Europa también sufre de pobreza y marginación. Según los datos más recientes publicados por la Oficina Europea de Estadísticas, 80 millones de europeos viven en el nivel considerado “pobre” y sufren sus desventajas en el mercado laboral, en la educación, la vivienda y en los servicios sociales y financieros. Por eso, la Unión Europea ha declarado el 2010 como el año dedicado a la lucha contra este flagelo. A este respecto, el compromiso y la labor de la sociedad civil se hacen notar desde hace décadas en Alemania y se orienta tanto al combate de la pobreza en el extranjero como en el propio país. En la ex capital germana, Bonn por ejemplo.

Una velada en Bonn

En una sala de conciertos en la ciudad de Bonn están presentes varios músicos y cabaretistas de la región; se trata de un espectáculo de beneficencia. “Juntos contra la pobreza en Bonn” es el lema de la velada. Todos los artistas que participan no cobran honorario. Las ganancias irán en su totalidad al Fondo Robin Good, un proyecto para asistir a familias de la ciudad que se encuentren en dificultades financieras. Muchas veces los fondos de ayuda y las iniciativas sociales tienen que entrar en acción allí donde las estructuras estatales no llegan. En este evento específicamente se trata de la lucha contra la pobreza en la infancia.

“Es urgente, urgentísimo. Para ayudar, sin burocracia, a la gente que se encuentre en dificultades. Muchas veces nuestras instituciones no son capaces de reaccionar rápidamente”, explica un asistente al evento que sabe del enfoque de la velada. “Me parece maravillosa y muy importante”, dice una mujer que opina que viviendo en una sociedad acomodada como la alemana es una vergüenza que haya niños que pasen necesidades. “Todos tenemos que hacer algo en contra de eso”, añade.

¿Quién es pobre?

De acuerdo a la Comisión Europea, “pobre” es una persona que tiene a disposición menos del 60 por ciento del ingreso promedio de su país. En Alemania, en 2008, pobre era de acuerdo a ello uno de cada siete habitantes, es decir el 14 por ciento de la población, así lo asevera un estudio del Instituto Alemán de Investigación Económica.

Diversos especialistas en asuntos sociales consideran importante que haya un debate acerca de los subsidios estatales; sin embargo no son de la opinión de que un aumento de éstos solucionaría los problemas de base. A muchos de ellos les parecería más razonable que el Estado invirtiese en más guarderías o en programas de asistencia a familias monoparentales así como a familias numerosas. El estado actual de las arcas estatales, sin embargo, no lo permite y la sociedad civil debe asumir por lo menos una parte de las tareas, así opina Felix von Grünberg, quien desde hace 14 años trabaja como asistente social.

Tarea estatal y de la sociedad civil

“Sin la labor voluntaria de la sociedad civil estaríamos ya todos en quiebra y mucha más gente habría descendido a niveles de pobreza. Estas labores tienen que ir paralelas a las estatales”, dice von Grünberg quien opina que esto vale tanto para las organizaciones como para las asociaciones vecinales. Y tanto en Alemania como en el resto del mundo.

Muchas organizaciones alemanas trabajan en su país al mismo tiempo que actúan fuera de él. Con motivo del año europeo dedicado a la lucha contra la pobreza, la organización católica Caritas ha lanzado la campaña Zeropoverty, Cero pobreza. Con ella pretende hacer presión en el círculo político, explica Barbara Frank-Landkammer, portavoz de la organización. “Uno de nuestros objetivos es conseguir un millón de firmas para la petición “Juntos contra la pobreza”; en ella proponemos medidas muy concretas para combatir el desempleo y la falta de educación”, puntualiza.

Al parecer muchos están conscientes de que en batallas de este tipo, la política y la sociedad civil tiene que trabajar hombro con hombro. Sobre todo, así opina el director del Instituto Alemán para el Combate de la Pobreza, hay que invertir en educación, la mejor arma contra ello, “porque a mayor educación, mejor rendimiento, mejores productos y mayor innovación”.

Autor: Hicham Driouich/mb
Editor: José Ospina-Valencia