Para los campesinos de Kerala, en la India, el cultivo de arroz es mucho más que una forma de ganarse la vida. Lo siembran y cosechan a mano, prescinden de químicos y además apuestan por las variedades indígenas que les transmitieron sus ancestros, más resistentes contra al cambio climático. En los últimos 50 años entre el 70% y el 80% de las especies agrícolas de la India han desaparecido.