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Berlín invita a reflexionar con museo de "comida repugnante"

13 de agosto de 2024

El museo, además de repartir bolsas para vomitar en la entrada, presenta una colección de comidas desagradables. Más allá del impacto, los organizadores buscan mostrar que "el asco es contextual y cultural".

Ojos de oveja en zumo de tomate en el Disgusting Food Museum de Berlin.
Un "Mongolian Mary", ojos de oveja en zumo de tomate en el Disgusting Food Museum de Berlin.Imagen: Annette Riedl/dpa/picture alliance

Una bebida de orina de vaca, cócteles que mezclan vodka con el corazón de una serpiente cobra y un vino fermentado a base de crías de ratón...lo que algunos encuentran repugnante, son una delicia para otros. El Museo de la Comida Repugnante ("Disgusting Food Museum") en Berlín (Alemania) invita a mostrar las diferencias culturales culinarias en el mundo.

El recorrido se inicia con el regalo de una bolsa de papel para vomitar, de la que han hecho uso ya al menos 50 personas desde la apertura del museo en 2021, dice a la agencia Efe Steffen Beyer, un responsable de la muestra.

En la colección de comidas desagradables y repugnantes están representadas muchas culturas de todo el mundo; lugares que consideran estos alimentos medicinales, espirituales y en algunos casos afrodisíacos. En las vitrinas están expuestos órganos cocidos, fritos y en algunos casos réplicas de distintas partes de animales, como el pene o los testículos de toro, muy populares en China

Un pangolín yace en una sopa en el Disgusting Food Museum de Berlín.Imagen: Annette Riedl/dpa/picture alliance

Un museo que invita a la reflexión

En la entrada del museo se aprecia el mensaje: "El asco es contextual. El asco es cultural. Nos gustan los alimentos con los que hemos crecido, pero las ideas sobre el asco pueden cambiar con el tiempo".

Más adelante, el recorrido continúa hacia un espacio limpio y luminoso que da la impresión de ser un laboratorio y a la vez una prestigiosa galería de arte. Dentro de la vitrina central se ubica el conocido como "Cazu Marzu", un queso Pecorino de Cerdeña con un hueco en el centro, lleno de gusanos vivos.

Steffen Beyer explica que los visitantes buscan un "efecto impactante" con su visita al museo, pero que ellos consideran que se trata más bien de aprender algo sobre el asco en particular y, de alguna manera, sobre cómo funciona en otras culturas, "cómo sientes asco o cuándo (algo) te da asco", dice.

"Lo enfocamos desde el punto de vista culinario, para derribar prejuicios", sostiene Alexandra Bernsteiner, directora del museo, en declaraciones recogidas por Euronews.

Una tarántula yace en una sopa en el Disgusting Food Museum de Berlín.Imagen: Annette Riedl/dpa/picture alliance

Visita con los cinco sentidos

A lo largo de la exposición se exponen videos que permiten visualizar distintos procesos de preparación. Un ejemplo de ello es el caso de Vietnam, donde se saca el corazón de una serpiente cobra para servirlo en una copa con vodka y la sangre se derrama en ese proceso.

También es posible oler distintos frascos con trozos de queso o pescado dentro de ellos, uno de los cuales almacena una pieza de uno de los tiburones más pestilentes del mundo.

El museo también expone piezas de una fruta asiática llamada durian, conocida como la más apestosa del mundo, y arenque fermentado de Suecia. Ambos productos son conocidos por sus penetrantes olores, y los visitantes del museo pueden comprobarlo en pequeños frascos con muestras.

Por último, la muestra ofrece una serie de insectos fritos, cremas para untar y bebidas como esperma de caballo u orina de vaca, para estimular el gusto de sus visitantes.

Una serpiente dentro de un frasco en el Disgusting Food Museum de Berlín. Según la creencia popular, el licor de serpiente "Habushu" tiene un efecto estimulante sobre la libido. Imagen: Annette Riedl/dpa/picture alliance

Un mecanismo evolutivo 

"El asco es una de las emociones básicas", explica Bernsteiner. "Se dice que es la primera instancia del sistema inmunitario, porque el cerebro te avisa cuando algo puede contener una enfermedad, o cuando se trata de algo que no deberías pensar que es un alimento", recalca.

Pero por muy universal que sea la sensación de asco, el estímulo que lo provoca es individual y de carácter relativo.

"Las ideas sobre el asco cambian con el tiempo. Hace 200 años, la langosta era tan indeseable que solo se servía a prisioneros y esclavos. Hoy en día la langosta es un lujo delicioso", argumenta un texto que acompaña la exposición.

El museo parte además de la idea de que el planeta actualmente no puede sostener la producción de carne y por ello el ser humano debe considerar fuentes alternativas de proteínas, como los insectos y la carne cultivada en el laboratorio. En este sentido, plantea la pregunta de si un cambio en nuestra percepción del asco podría ayudarnos a adoptar los alimentos ecológicamente sostenibles del futuro.

aa (efe, Euronews)

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