Distintos medios germanos han criticado la militarización de las calles en Chile, y han recalcado que detrás de esa mascarada de estabilidad se escondía una sociedad muy desigual que estalló tras años de abusos.
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Una semana se cumple ya desde que comenzaron las protestas contra el alza del precio del pasaje de metro en Santiago de Chile, que derivaron en saqueos, enfrentamientos con la policía, quemas de edificios y represión. La imposición del estado de emergencia y del toque de queda fue la respuesta del gobierno para recuperar el orden. Sin embargo, los caceroleos y las marchas, multitudinarias y pacíficas, no han cedido.
En Alemania, el tema ha sido abordado por distintos medios, que lo comentan como un fenómeno relacionado con la desigualdad que afecta al país sudamericano, o en el marco de una ola de malestar ciudadano que se ha visto también en El Líbano, Cataluña y Hong Kong.
En entrevista con la cadena radial Deutschlandfunk, el politólogo Ivo Hernández, de la Universidad de Münster, aseguró que la desaceleración del crecimiento económico y el aumento de los precios ha desatado la ira en muchos países de América Latina. "Pero la insatisfacción social es mucho más profunda, es de esperar que los políticos realicen las reformas necesarias", señaló el experto.
Piñera lo intentó, pero "muy tarde”, dice el periódico izquierdista Neues Deutschland. "Sorprende que el presidente de Chile, que hace algunos días describió a los manifestantes como un 'poderoso enemigo', ahora anuncie que quiere responder a sus demandas (...) El cambio de opinión es demasiado tardío para cientos de miles de personas. El aumento constante de los precios de la electricidad es un problema desde hace años (...) Pero sobre todo, Piñera no ha respondido a una demanda clave de las protestas: el levantamiento del estado de emergencia y el cese de la acción militar contra las manifestaciones. Mientras no lo haga, la situación no se apaciguará”, dice el medio.
"Estamos en guerra"
El sitio web del canal privado de noticias N-TV, por su parte, enfatizó en las duras palabras del mandatario del pasado 21 de octubre, cuando aseguró que el país estaba en "guerra". Asimismo, destacó que la expresidenta Michelle Bachelet, hoy Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, haya criticado esa alocución al señalar que "el uso de una retórica inflamatoria solo servirá para agravar aún más la situación". Además, destacó la respuesta del general a cargo de la seguridad de Santiago, Javier Iturriaga, quien aseguró que él no estaba "en guerra con nadie".
Tagesschau, el más popular noticiero y portal de la televisión pública alemana, en cambio, recordó un discurso posterior de Piñera, el del pasado 23 de octubre, en el que el mandatario pidió disculpas por su "falta de visión ante el descontento".
Por su parte, el respetado periódico Frankfurter Allgemeine Zeitungtambién resaltó el cambio de dirección que tomó Piñera, pero hizo hincapié en que la sociedad chilena está marcada por "extremas diferencias entre pobres y ricos", en parte, debido a los "bajos salarios y pensiones, altos precios y costos elevados en la educación".
Der Spiegel, que tiene una enviada especial en Santiago de Chile, puso relieve en la masividad y transversalidad de las protestas. "El descontento con el sistema neoliberal estuvo oculto tras las altas tasas de crecimiento, pero eso ya se terminó. En todas partes se desató la ira (...), que en algunos casos estuvo acumulada durante años o décadas".
El columnista Frank Stocker, deDie Welt, puso como indesmentible ejemplo de esa desigualdad y de la clase privilegiada de la que tanto se habla el hecho de que "mientras el alzamiento popular estaba en su apogeo, el presidente Sebastián Piñera cenaba en un exclusivo barrio de Vitacura. El que la mitad de la ciudad estuviera en crisis era algo que no afectaba a su entorno elitista". Para Stocker, el paquete social del mandatario no ataca el fondo del asunto: "En Chile la clase media lucha contra una clase acomodada que no quiere renunciar a sus privilegios, y el presidente es su ejemplo más claro".
(jov)
Chile: la semana en que se desató la furia (octubre de 2019)
Las protestas por el alza del pasaje del Metro se convirtió rápidamente en una expresión de descontento popular que no ha logrado ser controlada, ni siquiera por intermedio de la presencia de militares.
Imagen: picture-alliance/AP Images/E. Felix
Todo partió con la evasión
Las manifestaciones contra el alza en el precio del boleto del Metro comenzaron el 14 de octubre y fueron convocadas por secundarios, que se coordinaron a través de las redes sociales. Cuando los entrevistaban, decían hacerlo por sus padres, que ya gastan mucho dinero en transporte. El llamado era a evadir el pago saltando las barreras en las estaciones del ferrocarril urbano de Santiago.
Imagen: Reuters/C. Vera
Vandalismo y enfrentamientos
La manifestación, originalmente pacífica, fue reprimida por la policía militarizada chilena, lo que generó malestar entre los jóvenes. La consigna "basta de abusos", sin embargo, comenzó a permear otras capas sociales en un país donde la desigualdad no ha podido ser eficientemente combatida en los últimos años. Comenzaron, así, los primeros enfrentamientos con la policía.
Imagen: Reuters/I. Alvarado
El caos se extiende
Las protestas se extendieron rápidamente por todo Santiago, y al comienzo tímidamente en otras regiones del país. También empezaron los saqueos a supermercados y la destrucción de bienes públicos y privados. Al mismo tiempo, la ciudadanía siguió expresando su malestar por el alto costo de la vida, bajos salarios, pensiones miserables y otros problemas a través de ensordecedores cacerolazos.
Imagen: Getty Images/AFP/C. Reyes
La destrucción del Metro
Quizás las escenas más desoladoras para los santiaguinos, siempre orgullosos de su Metro, fueron las que mostraban la destrucción de casi un centenar de estaciones del tren urbano, las que fueron incendiadas y vandalizadas por hordas. Algunos ataques parecieron coordinados. A estas alturas, las fuerzas de seguridad se vieron superadas por la acción de inadaptados.
Imagen: AFP/J. Torrest
Militares a la calle
El viernes 18 de octubre, el presidente Sebastián Piñera decretó el estado de excepción y ordenó que las Fuerzas Armadas salieran a las calles para ayudar a restaurar el orden. Pronto los militares, ya a cargo de la seguridad, decretaron toque de queda en la capital y otras ciudades, pues las protestas, pero también los saqueos, se habían extendido a todo el país.
Imagen: picture-alliance/AP Images/AP Photo/E. Felix
Toque de queda y problemas
El toque de queda, una medida constitucional que no se utilizaba desde la dictadura de Augusto Pinochet, generó una serie de dificultades. El aeropuerto de Santiago se vio totalmente colapsado debido a que se suspendieron vuelos porque las tripulaciones no pudieron llegar a trabajar y muchos turistas quedaron varados en el terminal aéreo, sin recibir información ni tener acceso a alimentación.
Imagen: Imago-Images/Aton Chile/D. Yankovic
Medida ineficaz
A pesar del toque de queda y de la cada vez más dura represión, las protestas siguieron su curso, incluso una vez que imperaba la prohibición de salir de los hogares. Las fuerzas de seguridad seguían viendo con impotencia los saqueos, incendios de centros comerciales y siendo muchas veces desbordados por las masivas manifestaciones pacíficas, en las que -de todas formas- actuaban con dureza.
Imagen: imago images/Aton Chile/J. Torres
Numerosas denuncias de abusos
Los desmanes y la represión han dejando una veintena de muertos, casi 200 heridos a bala, más de 5.000 detenidos y daños, solo en el Metro, que superan los 300 millones de dólares. El Instituto de Derechos Humanos denunció que al menos cinco de las muertes fueron obra de la acción desmedida de las fuerzas de seguridad, y en un caso un militar fue detenido por haber disparado contra un ciudadano.
Imagen: Getty Images/AFP/M. Bernetti
Un paquete de medidas
El martes 22 de octubre en la noche, el presidente Piñera presentó un paquete de medidas con las que pretende calmar la furia ciudadana. Entre ellas está un aumento de la pensión básica y del salario mínimo, la reducción del sueldo de los parlamentarios y la creación de un seguro de salud para enfermedades catastróficas. El paquete surgió tras una reunión con partidos de gobierno y oposición.
Imagen: AFP/HO
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