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Artur Mas no presidirá el Gobierno catalán

3 de enero de 2016

Artur Mas, el hombre que más cerca de la independencia ha llevado a Cataluña, no liderará el Gobierno de esa región del noreste de España, que se ve abocada a nuevos comicios en marzo salvo sorpresas de última hora.

Imagen: picture-alliance/dpa/A.Almau

Este domingo (3.1.2015), Artur Mas, el hombre que más cerca de la independencia ha llevado a Cataluña, se quedó definitivamente sin opciones de volver a encabezar el Gobierno de la región del noreste de España, que se ve abocada a nuevos comicios en marzo salvo sorpresas de última hora. La CUP, partido anticapitalista y secesionista cuyos votos en el Parlamento catalán eran imprescindibles para su investidura, decidió no darle el respaldo para que vuelva a gobernar tras las elecciones del 27 de septiembre.

“La decisión está tomada (...) Con este candidato no podemos formar Gobierno”, confirmó uno de los representantes de la CUP tras la reunión de la dirección del partido. En rueda de prensa, la formación de izquierdas instó a la coalición secesionista de Mas, Junts pel Sí, a proponer a un nuevo candidato para evitar la repetición de las elecciones, que serían las cuartas en Cataluña en seis años. “La decisión tomada hoy no cierra la puerta a que otro candidato se pueda presentar para plantear una nueva investidura”, explicaron en la CUP.

El plazo para formar Gobierno expira el 10 de enero por lo que el margen es estrecho. La convocatoria de nuevas elecciones se contempla como el escenario más probable ya que hasta ahora Junts pel Sí se ha negado a sustituir a Mas por otro candidato. La decisión de la CUP tiene lugar tres meses después de los comicios del 27 de septiembre, convertidos en un plebiscito sobre la independencia. En ellos, Junts pel Sí obtuvo el mayor número de votos, aunque no la mayoría absoluta.

El futuro de Mas quedó a partir de entonces en manos de la CUP, el único partido secesionista en el Parlamento catalán fuera de la coalición separatista. Durante tres meses, ambas partes han negociado sin llegar a un acuerdo. La línea roja del partido anticapitalista ha sido desde el principio la cabeza del jefe del Ejecutivo catalán en funciones, al que no ven con buenos ojos por los recortes perpetrados por su Gobierno y por los casos de corrupción que salpican a su partido.

Sin embargo, en la CUP ha habido división de opiniones a última hora. Una parte del partido abogaba por apoyar su investidura a cambio de determinadas cesiones para no paralizar el proceso secesionista. Tras un sorprendente empate el pasado domingo, hoy ganó el “no”. El objetivo último de ambas formaciones es iniciar el camino hacia la creación de una “república catalana independendiente”, a lo que se opone el Gobierno español de Mariano Rajoy, ahora en funciones.

Pero si finalmente se convocan nuevas elecciones en la región, el proceso auspiciado por Mas quedará de nuevo bloqueado al no haber Gobierno, al igual que ocurrió con la resolución independentista aprobada por el Parlamento catalán el 9 de noviembre, que pretendía iniciar formalmente el camino hacia la secesión. La decisión de la CUP es también importante en el escenario político de España, que se encuentra al borde de la ingobernabilidad tras los comicios generales del 20 de diciembre.

El Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy fue la fuerza más votada, pero sin la mayoría suficiente para formar Gobierno. El desafío independentista de Cataluña se ha convertido en una pieza clave en el rompecabezas de posibles pactos poselectorales entre las principales fuerzas políticas del país. El PP, el Partido Socialista (PSOE) y el emergente Ciudadanos defienden la unidad de España. Podemos, el partido heredero del movimiento de los indignados, aboga por celebrar un referéndum en la región, cuya economía es una de las más fuertes del país.

ERC ( dpa / Reuters )

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