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¿Asia o América? ¿Dónde y cómo prevenir desastres naturales?

9 de septiembre de 2024

Cuando la fuerza de la naturaleza golpea a sociedades vulnerables, se producen catástrofes. Pero el Informe Mundial de Riesgos 2024 muestra también que la prevención es posible.

Filipinas|  Inundaciones en Manila, resultado del tifón Yagi.
Inundaciones en Manila, resultado del tifón Yagi.Imagen: Ted Alibe/AFP

Terremotos, erupciones volcánicas, sequías. Y, una y otra vez, huracanes e inundaciones. En Filipinas, estos fenómenos naturales son casi parte de la vida cotidiana. Recientemente, el tifón Yagi provocó el desbordamiento de ríos y el deslizamiento de laderas enteras. Al menos 14 personas se ahogaron o quedaron sepultadas por la tierra y el barro. Yagi fue el quinto tifón que azotó Filipinas desde mayo.

Filipinas es un "país de alto riesgo", afirma Katrin Radtke, profesora de ayuda humanitaria y prevención de desastres en la Universidad del Ruhr, con sede en Bochum. Como directora científica, es responsable del Informe de Riesgo Mundial de Bündnis Entwicklung Hilft, una alianza para la ayuda al desarrollo, que utiliza un índice para analizar el peligro de desastres en 193 países.

Mayor riesgo: Filipinas, Indonesia, India, Colombia y México

Tras Filipinas, los primeros puestos este año los ocupan Indonesia, India, Colombia y México. "Estos países se ven afectados por fenómenos naturales extremos con mucha frecuencia y con una intensidad muy alta", explica Radtke a DW. "Eso es lo que llamamos alta exposición".

Pero no sólo es crucial la frecuencia y la intensidad de las tormentas, los terremotos o las sequías. Además, existe un alto nivel de vulnerabilidad. "Esto significa que las sociedades tienen poco para contrarrestar estos peligros naturales. Por ejemplo, porque son pobres, tienen un alto nivel de corrupción, una atención sanitaria deficiente o no están preparadas para afrontar desastres".

Según el índice, ocho de los diez países más vulnerables se encuentran en África. Sólo Afganistán y Yemen, que han sido desgarrados por la guerra durante décadas, tienen un nivel similar de vulnerabilidad. En estos países hay, por ejemplo, pocos médicos y camas de hospital, por lo que mueren más personas a consecuencia de fenómenos naturales.

La vulnerabilidad se puede reducir

Por otro lado, si un país ha invertido en medidas de precaución, entonces, un evento natural no necesariamente tiene que convertirse en una gran catástrofe para muchas personas. Esto explica por qué países más ricos como EE. UU. o Australia no obtienen resultados aún peores en el índice general, a pesar de una probabilidad muy alta de que se produzcan fenómenos extremos como sequías, terremotos o tormentas.

"China demuestra que podemos aprender de las crisis y los desastres y que el riesgo de desastres se puede reducir", afirma Radtke. El país ocupa el puesto 22 en el actual índice de riesgo mundial, 12 puestos mejor que el año anterior.

"Esto se debe principalmente a que China pudo reducir significativamente su vulnerabilidad en respuesta a la pandemia del coronavirus", explica la experta. El país invirtió enormemente en su sistema de salud, con la construcción de nuevos hospitales y amplias campañas de vacunación, por ejemplo. "Lo que no podemos reflejar en el índice de riesgo mundial es que esto también se produjo a expensas de las libertades civiles de la población", advierte Radtke.

La guerra aumenta el impacto de los desastres

El Índice Mundial de Riesgo sólo cubre los desastres naturales, no el peligro que representan para las personas las guerras y los conflictos. "Pero cada vez notamos más que existen conexiones", afirma Radtke. "Que los fenómenos naturales extremos se producen cada vez con mayor frecuencia, en parte debido al cambio climático, y sus efectos se intensifican cuando afectan a regiones en conflicto". El Informe Mundial de Riesgos llama a esto "crisis múltiples”.

Los estudios muestran, por ejemplo, que los grupos armados crecen después de los desastres naturales. De repente, reclutan a gente empobrecida y desarraigada. También hay una lucha por recursos cada vez más escasos, como agua, alimentos o energía, y a menudo también por suministros de socorro. Los desastres naturales pueden exacerbar los conflictos.

"Sin embargo, también es posible que acontecimientos naturales extremos abran ventanas de oportunidad que conduzcan a un entendimiento entre las partes en conflicto". Cuando está claro para todas las partes que es necesario unirse para conseguir la ayuda de emergencia y lograr la reconstrucción. Así, por ejemplo, el conflicto de décadas en la provincia indonesia de Aceh terminó después del devastador tsunami de 2004.

Fe y solidaridad en tiempos de necesidad

Si los países quieren reducir su vulnerabilidad a los fenómenos naturales, hay que mirar más allá de la protección clásica contra desastres: represas, sistemas de alerta y personal de rescate. "Invertir en educación y salud o reducir las desigualdades sociales tiene un impacto muy grande en la vulnerabilidad", insiste Radtke. Además, un país que consigue controlar la corrupción es también un país mejor equipado para afrontar las consecuencias de desastres.

Afortunadamente, existen muchas medidas para prepararse, dice Radtke. Sin embargo, algunas no pudieron registrarse en números ni mapearse con un índice. En Filipinas, por ejemplo, la fe y el apoyo de la familia y el vecindario desempeñan un papel importante a la hora de afrontar acontecimientos extremos.

La humanidad también puede influir sobre la exposición, o sea, sobre la probabilidad de que se produzcan fenómenos extremos, subraya Radtke. "Porque la exposición, al menos a algunos peligros naturales, está directamente relacionada con el cambio climático". Así que, si la humanidad lograse mantener a raya el calentamiento global, se vería amenazada por menos desastres naturales.

(rml/ers)

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