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Así se convirtió Costa Rica en pionero del fútbol femenino

Alina Schwermer
18 de octubre de 2022

Costa Rica tiene un rol pionero en la historia del fútbol femenino. Un sorpresivo movimiento en la tabla de su liga nacional, largamente dominada por las campeonas del Alajuelense, nos lo recuerda.

Jugadoras del Alajuelense LD, campeonas tres veces seguidas en el fútbol femenino de Costa Rica.
Las jugadoras del Alajuelense LD perdieron 4:1 frente al Sporting FC tras ser campeonas tres veces seguidas y llevar 44 partidos invictas.Imagen: Prensa Alajuelense/La Nacion via ZUMA Press/picture alliance

Cuatro mujeres, Melanie Monteagudo, Carol Sánchez, Cristin Granados y Yesmi Rodríguez, han puesto fin a la increíble racha ganadora de las mejores futbolistas de Costa Rica. Ellas marcaron los goles del Sporting FC la pasada semana, frente a las campeonas del Alajuela LD. Una derrota histórica: 4:1. 

Las "Leonas", entrenadas por Wilmer López, llevaban invictas un año y cinco meses, 44 partidos. Una racha récord, que convirtió al Alajuelense femenino en el primer equipo del país en ganar tres campeonatos seguidos.

Un deporte elitista

Las jugadoras de Alajuela —ciudad de alrededor de 50.000 habitantes, al pie del volcán Poás— disfrutan de condiciones significativamente más profesionales que las de otros clubes.

El Alajuelense tiene su propio patrocinio de camisetas. Y, mientras la mayoría de la liga juega en estadios provinciales de unos 3.000 asientos, el recinto deportivo Alejandro Morera Soto, en Alajuela, puede acoger más de 17.000 espectadores. Solo el archirrival club Saprissa tiene un estadio mayor.

Sin embargo, de camino al fin de la temporada regular, el 6 de noviembre, la tabla está más reñida y equilibrada que en los últimos años, lo cual es una buena noticia para los próximos playoffs.

Ya no está tan claro qué club se lleva el título. Aunque, geográficamente, el fútbol costarricense siempre ha sido bastante elitista: casi todos los equipos provienen del centro económico y político alrededor de la capital, San José, o al menos de la provincia homónima.

La única excepción es el tradicional Pococí Municipal, de la provincia costera de Limón, en el oriente del país, a dos puntos de un lugar en los playoffs.

Su defensa estrella, Kimberly Vargas, de 28 años, ilustra bien cómo funciona la liga: no solo es futbolista, sino que trabaja en obras de construcción mientras estudia ingeniería civil. Entrenamiento, trabajo y deporte de primer nivel es una combinación común para las futbolistas costarricenses.

Estadio Alejandro Morera Soto, en Alajuela, uno de los mayores de Costa Rica, sede también de uno de los equipos masculinos más exitosos del país.Imagen: Vision Air C.R/La Nacion via ZUMA Press/picture alliance

El racismo y las pioneras

Rezagos coloniales explican que casi nadie en Europa haya oído hablar del fútbol femenino de Costa Rica, pero el país es un pionero mundial. Las mujeres ya jugaban fútbol organizado aquí, cuando aún les estaba vedado en la mayor parte de los países del globo.

El historiador Chester Urbina Gaitán documentó mujeres jugando fútbol en Costa Rica en 1924. Y, ya en 1926, se fundaron varios equipos femeninos.

Según Urbina, esto fue resultado del mayor vínculo costarricense con el mercado mundial en el siglo XIX, especialmente a través de la producción de café, que creó una burguesía urbana.

Pero también fue producto del racismo: las mujeres pudieron "invadir” este territorio masculino porque así lo quiso una ideología estatal racista, sostiene: debían volverse capaces para dar a luz a niños igualmente capaces de su propia "raza".

Nuevas esperanzas para el fútbol femenino en Costa Rica

Tal sinsentido cambió con el tiempo, pero no el papel pionero del país. En 1949, se fundó el Deportivo Femenino Costa Rica FC, probablemente el primero del continente. En la década de 1960, el director deportivo Franklin Monestel fundó la primera liga nacional para cinco equipos.

Recientemente, la asociación de mujeres UNIFFUT publicó un libro sobre la historia de las mujeres que juegan fútbol en Costa Rica. El volumen cuenta historias como la de Ligia Torres, quien viajaba dos horas y media a caballo y ocho más en autobús, todos los fines de semana, para jugar en primera división.

Torres se convirtió en campeona. Pero, tras ser nominada para la selección, un deslizamiento de tierra le impidió viajar y no volvió a tener oportunidad de representar a su país.

Los tiempos han cambiado. No solo quedaron atrás los viajes al juego a caballo, como, quizás también, las rachas invictas de 44 juegos del Alajuelense. Costa Rica clasificó para la Copa del Mundo por segunda vez en su historia, y jugará en Australia y Nueva Zelanda en 2023. La esperanza es llegar más allá de la ronda preliminar.

(rml/ms) 

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