre esta actividad”.

Chile, a la expectativa

“Estamos muy orgullosos de lo logrado por nuestro país vecino”, celebra la directora de Oceana Chile. “En los años 80, esta industria se posicionó como una promesa de desarrollo y progreso, que dañó irreversiblemente grandes porciones de la décima y onceava región” lamenta, recordando que “son pocas las áreas en nuestro país libre de salmonicultura”.

Por ello, los esfuerzos de la organización se centran en la defensa de las comunidades locales y pueblos indígenas de la Patagonia chilena. En este lugar, “se sigue permitiendo esa actividad y sigue creciendo”, critica en conversación con DW Maximiliano Bello, asesor ejecutivo de Políticas Públicas del Océano de la organización Mission Blue.

El experto chileno cuestiona el modelo que se ha generado en la región “vulnerable” y que está afectando áreas protegidas, y a las autoridades chilenas a las que González instó a “escuchar la voz de la ciudadanía y comunidades”.

Datos de abril 2021.

“En la región de Magallanes existen más de 120 concesiones aprobadas y otras 168 en trámite”, detalla Estefanía González. “Muchas de estas concesiones, aprobadas y en trámite, se encuentran dentro de áreas protegidas y en territorio indígena”, dice, instando a que “las autoridades dejen de boicotear la solicitud de Espacio Costero Protegido de Pueblos Originarios presentada por la comunidad Yagan hace más de un año, ya que representa una alternativa y una oportunidad real de protección y gestión sostenible de la zona”.

Maximiliano Bello también aboga por buscar alternativas a la salmonicultura y  recuerda “la posibilidad de que la Patagonia y sus aguas jueguen un rol de refugio para la biodiversidad en relación al avance del cambio climático tanto para Chile como el mundo”.

(cp)

Ir a la siguiente sección Descubra más