Así lo quiere Merkel
8 de octubre de 2015“Imagínese que todos juntos dijéramos que no lo podemos lograr. ¿Y entonces qué? ¡No puede ser!” Esa formulación de Ankela Merkel fue, en el minuto 2:00, un momento central en la entrevista con la periodista Anne Will en la Cadena 1 (ARD) de la televisión alemana. No hay que ser xenófobo para contestarle a la canciller: “Sí, puede ser”.
¿Por qué? Un ejemplo: no por carecer de otra solución, mi solución es la correcta. Quien ha recibido una mala nota en un examen de matemáticas lo sabe: darlo todo para lograr una buena nota… y, no obstante, sacar una muy mala nota.
No dio cifra alguna
Anne Will dejó pasar la importante oportunidad de preguntárselo el miércoles por la noche en su programa, a pesar de que la canciller se la sirvió en bandeja varias veces. Que Angela Merkel recibiera muchas loas en los medios sociales durante la entrevista se debió más al “cómo lo dijo” que a “lo que dijo”. Impresiona cómo la jefa de Gobierno, aún con la misma chaqueta que por la tarde vistió en el Parlamento Europeo, explica su política, con gran dominio de sí misma. Pero cuando se trata del meollo de la cuestión, es imprecisa. Por ejemplo con respecto a la pregunta de cuántos sirios, albaneses, iraquíes y afganos han llegado ya a Alemania o se hallan en camino al país.
“¿Nos puede mencionar una cifra o son las cifras parte del desorden y no tiene ninguna?” fue una de las muy buenas preguntas de Anne Will. La respuesta fue evasiva. La canciller no pudo mencionar ninguna cifra. Y ese es el problema.
¿Otra política de distribución?
Quien elude puntos centrales, al final no puede convencer. Es cierto que muchos alemanes dan la bienvenida a los refugiados. Pero también es cierto que paralelamente hay muchos escépticos.
Mi impresión es que en la cancillería los nervios están de punta. De lo contrario, la canciller no hubiera acudido a un programa de televisión luego de una supuestamente histórica y agotadora sesión en el Parlamento Europeo.
¿El fin de la canciller? No lo sé. Angela Merkel solo ofrece una solución: imponer otra política de distribución de refugiados entre los países europeos. Pero si Francia, Hungría, Austria y otros países se hacen los desentendidos, nunca se llegará a eso. Entonces, el apoyo a Merkel en el electorado disminuirá y la canciller puede quedarse pronto muy sola. Pero quizás reciba antes el salvador Nobel de la Paz.