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¿Democracia directa frente a la crisis climática?

Ruby Russell
8 de octubre de 2019

Extinction Rebellion exige a los políticos dejar en manos del pueblo la acción climática. ¿Pueden las asambleas ciudadanas ser una herramienta democrática adecuada para la magnitud de la crisis?

Global Ideas Symbolbild Bürgerversammlung für Klimaschutz
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/A. Pitton

Manifestantes de 52 países saldrán a las calles en las próximas dos semanas para exigir una acción urgente y radical contra la crisis climática.

El año pasado surgió en Gran Bretaña el movimiento social mundial Extintion Rebellion (Rebelión contra la Extinción). Los activistas bloquearon las principales arterias de tráfico de Londres, se desnudaron en la Cámara de los Comunes y aceptaron deliberadamente su encarcelamiento para luchar por el futuro del planeta.

El movimiento advierte de la "extinción masiva de especies” y de un "inminente colapso climático”. Su principal mensaje incluye tres simples demandas.

Quieren que se declare una "emergencia climática”, tal y como hizo el gobierno británico a principios de este año. Además, exigen la neutralidad climática para 2025 en lugar de 2050, como se pretende hasta ahora.

Su tercera exigencia es que el pueblo impulse la política climática a través de asambleas ciudadanas. Y es que los representantes de la democracia parlamentaria están bajo la presión de grupos de interés y temen los grandes acuerdos, razón por la cual este sistema ha demostrado ser inadecuado para tales desafíos, según Linda Doyle, activista del movimiento.

"Es incapaz de resolver tales crisis porque se basa en ciclos electorales cortos y eso fomenta la formulación de políticas a corto plazo”, explica a DW. "Creemos que la sociedad británica debería tener el poder de sentarse, entender, deliberar con sus semejantes y decidir cómo responder a esta crisis”, añade.

Algunos argumentan que las asambleas ciudadanas pueden ayudar a cerrar la brecha entre el pueblo y el parlamento.Imagen: picture-alliance/dpa/D. Haria

Modelo del momento

La provincia canadiense de Columbia Británica fue pionera en este modelo en 2004, cuando confió a 161 de sus ciudadanos la propuesta de un nuevo sistema electoral.

También se ha empleado a nivel local en Polonia y en Australia Meridional para decidir sobre el destino de los residuos nucleares. Madrid y la Bélgica germanoparlante están haciendo de las asambleas ciudadanas una característica permanente de sus sistemas democráticos, y en Francia han pasado a formar parte del debate nacional en respuesta al movimiento de los chalecos amarillos.

La más conocida, probablemente, fue una asamblea ciudadana en Irlanda, que tras décadas de bloqueo político, consiguió legalizar el aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Extintion Rebellion está convencida de que, adecuadamente informado y con tiempo para deliberar, un grupo de ciudadanos seleccionados al azar "entenderán el sentido de urgencia que sentimos todos en el movimiento”, dice Doyle. "Entonces será cuestión de tratar de encontrar la mejor manera de lidiar con esta situación”. Pero no es tan fácil.

Por muy complejo y emotivo que sea el debate sobre el aborto en Irlanda, la cuestión podía reducirse a una pregunta con una respuesta: sí o no. Por el contrario, el cambio hacia una economía libre de carbono tiene una dimensión muy diferente, al menos en términos políticos.

Radicales en escala

La asamblea ciudadana irlandesa también abordó el cambio climático y adoptó 13 medidas, incluyendo el aumento de impuestos para reducir las emisiones de CO2, con una mayoría de más del 80 por ciento. Tras discutir el asunto durante dos fines de semana, presentaron sus propuestas a una comisión parlamentaria. El comité convirtió parte de ellas en un plan de acción sobre el clima publicado en el verano de 2019.

Pero Extintion Rebellion tiene mayores ambiciones que las "superficiales” propuestas hechas por la asamblea irlandesa, según Doyle.

Para que las asambleas ciudadanas sean verdaderamente representativas también hay que incluir a aquellos que no están comprometidos con el tema.Imagen: picture-alliance/Pacific Press/E. McGregor

Los activistas quieren una asamblea que se sumerja profundamente en la ciencia del clima y en cuestiones de justicia ambiental y social, antes de centrarse en áreas como el transporte, la agricultura y la vivienda. Además, quieren que cualquier decisión que se tome por mayoría de dos tercios sea vinculante para los gobiernos.

Pero no todo el mundo está de acuerdo con estas exigencias.

Oliver Escobar, profesor titular de ciencias políticas de la Universidad de Edimburgo, opina que las asambleas de ciudadanos deben trabajar con las instituciones democráticas existentes y no ignorarlas.

"La tarea del Parlamento es registrar y revisar los resultados de las asambleas ciudadanas, al igual que se revisa cualquier otra ley”, explica Escobar a DW. "Este sistema de control y supervisión es esencial”.

Ámbito de aplicación radical

El proceso de selección de ciudadanos para la asamblea también es delicado. Para ser verdaderamente representativo, debe tener en cuenta muchos parámetros demográficos, como la edad, el sexo, los ingresos, el nivel educativo y factores geográficos.

Según Escobar, los puntos de vista deben reflejar el amplio rango de la sociedad, incluyendo a aquellos que aún no tienen una opinión y, en números razonables, aquellos que niegan el cambio climático.

"Necesitan ser testigos de todo el proceso y, a continuación, ser portavoces que hablen a su propia comunidad sobre los puntos de vista y acuerdos de la asamblea”, dice Escobar.

Extintion Rebellion también quiere conseguir que los debates se extiendan al otro extremo del espectro ideológico, y dar tiempo a propuestas mucho más drásticas que las que están actualmente en la agenda política, como su demanda de emisiones cero para 2025.

Activistas en la protesta de Extintion Rebellion en Londres.Imagen: Getty Images/D. Kitwood

El gobierno británico planea este otoño una Asamblea Nacional de Ciudadanos sobre el Cambio Climático "para alimentar aún más el debate político” sobre cómo se pueden lograr emisiones netas nulas para el año 2050. "Una sentencia de muerte para muchas personas en todo el mundo”, dice Doyle.

A Doyle también le preocupa que la asamblea ciudadana británica no aborde los pasos más importantes que el país podría dar.

"Las pajitas y bolsas de plástico y los vuelos son cosas importantes en las que pensar”, dice, "pero en realidad necesitamos la acción del gobierno”, como la prohibición de la fracturación hidráulica (del inglés, fracking), el fin de los subsidios a los combustibles fósiles y las sanciones contra los mayores emisores.

Tendiendo puentes entre la calle y el Parlamento

Poner fin al uso del dinero de los contribuyentes para extraer y quemar combustibles fósiles podría parecer obvio para los participantes en las huelgas contra el cambio climático del mes pasado, pero hasta ahora ningún gobierno europeo está tomando medidas serias a este respecto.

Las asambleas ciudadanas podrían cerrar esta brecha entre la calle y el parlamento, según sus partidarios.

"No basta con tener un movimiento fuerte en las calles si se quiere lograr algo”, dice Escobar. "También es necesario algún tipo de mecanismo que conecte la calle con las instituciones”, añade.

Extintion Rebellion quiere que las asambleas discutan cómo llegar a cero emisiones netas para el año 2025. Imagen: Getty Images/D. Kitwood

Este verano, Camilla Wilkinson, profesora de arquitectura de la Universidad de Westminster, participó en una asamblea que presentó propuestas locales de protección del clima ante el Consejo de Camden, en Londres.

Wilkinson cuenta a DW que los participantes estaban motivados por la idea de un Camden más limpio y verde. Pero el proceso también agudizó sus sentidos para reconocer las trampas políticas.

"Es algo tan difícil de entender, que haya que pagar grandes cantidades de dinero simplemente para mantener el status quo”, explica.

Un mandato para lograr compromisos difíciles

Sin embargo, quizás una de las fortalezas del modelo es dar a los funcionarios electos un mandato poderoso para tomar decisiones difíciles.

"El aborto en particular, pero también el cambio climático, eran temas que los políticos no querían tocar”, dice Diarmuid Torney. "Por eso los pusieron en manos de una asamblea ciudadana, que formuló una serie de recomendaciones y permitió a los políticos seguir adelante con las decisiones políticas”.

Según Torney, fue miembro del grupo de expertos de la asamblea de ciudadanos irlandeses para el cambio climático,.ésta hizo que el clima ocupara un lugar central en la toma de decisiones parlamentarias, en un país que se había quedado rezagado en materia de cambio climático.

Aunque admite que el margen de maniobra era limitado, mucho ha cambiado en los dos años posteriores a la primera reunión. El sentido de urgencia entre científicos como él, la opinión pública y los políticos es mucho mayor ahora.

"El pasado otoño se publicó el informe de 1,5 grados del IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) y hace dos años Extintion Rebellion todavía no existía”, dice Torney. "Si abordáramos el asunto hoy, podríamos hacerlo de otra manera”.

(ar/ers)

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