El estadounidense DeMille ya era un pionero del género cinematográfico bíblico. De hecho, "Los diez mandamientos" también es una película muda que el director, admirado por sus escenas de masas, ya había hecho años antes, en 1923. Al principio, la Iglesia lo recibió de forma escéptica, pero luego reconoció la eficacia y utilidad de un medio que llegaba a tanta gente.

En esta década, Hollywood empezó a llevar la Biblia a la pantalla con complejos efectos especiales y ejércitos de extras. "Los diez mandamientos", del director Cecil B. DeMille, se convirtió en el gran referente del género. En ella, Charlton Heston (foto) hace de Moisés, quien separa las aguas del Mar Rojo y guía al pueblo de los israelitas hacia la libertad.

El éxito de las películas bíblicas durante los 50 se prolongó a la siguiente década. Pero los nuevos directores se centraron en el Nuevo Testamento y en la historia de Jesús de Nazaret. "Rey de reyes", de Nicholas Ray, fue la primera gran película con sonido y en color que se centró en la figura del mesías católico.

En Europa, las adaptaciones cinematográficas de la Biblia vinieron sobre todo de Italia. También muchas películas de Hollywood fueron grabadas en el país mediterráneo, sobre todo en los estudios Cinecittà, al sur de Roma. "El Evangelio según San Mateo", de Pier Paolo Pasolini, ofreció una versión muy laica, sobria y con gran ambición artística de la vida de Jesús.

Hollywood no perdió este gusto por la monumentalidad. El propio título de la película de George Stevens ya daba una idea de sus ambiciones: "La historia más grande jamás contada" (1963). En esta obra de tres obras, Max von Sydow hace de Jesús, mientras que Telly Savalas encarna a Poncio Pilato.

Tras las revueltas de 1968 y la consolidación de la cultura "hippie" se sentía la necesidad de abordar la Biblia con otras perspectivas. Productores y directores se volvieron más valientes y libres. Así, la adaptación musical "Jesucristo superstar" se convirtió en 1973 en un éxito mundial.

Pero más valientes aún fueron los cómicos británicos Monty Python, quienes a finales de la década se atrevieron a interpretar de forma mordaz (y a veces ridícula) diferentes episodios de la Biblia. "La vida de Brian" fue un éxito total, pero también recibió enérgicas críticas. Católicos, protestantes y judíos tildaron la obra de blasfema.

No obstante, nunca faltaron las películas bíblicas "más honestas", que llevaban a la gran pantalla su mensaje moral. Un ejemplo es la coproducción británica-estadounidense "Rey David", de 1985, dirigida por el australiano Bruce Beresford. Richard Gere fue el encargado de interpretar a este inteligente pero noble rey David.

Tuvieron que llegar directores como el estadounidense Martin Scorsese para volver a estimular el género. En 1988 vio la luz su ambicioso largometraje "La última tentación de Cristo". Esta vez fue Willem Dafoe quien dio vida a un Jesús puesto a prueba una y otra vez. Esta adaptación de la novela de Nikos Kazantzakis recibió enormes críticas de la Iglesia.

El australiano Mel Gibson volvió a hacer en 2004 que todo el mundo hablase sobre una película bíblica. "La pasión de Cristo" (en la imagen aparece el director con el actor protagonista, James Caviezel) cuenta de forma dramática los últimos días del hijo de Dios. Muchos entre el público, y sobre todo en los círculos católicos, criticaron duramente la violencia de la representación.