Al menos 45 personas murieron en un ataque de los talibanes a una base de la principal agencia de seguridad afgana, recientemente construida en la provincia central de Maidan Wardak.
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"Hemos recibido en el hospital provincial a 40 víctimas del ataque, de las que 12 estaban muertas antes de llegar y las otras 28 están heridas", señaló a Efe el jefe del departamento de salud pública de Maidan Wardak, Salim Asarkhil. La fuente precisó que no hay civiles entre las víctimas y añadió que "casi todas pertenecen a las fuerzas de seguridad". Las autoridades afganas aumentaron posteriormente el balance mortal a 45 militares fallecidos en el ataque.
Un miembro del consejo provincial, Sardar Bakhtiar, afirmó que el ataque a la base del Directorio Nacional de Seguridad (NDS, en inglés) comenzó hacia las 7.30 horas (3.00 GMT).
"Un primer atacante suicida hizo detonar un vehículo cargado de explosivos contra la base de las fuerzas de seguridad", dijo, antes de añadir que a la explosión le siguió un tiroteo de unos veinte minutos, después de que varios insurgentes trataran de entrar en el edificio.
El puesto militar, con capacidad para unos 150 miembros de la agencia de inteligencia, está menos de dos kilómetros de la capital provincial, Maidan Shahar, precisó Bakhtiar.
Autoría talibana
El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, reivindicó la autoría del atentado en un breve comunicado, antes de afirmar que "varios soldados y oficiales de las fuerzas especiales fueron asesinados" en el tiroteo.
La provincia de Maidan Wardak, situada al sur de Kabul, comparte frontera con las inestables Ghazni (sur) y Logar (este) y tiene una importancia estratégica para los insurgentes y para el Gobierno afgano, ya que sirve como puerta de paso hacia el sur y el centro de la nación asiática.
Desde el fin de la misión de combate de la OTAN, en enero de 2015, el Gobierno afgano ha ido perdiendo terreno ante los talibanes y apenas controla un 56 % del país, según datos de la Inspección General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) del Congreso de Estados Unidos.
rml (efe, dpa) Última actualización a las 6:55 CET del martes con la cifra definitiva de muertos.
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Deportaciones de Alemania a Afganistán
En diciembre de 2016 tuvo lugar la primera deportación colectiva de 34 afganos a los que les había sido denegado el asilo en tierras germanas. Alemania suspendió los vuelos en mayo de 2017, pero resolvió reanudarlos.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Balk
Vuelos polémicos
El 12 de septiembre de 2017, un avión despegó del aeropuerto de Düsseldorf con rumbo a Afganistán, llevando a bordo a 15 personas cuyas solicitudes de asilo habían sido rechazadas. Fue la primera deportación colectiva a ese país desde la explosión de un coche-bomba cerca de la embajada alemana en Kabul, en mayo. Los Verdes y La Izquierda calificaron la reanudación de las deportaciones de "cínica".
Imagen: picture-alliance/dpa/B. Roessler
Luchando por una oportunidad
En marzo de 2017, estudiantes de secundaria de Cottbus provocaron titulares con una campaña para salvar a tres compañeros afganos de la deportación. Hicieron manifestaciones, recolectaron firmas y dinero para contratar a un abogado que apelara contra la denegación del asilo. Sabían que sus amigos, entre ellos Wali (foto), no podían ser deportados mientras hubiera un proceso en curso.
Imagen: DW/S.Petersmann
"Kabul no es seguro"
"Viaje hacia el peligro mortal", dice este cartel que levanta un manifestante en el aeropuerto de Múnich, en febrero. En los aeropuertos alemanes suele haber protestas cuando se llevan a cabo deportaciones. Los manifestantes consideran que Afganistán es demasido peligroso como para que los refugiados regresen allí.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Balk
De Wuerzburgo a Kabul
Badam Haidari pasó siete años en Alemania antes de ser deportado a Afganistán, en enero de 2017. Previamente había trabajado para USAID en Afganistán y huyó de los talibanes, a los que sigue temiendo. Todavía alberga la esperanza de poder regresar a Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa/C.F. Röhrs
Minorías perseguidas
En enero de este mismo año, el afgano hindú Samir Narang fue deportado desde Hamburgo, donde había vivido cuatro años con su familia. El joven señaló en una entrevista radial que Afganistán "no es seguro". Afirmó que los miembros de minorías que regresan son blanco de presecución religiosa en ese país musulmán. La deportación de Samir "pone en peligro su vida", según change.org.
Imagen: picture-alliance/dpa/H. Wiedl
Ayuda a los retornados
Los solicitantes de asilo rechazados en Alemania y deportados a Kabul pueden dirigirse a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en busca de asistencia. También una organización de especialistas en materia psicosocial asesora a los retornados.