Atacante de diario en EE. UU. es acusado de asesinato
29 de junio de 2018
La fiscalía del estado de Maryland presentó cinco cargos de asesinato contra el presunto autor del tiroteo en el diario "Capital Gazette" de Annapolis.
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El hombre que presuntamente mató a disparos a cinco personas el jueves en un tiroteo contra la redacción de un periódico en Maryland, Estados Unidos, fue acusado hoy (29.06.2018) de cinco cargos de asesinato en primer grado, a la espera de que se celebre una cita para fijar una fianza.
A pesar de la gravedad de los hechos, Ramos no se enfrentará a la pena de muerte, puesto que Maryland abolió esa condena en 2013.
El diario Capital Gazette continuó trabajando a pesar de la tragedia y publicó su edición diaria, en cuya portada destacó las muertes de sus colaboradores, cuatro periodistas y una asistente de ventas.
"El Capital Gazette perdió hoy a cinco miembros de nuestra familia", escribió el diario en Twitter un día después del ataque y ofreció información sobre las vidas personales de cada una de las personas asesinadas.
Los editores dejaron la página de opinión del periódico completamente en blanco con un mensaje que decía: "Hoy nos hemos quedado sin palabras". Debajo figuraba la lista de los fallecidos.
La Policía determinó que el atacante, identificado como Jarrod Ramos, de 38 años, disparó intencionadamente contra el pequeño periódico local. En 2012 Ramos había presentado una demanda por difamación contra el diario por la información que había publicado en 2011 sobre un caso de acoso contra el sospechoso.
Se trata del ataque más mortal dirigido contra medios estadounidenses desde que el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) comenzó sus registros en 1992.
El tiroteo se produjo la tarde del jueves y el atacante fue detenido e interrogado durante horas, mientras su vivienda fue registrada. Ramos usó una escopeta adquirida legalmente, según informó la Policía, y las autoridades creen que actuó en solitario.
Las cámaras de seguridad grabaron el tiroteo. El atacante se abrió camino disparando contra una puerta de cristal y después procedió a matar y herir a sus víctimas. Posteriormente fue encontrado por la Policía escondido bajo una mesa.
La Policía también reportó después que se enviaron amenazas al periódico a través de redes sociales hasta este mismo jueves. No dio más detalles, pero indicó que los funcionarios intentan confirmar quién las envió y a través de qué plataforma.
La redacción del Capital Gazette se encuentran a unos 45 kilómetros a las afueras de Washington DC.
PANA/FEW (dpa, efe) Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos enFacebook | Twitter | YouTube |
Refugiados hondureños arriesgan sus vidas para llegar a EE.UU.
Los refugiados de Centroamérica intentan llamar la atención sobre los abusos y ataques que sufren cuando intentan llegar a Estados Unidos. Sanne Derks los documentó en un albergue en Apizaco, México.
Imagen: Getty Images/D. McNew
En movimiento
La mayoría de los inmigrantes centroamericanos viajan en el techo de los trenes de mercancías. Los oficiales de migración controlan con más frecuencia los buses. Cruzar la frontera americana es un reto. En caso de que no puedan permitirse un "coyote", un traficante de personas, muchos transportan drogas para pagarse el trayecto hasta la frontera, controlada por los carteles del narcotráfico.
Imagen: DW/S. Derks
Jugándose la vida
Un tren en marcha puede ser peligroso. Alex García, granjero de profesión, perdió una pierna al tratar de bajarse de un tren en movimiento. Se está recuperando en un centro de acogida de refugiados y no sabe qué será de su vida después de haberse curado.
Imagen: DW/S. Derks
No llamar mucho la atención
Según Miguel Ángel (en la imagen), el peor riesgo en el camino es ser secuestrado por una banda de crimen organizado como, por ejemplo, los Zetas. La mayoría de los inmigrantes no tienen celulares o un portátil en caso de que sean atrapadados o extorsionados.
Imagen: DW/S. Derks
Un alivio tras el arriesgado viaje
Los inmigrantes tratan de encontrar cobijo a lo largo de la ruta en uno de los 52 albergues o centros de acogida en México. En Apizaco, pueden descansar 24 horas a excepción de cuando han resultado heridos o han sufrido accidentes. Los cuatro hombres de la imagen tienen permiso para quedarse por más tiempo, porque recibieron disparos o fueron heridos durante el viaje.
Imagen: DW/S. Derks
Esperando horas y horas
A veces, los inmigrantes tienen que esperar días para tomar el próximo tren. Delmín Flores (centro) y sus primos, Alejandro Deras y Luis Deras, están sentados al sol durante horas en frente del albergue. Se vieron obligados a abandonar la región cafetera en Honduras tras el desplome de los precios del café. De noche, corren el riesgo de ser atacados o asesinados por los traficantes de órganos.
Imagen: DW/S. Derks
Trepando para encontrar la seguridad
Muy pocos niños o mujeres realizan el viaje en tren. El riesgo de caer en mano de traficantes o ser violados es muy alto. Esta mujer y su hijo realizan el viaje acompañados de su marido, quien ha intentado cruzar la frontera más de 17 veces.
Imagen: DW/S. Derks
Heridas de balas
Herdín Varga cuenta cómo fue disparado por un guardia sobre el tren. Las balas lo hirieron en el brazo y en la garganta. Si la bala hubiera entrado un centímentro más a la derecha, hoy estaría muerto. Recibió el permiso de recuperarse en el albergue y seguir el viaje temporalmente por México en autobús
Imagen: DW/S. Derks
Rezando y pidiendo seguridad
El albergue fue fundado y financiado por el cura católico Ramiro Sánchez en 2010. Luego se convirtió en una organización civil, independiente del gobierno. Antes de que se sirva la comida, los refugiados rezan juntos. Muchos son creyentes y piensan que Dios los protegerá durante su viaje.
Imagen: DW/S. Derks
Fuera del albergue
Si han dejado el albergue, los inmigrantes no pueden volver a pasar la noche en él. Esta regla se aplicó para proteger la seguridad de los empleados, quienes temen que los inmigrantes puedan haber estado en contacto con los traficantes de órganos.
"El albergue es para la ayuda humanitaria, no para que la gente haga negocios", dijo Sergio Luna, empleado del albergue, a DW.
Imagen: DW/S. Derks
Todo en vano
Este grupo de inimigrantes abordó el único tren que pasó ese día, pero paró inmediatamente después de haber dejado la estación de trenes. Se vieron obligados a recorrer el camino de vuelta hacia el albergue y esperar a tener más suerte la próxima vez.