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Arte en el exilio: la cárcel como museo

3 de marzo de 2021

La libertad artística no conoce límites, incluso en la cárcel. La exposición "Museum of Small Things" del periodista turco exiliado Can Dündar, muestra el poder de la expresión artística en prisión.

Pressebilder SİLİVRİ. prison of thought
Imagen: Ute Langkafel MAIFOTO

Una vitrina de 25 metros cuadrados. Dentro: un orinal en el suelo, una cama, una mesa, una silla, un lavabo. Nada más. Esta instalación, llamada "Prison of Thought" recrea una celda de la cárcel de alta seguridad "Silviri" en Turquía.

Es parte de la exposición "Museum of Small Things", creada por el periodista turco Can Dündar en el teatro Maxim Gorki de Berlín. El museo muestra una selección de objetos de la vida cotidiana de presos políticos: una tarjeta de teléfono, un avión de papel, té negro. En los videos que acompañan la instalación, actores y actrices explican su uso, dando una idea de la vida de los prisioneros, sus maneras de comunicar, de mostrar solidaridad, de mantener la esperanza.

El mismo Can Dündar estuvo en prisión preventiva en Turquía durante tres meses, tras reportar que el servicio secreto turco había suministrado armas a milicias islamistas en 2014, algo que molestó al régimen de Erdogan. Desde 2016 Dündar vive exiliado en Berlín; en Tuquía le esperarían 27 años de cárcel.

Una instalación de video de la prisión.Imagen: Ute Langkafel MAIFOTO

Libres a través del arte

La exposición se inaguró de manera simbólica en marco del festival digital "re:writing the future", que se celebró entre el 25 y el 28 de febrero en Berlín, y fue organidaza por el teatro Maxim Gorki, la Allianz Kulturstiftung y el Programa Artístico del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD). Las instalaciones permanecerán cerradas al público hasta que la regulación para detener el avance del coronavirus en Alemania permita a los museos reabrir sus puertas.

Desde el intento de golpe de Estado en Turquía, en julio de 2016, periodistas, astistas, académicos y políticos de la oposición han vivido represiones por parte del Estado. Muchos de ellos optan por una vida en el exilio, ante el peligro de ser encarcelados.

Can Dündar.Imagen: Malte Ossowski/SvenSimon/picture alliance

¿Pero: es posible continuar la creación artística y vivir la libertad que esta implica desde la cárcel o el exilio? ¿Cómo se puede documentar la resistencia en prisión? Can Dündar debatió estas preguntas con la autora Aslı Erdogan, la artista y periodista curda Zehra Doğan y la socióloga Nil Mutluer en el panel virtual "Undoing Prison", también en marco del festival "re:writing future".

"No queremos crear un museo tipo Madame Tussauds, en el que los visitantes puedan ver cómo se trató a las personas en el pasado", explica a DW Dündar. "La situación está vigente. Queremos mostrar: La represión existe. Pero la resistencia también."

La cárcel como arte - el arte en la cárcel

La artista y periodista Zehra Doğan sabe lo que es luchar para mantener un poco de libertad en prisión. En 2016 fue arrestada por crear una pintura de la ciudad Nusaybin en estado de emergencia. Durante los tres años que permaneció encarcelada, intentó mantener la creatividad. Una de sus piezas muestra un cuerpo de mujer agachado, en el que bordó los cabellos que perdió en prisión.

Para la física y escritora Aslı Erdogan, los cuatro o cinco meses que estuvo en prisión cambiaron su relación con su lengua materna, que a la vez era su patria. "La cárcel cambió mi relación con la lengua, de repente el turco se convirtió en el idioma de la autoridad", cuenta.

También el desarraigo del exilio influye en el idioma. Can Dündar sabe que la vida en el extranjero no es sinónimo de libertad: "Es como ser un rehén. Todo lo que dices, puede dañar a tu familia, que sigue en tu tierra natal. No estar encarcelado, no significa estar libre." Y un país, en el que no se es libre, no se puede convertir en una patria. Solo los textos se pueden convertir en una especie de patria, según Dündar.  

Para el periodista, el "Museum of Small Things" es un sueño hecho realidad. Su meta es llevar la exposición a su tierra natal, Turquía. Quiere volver a Silviri, la cárcel en la que estuvo preso. Aunque esta vez será, en vez de recluso, un visitante del museo. 

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