La autoridad que protege los derechos de los consumidores en Alemania puso bajo la lupa a productos de 25 marcas de chocolate. Algunos de ellos se exportan a América Latina. El más caro resultó ser el peor.
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La mayoría de los chocolates que se pueden comprar en Alemania son de buena calidad. Pero el precio no es un factor para juzgarlos. Una investigación de la Fundación Warentest (equivalente a una oficina de protección a consumidor), puso bajo la lupa a 25 marcas distintas de chocolate.
Algunas de ellas, como Lindt, Merci o Milka, son conocidas internacionalmente. Otras son comercializadas por cadenas de descuento u organizaciones promotoras del comercio justo.
La fundación clasificó a los productos con base en su sabor, consistencia, aroma y sensación al paladar. También consideró factores como la presencia de ingredientes dañinos o bacterias, la presentación, y la veracidad en la declaración de sus componentes.
El mejor chocolate debe tener una consistencia cremosa, con una clara presencia del cacao, dice la fundación en su sitio de internet. Los examinadores, además, dieron mejores notas a las barras de superficie lisa, que no presentaran burbujas de aire y que se partieran fácilmente a lo largo de sus ranuras.
Chocolate pesado
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El ganador es…
Sorpresivamente, el chocolate de comercio justo Die gute Schokolade (El buen chocolate) resultó ser uno de los ganadores, junto con el de la marca sueca Marabou Mjölk Choklad, el Merci Edel-Rahm y el Milka Alpenmilch. El Moser-Roth, vendido por la cadena de descuento Aldi, también se situó arriba en la lista, informaron medios alemanes.
Los examinadores concluyeron que los productos de Lindt estaban al mismo nivel que Die gute Schokolade en cuanto a su sabor y consistencia, pero le quitaron algunos puntos por la presentación: en la caja, el chocolate de Lindt aparece con pedazos de vainilla, mientras que el choclate en realidad solo contiene extracto de vainilla.
El chocolate más caro de todas las muestras fue el de la marca Godiva. Pero resultó ser el peor de la lista. Una barra de 100 gramos de chocolate Godiva cuesta el equivalente a caso 8 dólares en Alemania. La Fundación Warentest encontró que el producto contiene más níquel que ninguno otro de sus competidores más baratos. La cantidad de níquel en los chocolates Godiva es muy baja y no representa daño alguno para la salud, enfatiza la fundación.
Al final, 15 de las 25 marcas examinadas alcanzaron la calificación "bueno", y 9, "satisfactorio". El producto Godiva solo obtuvo la nota "suficiente", según los resultados publicados este miércoles (21.11.2018).
Conozca el Museo del Chocolate en Alemania
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Pistas de los expertos
Para disfrutar más la degustación del chocolate, la fundación Warentest recomienda dejar que las barras "respiren" unos momentos después de abrir el paquete. Al mismo tiempo, debe mantenerse la barra de chocolate alejada de otros productos con fuerte aroma, tales como café o te. En caso contrario, se podría alterar el aroma del chocolate.
Otra pista importante consiste en almacenar el chocolate a una temperatura entre 12 y 18 grados centígrados. También deben evitarse cambios bruscos de temperatura, porque puede producirse condensación y partículas de azúcar en la superficie.
Por supuesto, todas estas pistas funcionan solo si se resisten las ganas de comerse el chocolate de inmediato.
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La larga ruta del chocolate
Es la aventura de un ciclista y un chocolatero que quisieron fabricar chocolate de alta calidad y darle un pago justo por su producto a campesinos de Ecuador y Colombia.
Imagen: Marco Wicher
¿Cómo encontrar el cacao perfecto?
Lo primero es ir al lugar correcto. El deportista extremo Guido Kunze (derecha) y el chocolatero Alexander Kühn (izquierda), ambos alemanes, viajaron hasta Sudamérica y comenzaron su travesía en la selva amazónica, específicamente en Palanda, sur de Ecuador, conocido como lugar de origen del cacao, donde los campesinos cultivan este fruto en pequeñas fincas y plantaciones.
Imagen: Marco Wicher
El valor de una barra de chocolate
“Con este viaje quisimos mostrar el largo camino del chocolate, desde los granos de cacao en Sudamérica, hasta Alemania”, dice el ciclcista y deportista extremo Guido Kunze, quien viajó 6.500 kms con 40 kilos de cacao en su bicicleta, por Ecuador y Colombia y luego desde Portugal a Alemania. Buena parte del viaje estuvo acompañado por su hijo de 15 años.
Imagen: Michael Günther
Paraíso del cacao en la Amazonía
En el río Napo, los viajeros llegaron a la plantación ubicada en una isla. Un pequeño paraíso con diferentes variedades de cacao. Desde la planta hasta la barra de chocolate hay un largo camino en que el transporte implica una buena cuota de contaminación. Kunze y Kühn quisieron llevar el cacao en forma ecológica y amigable con el medio ambiente.
Imagen: Stephan Stober
Certificación natural
Los viajeros descubrieron el cacao en pequeñas fincas y plantaciones, donde crece junto a otras plantas, como mango o papaya. Sin pesticidas y en forma natural. La búsqueda los obligó a internarse en la selva y salirse de los caminos por rutas desconocidas para encontrar los frutos que permiten producir un chocolate de alta calidad.
Imagen: Marco Wicher
Intercambio directo
Alexander Kühn, quien participó en parte del viaje, hizo contactos con los campesinos para comprarles su cosecha, sin intermediarios de por medio. “El saber de dónde viene el cacao, cómo es el lugar donde se produce, y que uno mismo lo trae, aporta una nueva dimensión al chocolate”, dice el chocolatero.
Imagen: Marco Wicher
Preciado cargamento
Los primeros kilos de granos de cacao son traspasados a las alforjas de Guido Kunze. En su periplo en bicicleta recolectó 20 kilos en Ecuador y otros 20 en Colombia. “Respetamos el trabajo de estos productores, nosotros aportamos el nuestro y al final podemos conseguir un mejor producto. Nuestra meta es llegar a importar desde Ecuador y Colombia 150 toneladas de granos de cacao por año”, dice.
Imagen: Marco Wicher
En bicicleta por Sudamérica
Para el deportista, este viaje también es una forma de apoyar el turismo, mostrando que es seguro recorrer Ecuador y Colombia en bicicleta. “Encontré mucha amistad, interés y brazos abiertos, acogedores. Es algo que aquí en Alemania podemos aprender de cómo recibir a los extranjeros”, dice Guido Kunze.
Imagen: Stephan Stober
Familias y culturas unidas por el chocolate
En su viaje de Sudamérica a Alemania, el cacao crea lazos entre los viajeros y las familias de las fincas y plantaciones. La oportunidad de ofrecer los granos de cacao de su propia cosecha directamente al fabricante de chocolate beneficia a ambas partes: precio justo por un producto que permitirá elaborar chocolate fino y de calidad.
Imagen: Marco Wicher
Chocolate extremo
Por selva, ríos y montañas, la aventura los llevó a impensados rincones para encontrar el cacao que dará un sello único a los chocolates. El porcentaje de cacao marca la intensidad del sabor, pero no es el único factor que examinan los consumidores actuales. Como ocurre con otros productos vegetales, la variedad y el origen determinan notas particulares, que buscan los paladares exigentes.
Imagen: Marco Wicher
Cacao en vez de coca
En Colombia, el cacao es uno de los productos que el gobierno impulsa para sustituir cultivos ilegales. Hasta ahora se destina principalmente a la producción local. Los campesinos que producen cantidades pequeñas no tienen la posibilidad de exportarlo. Al contactarse directamente con chocolateros extranjeros, surgen incentivos para el negocio del cacao.
Imagen: Stephan Stober
El cacao llega a Alemania
Después de seis semanas, el ciclista entrega su cargamento en Erfurt, donde es recibido por el chocolatero. Un viaje inolvidable, que documentó en su blog y que se convertirá en un documental en el que quiere contar cómo es la larga ruta del cacao, dónde se produce y cómo llega a convertirse en chocolate.
Imagen: Stephan Stober
Dulce trabajo
En las dependencias de Goldhelm, en Erfurt, Alexander Kühn convertirá el cacao de Ecuador y Colombia en chocolate. El secreto de su trabajo tiene que ver con la calidad de la materia prima que él mismo seleccionó. Cada chocolate llevará su marca de origen, para que el comprador sepa dónde fue producido el cacao.
Imagen: Marco Wicher
Amor por el chocolate
En promedio 9,5 kilos de chocolate come una persona al año en Alemania. Ya sea en barra, pasteles, bombones o pralines, los alemanes adoran el chocolate. El valor agregado de conocer su origen, certificar una producción libre de pesticidas y que genere menos contaminantes son factores que el consumidor valora cada día más a la hora de elegir un chocolate.