Revelan el doble propósito de los cráneos clavados ibéricos
25 de febrero de 2025
En la Edad del Hierro, mientras Roma comenzaba a extender su influencia por el Mediterráneo, las comunidades ibéricas del noreste de la Península practicaban un ritual que ha intrigado a los arqueólogos durante décadas: cortaban las cabezas de ciertos individuos, les clavaban enormes clavos en el cráneo y las exponían públicamente. ¿Eran trofeos de guerra para intimidar a sus enemigos o reliquias de miembros respetados de la comunidad? Un nuevo estudio sugiere que la respuesta no es tan sencilla como se pensaba.
Un equipo internacional liderado por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) ha analizado siete cráneos masculinos cercenados recuperados de dos yacimientos arqueológicos separados por un poco más de 100 kilómetros: Puig Castellar (Santa Coloma de Gramenet) y Ullastret (Girona). Ambos fueron abandonados tras la Segunda Guerra Púnica y la llegada de los romanos a finales del siglo III a.C.
"Nuestra premisa al abordar el estudio fue que si se trataba de trofeos de guerra no procederían de los yacimientos analizados, mientras que, si se trataba de individuos venerados, lo más probable es que éstos fueran locales", explica Rubén de la Fuente-Seoane, arqueólogo de la UAB y primer autor del estudio publicado en la revista Journal of Archaeological Science: Reports.
Cabezas clavadas: un misterio arqueológico de la cultura ibérica
Para determinar el origen de estos individuos, los investigadores utilizaron una técnica innovadora llamada análisis de isótopos de estroncio y oxígeno en el esmalte dental de los cráneos. Esta metodología permite identificar la procedencia geográfica de las personas porque el estroncio se incorpora a huesos y dientes durante el crecimiento y refleja la composición geológica de los alimentos y el agua que consumían en las zonas donde vivieron.
Para establecer referencias locales precisas, el equipo recolectó y analizó muestras de sedimentos y vegetación de las inmediaciones de los yacimientos, creando un perfil de estroncio biodisponible que les permitió discernir qué individuos coincidían con estos valores locales y cuáles no.
El análisis reveló un patrón inesperado. En Puig Castellar, tres de los cuatro cráneos pertenecían a individuos no locales, con valores isotópicos significativamente diferentes a los de la referencia local. En cambio, en Ullastret, dos de los tres cráneos analizados correspondían a habitantes locales.
Más revelador aún fue el lugar donde se encontraron estos restos. En Puig Castellar, los cráneos no locales aparecieron en las murallas exteriores o cerca de ellas, sugiriendo que se exhibían para demostrar poder sobre enemigos externos e incluso para intimidar a la propia población.
Por el contrario, los dos cráneos locales de Ullastret se hallaron en una calle del centro de la ciudad, probablemente expuestos en las paredes o portales de viviendas, lo que apunta a una veneración de miembros importantes de la comunidad. El tercer cráneo de Ullastret, de origen foráneo, se encontró en un muro exterior y podría representar un trofeo de guerra.
"Este resultado sugiere que la práctica de las cabezas cortadas se aplicaba de forma diferente en cada yacimiento", afirma de la Fuente-Seoane, lo que "parece descartar una expresión simbólica homogénea" entre las comunidades ibéricas.
"La selección de individuos para el ritual de las cabezas cortadas era más compleja de lo que se pensaba inicialmente", agrega el investigador.
Patrones de movilidad humana en la Edad del Hierro
De acuerdo con la información divulgada por la Universitat Autònoma de Barcelona, estos cráneos forman parte de un rito funerario muy poco documentado, pues en la cultura ibérica de la época predominaba la cremación y se han conservado escasos restos humanos. La posibilidad de analizar cráneos clavados ofrece, por tanto, una ventana única para entender no solo sus prácticas rituales, sino también la movilidad de estas poblaciones de la Edad del Hierro.
"Las muestras faunísticas también revelan una gestión de los recursos muy diferenciada, en coherencia con la tipología de cada uno de los asentamientos", señala el estudio de la UAB. Esta diferenciación refleja importantes interacciones tanto locales como externas entre estas comunidades.
De acuerdo con Live Science, estos resultados concuerdan con relatos históricos de griegos y romanos, que mencionaban cómo los galos del sur de Francia guardaban las cabezas de sus enemigos en cajas y los mercenarios ibéricos llevaban cabezas empaladas en sus lanzas.
El trabajo multidisciplinar, que integró datos bioarqueológicos e isotópicos, contó con la colaboración de investigadores del Museo de Arqueología de Cataluña, del Museo Torre Balldovina y de las universidades de Lleida, Burdeos (Francia) y Tubinga (Alemania).
Además de arrojar luz sobre estas enigmáticas prácticas rituales, la investigación ha establecido una referencia local de estroncio basada en un protocolo riguroso, aplicando una metodología pionera en Cataluña que servirá como primer paso hacia la creación de un mapa catalán de estroncio biodisponible, lo que facilitará futuros estudios sobre movilidad en arqueología.
Los investigadores advierten, sin embargo, que se necesitan más investigaciones para comprender completamente este fascinante ritual que combina aspectos de intimidación, poder y veneración en la compleja sociedad ibérica previa a la romanización.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de la Universitat Autònoma de Barcelona, Journal of Archaeological Science: Reports, Live Science y Newsweek.