Asesinatos selectivos en Afganistán: ¿Qué tuvo que ver el Bundeswehr?
30 de diciembre de 2014Según documentos confidenciales pertenecientes a un registro de actividades del período 2009-2011, efectivos de la Bundeswehr que formaron parte de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) hasta finales de 2014 habrían recolectado información útil para dar con el paradero exacto de jefes talibanes en Afganistán.
Los datos recopilados por los agentes del Ejército germano habrían servido para crear una lista de objetivos talibanes en Afganistán –la “lista OTAN”, la han bautizado algunos medios– que luego habría sido usada para asesinar a individuos específicos sin proceso judicial previo. Un teléfono móvil bastaría para rastrear a las personas de esa lista.
Los documentos que aluden a esta lista de los terroristas más buscados en Afganistán y Pakistán por los servicios secretos de la alianza occidental fueron filtrados por el “whistleblower” estadounidense Edward Snowden, el excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) que reveló la magnitud de las prácticas de espionaje de Estados Unidos y Gran Bretaña.
“Dicha lista fue decisiva en la lucha contra las milicias talibanes”, se comenta en un reportaje del semanario germano Der Spiegel. Según esta publicación, en la lista de individuos por “capturar o desactivar” se llegaron a contar hasta 750 personas, “de todos los niveles de mando”. Los autores del reporte, hablan de “cacería despiadada” de las milicias talibanes y sus seguidores.
También había narcotraficantes en esa lista; algo que, hasta ahora, no se conocía. La justificación de esa estrategia de “desactivación”: los talibanes no podían ser derrotados si no se les cortaba las fuentes de financiación, cita Der Spiegel documentos de los servicios secretos estadounidenses y británicos relacionados con la ISAF, la misión de seguridad desplegada en la región tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El papel de un general alemán
Alemania, según se desprende de dichos documentos, habría participado más activamente de lo que se creía en los controvertidos “asesinatos selectivos” de terroristas. Lo dice el diario alemán Bild, en la edición de este martes (30.12.2014). Según este periódico, el general Markus Kneip, comandante de la misión ISAF en el norte de Afganistán en 2011, habría escogido –personalmente– los objetivos a “desactivar”.
Es más, en la central del batallón alemán estacionado en Masar-e-Sharif, habría existido una “unidad de apoyo para la localización de objetivos”. Según Bild, la tarea de esa unidad era recolectar informaciones que debían presentársele a Kneip para su aprobación o desaprobacióncon. Para ello contaba con la ayuda del Servicio Federal de Inteligencia de Alemania (BND).
Entre las informaciones recogidas habrían estado los números telefónicos que hicieron posible establecer las coordenadas del paradero del líder talibán Kari Jusuf. Las denuncias de que las tropas alemanas habrían jugado un papel activo en los asesinatos selectivos de talibanes no son nuevas. Desde 2010 hay reportes sobre ello.
En el estudio Targeted killings (Asesinatos selectivos), publicado por la Fundación Ciencia y Política (SWP) de Berlín en enero de 2012, varios analistas sostuvieron que Alemania estaba involucrada “directamente” en la identificación de personas que debían ser capturadas o, en casos determinados, asesinadas.
"El Ejército alemán no está para recoger flores"
Alemania hacía una salvedad de carácter nacional, según la cual la comandancia militar solo podía emitir recomendaciones de captura y no de asesinato. Sin embargo, no se puede descartar que personas capturadas por recomendación de oficiales alemanes hayan sido ejecutadas, “ya sea porque ofrecieron resistencia violenta a su captura o porque, siendo combatientes, fueron considerados objetivos militares legítimos”, argumentaban los autores del estudio de la SWP.
El alemán Egon Ramms, un general retirado que llegó a dirigir el Allied Joint Force Command en Brunssum, Holanda, parece confirmar esa noción. “Los soldados alemanes no fueron enviados para recoger flores”, dice Ramms, quien estuvo encargado de las operaciones de la OTAN en Afganistán. “Aquella era una misión militar”, agrega.
La oposición alemana exige ahora el completo esclarecimiento del caso: “Propiciar selectivamente la muerte de sospechosos sin que hayan sido sometidos a un debido proceso es asesinato”, enfatiza Jan van Aken, experto en armamento y asuntos bélicos del partido La Izquierda.
En caso de que se confirme que una unidad de las tropas alemanas en Afganistán entregó nombres y números de teléfono a la OTAN para que fueran incluidos en las listas de personas por eliminar, los responsables tendrían que responder ante la Justicia. Ahora son los propios afganos quienes decidirán la forma en que se pondrá coto a los desafueros de los talibanes: con el fin de la misión ISAF, también termina este 31 de diciembre la misión de la OTAN.