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Armas pequeñas, destrucción masiva

JM26 de junio de 2006

En el mundo hay unas 600 millones de armas pequeñas. Son las verdaderas armas de destrucción masiva, dicen muchos. ¿Cómo controlar su comercialización y tráfico ilegal?

Existen 600 millones de armas pequeñas en el mundo.Imagen: DPA

Es la segunda conferencia sobre Armas Pequeñas organizada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para tratar de lograr un consenso real a nivel internacional para controlar mejor las armas pequeñas y livianas.

La disponibilidad de estas armas es tal que, según la ONU, hay una por cada 10 personas en el mundo. Las autoridades reconocen que "los progresos realizados desde la primera Conferencia Internacional sobre Armas Pequeñas hace cinco años son poco satisfactorias, ya que el programa que se propuso entonces tiene muchos huecos y no es legalmente vinculante", dijo Heide Simonis, representante del Fondo para la Infancia de la ONU en Alemania.

La experta ve un problema fundamental en el hecho de que el programa se centra en el comercio de armas pequeñas entre países, pero el que se lleva a cabo en el ámbito privado, pasa desapercibido.

Escándalo múltiple

Resulta irónico que se pueda trazar el árbol genealógico de un tomate transgénico, pero no de un rifle de asalto o de un lanzagranadas, dicen quienes exigen un control del comercio en este sector.

Los expertos en desarme hablan de un escándalo múltiple. Por un lado, que no se pueda reconstruir la procedencia de estas armas, por qué manos han pasado. Por otro lado escandaliza la aparente facilidad con la cual estas armas logran atravesar fronteras y controles. Finalmente no se comprende como las naciones industriales occidentales, que siempre actúan como mensajeros de paz, sean al mismo tiempo los principales productores y exportadores de armas.

Preocupación en Latinoamérica

En el mundo mueren más personas por armas pequeñas, como rifles, escopetas o pistolas, que por todos los demás sistemas de armas juntos. Cada año muere medio millón de personas por armas cortas, la mayoría es población civil.

Estudios como la Encuesta de Armas pequeñas 2004, revelan que los principales 11 países de América Latina acumulan hasta 80 millones de armas de fuego. Se estima que un 40% de las 200.000 muertes por armas de fuego en eventos no bélicos ocurren en la región, que además ostenta el promedio más elevado de crímenes.

Brasil es el líder regional y cuarto a nivel global en producción de armas ligeras. Precisamente allí se realizó a finales de 2005 un referéndum para prohibir la venta de armas de fuego y munición. Se esperaba un resultado que diera el ejemplo para el resto del continente. Sin embargo, la victoria fue contundente para no prohibir la venta (64,41%).

La producción está altamente monopolizada por empresas estatales. Por ello expertos como Luis Alberto Cordero, de la Fundación Arias para la Paz, hablan de una "carencia material o de voluntad política facilita que muchas de (las armas) terminen en mercados paralelos, donde el control es menos efectivo o inexistente".

Esperanzas

Pero los grupos de presión ya están activos y su influencia es considerable, también a las puertas de la conferencia de la ONU.

Aunque existen instrumentos internacionales como la Convención Interamericana para el Control de Armas y Municiones y el Programa de Acción de Naciones Unidas, Cordero sostiene que el problema no radica en el marco normativo, sino en la ausencia "de condiciones para su cabal aplicación; son demasiados los intereses que rodean el comercio de armas y que lo convierten en uno de los negocios más lucrativos y perversos del mundo".

Al igual que con llamados a obtener otras metas globales, como la reducción de la pobreza, o combatir el SIDA, hay quienes temen que la conferencia de dos semanas de la ONU acabe con programas de acción débiles y compromisos sin obligación legal.

Así, expertos como Luis Cordero esperan que la reunión en Nueva York siente las bases para un tratado sobre transferencia y comercio de armas que termine siendo de acatamiento obligatorio, de igual forma como se hizo en su momento con la prohibición de minas antipersonales y otros instrumentos para la regulación de armas.

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