El ataque terrorista que tuvo lugar en el norte de Burkina Faso la noche del 11 al 12 de junio y en el que murieron 86 personas, según las cifras oficiales, motivó ya el desplazamiento de 15.800 personas.
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Entre los desplazados cerca del 62 % son niños y, de estos, más de un 37 % tienen menos de cinco años, según las cifras provisionales difundidas este viernes por el Consejo Nacional de Emergencias y Rehabilitación (CONASUR) del Gobierno de Burkina Faso.
Cerca del 76 % de los desplazados provienen de la localidad atacada, Seytenga, situada a unos 40 kilómetros de Dori, la capital de la región del Sahel, y a alrededor de 10 kilómetros de la frontera con Níger, aunque los afectados provienen de un total de 23 pueblos de la zona.
Según dijo hoy el portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Matthew Saltmarsh, "se espera que lleguen más en los próximos días", además de unas 360 personas que ya cruzaron a la región de Tillabéri en Níger, "sumándose a los 15.500 ciudadanos burkineses que se han visto obligados a huir y ya están allí".
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Casi dos millones de desplazados en Burkina Faso
"La crisis de desplazados en Burkina Faso es una de las que más rápido crecen en el mundo, con un número de desplazados internos que alcanzó los 1,9 millones a finales de abril, según datos del Gobierno", recordó Saltmarsh.
"Otros países del Sahel (Chad, Malí y Níger) también enfrentan una combinación de violencia, pobreza y los efectos del cambio climático. Más de 2,5 millones de personas han huido de sus hogares en la región del Sahel durante la última década", agregó. El ataque contra Seytenga tuvo lugar en la noche del pasado 11 al 12 de junio cuando hombres armados asaltaron la localidad y dejaron 86 víctimas mortales, una cifra que la oposición burkinesa eleva a 150 citando a fuentes locales.
Tras el ataque, el Gobierno declaró un luto nacional de 72 horas y el presidente de Burkina Faso, Paul-Henri Sandaogo Damiba -que lidera el país desde el golpe de Estado del pasado mes de enero-, prometió represalias contra los atacantes.
Burkina Faso sufre a menudo ataques yihadistas desde abril de 2015, perpetrados por grupos vinculados tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico. La región más golpeada por la inseguridad es la del Sahel, que comparte frontera con Mali y Níger, aunque el yihadismo también se ha expandido a otras áreas vecinas, como la región del Boucle du Mouhoun (oeste), desde 2017, y la región Este del país, desde 2018.
En noviembre de 2021, un ataque contra un puesto de la Gendarmería causó 53 muertos (49 gendarmes y 4 civiles), lo que generó un gran descontento social que se tradujo en fuertes protestas para exigir la dimisión del entonces presidente burkinés, Roch Kaboré. Meses después, el pasado 24 de enero, los militares tomaron el poder en un golpe de Estado -el cuarto en África occidental desde agosto de 2020- y depusieron al presidente.
jov (efe, reuters)
Los años sangrientos de Mali
Pese a la misión de la ONU y los acuerdos de paz, la violencia en Mali no cesa. Desde 2012, tuareg e islamistas luchan contra el Gobierno en Bamako. En varias ocasiones también extranjeros se han convertido en blanco.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/H. Traore
Ataque en el corazón de la capital
Los grupos terroristas Al Qaeda del Magreb Islámico y Al Murabitun reivindicaron el atentado contra el hotel Radisson Blu en Bamako, en el que los islamistas tomaron como rehenes a 170 personas. Decenas de huéspedes y empleados del hotel lograron escapar. 18 personas podrían haber muerto. El hotel alberga a muchos diplomáticos y periodistas de todo el mundo.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/H. Traore
Islamistas en el norte
En el país existen muchos grupos armados. Por ejemplo, las milicias islamistas Ansar Dine, que se autodenominan “Defensores de la Fe” y que están bajo el mando de Iyad Ag Ghaly. Desde 2012, luchan por un Estado islámico en el norte de Mali.
Imagen: Romaric Hien/AFP/GettyImages
Terror y destrucción del patrimonio cultural
En 2012, Ansar Dine se hizo en poco tiempo con el control de amplias regiones del norte de Mali. Allí las milicias establecieron un régimen de terror, por ejemplo, cortaban las manos a presuntos ladrones y lapidaban a presuntos adúlteros. Ansar Dine llamó la atención mundial por la destrucción sistemática del valioso patrimonio cultural del país, como esta mezquita del siglo XV en Tombuctú.
Imagen: Getty Images
Bombas sobre Trípoli, con réplicas en Mali
También la guerra en Libia atizó el conflicto en Mali. Como consecuencia del caos y de los enfrentamientos armados tras el derrocamiento del dictador Gadafi, a partir de 2011 grandes cantidades de armas y numerosos combatientes cruzaron la frontera de Mali.
Imagen: picture alliance / dpa
¿Azawad o Estado islámico?
Después de haber luchado conjuntamente durante cierto tiempo, las milicias islamistas desplazaron también a los rebeldes tuareg más moderados. Por ejemplo al Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA), que lucha por un territorio independiente de la tribu tuareg en el norte de Mali.
Imagen: picture-alliance/dpa/Bindra
Operación Serval
A principios de 2013, los islamistas amenazaban con entrar en la capital, Bamako, ante lo cual el presidente francés, François Hollande, ordenó una operación militar contra los rebeldes. Hasta el verano de ese año, los franceses lograron reconquistar, con el apoyo de tropas malíes y de África Occidental, las ciudades más importantes del norte de Mali, en el marco de la llamada Operación Serval.
Imagen: dapd
MINUSMA deberá garantizar estabilidad
Alrededor de 10.000 soldados de la ONU deberán preservar la frágil paz en Mali. También el Ejército alemán ha enviado a 200 soldados al sur del país. Además, en la capital de Bamako están estacionados otros 50 soldados germanos, en el marco de una misión europea de entrenamiento para el ejército local. En la imagen se puede ver a la ministra de Defensa alemana visitando a las tropas en Mali.
Imagen: Reuters
Un poco de paz
No obstante, rebeldes y delincuentes no dejan que el país recobre la tranquilidad. Las noticias sobre atentados y secuestros están a la orden del día. En años recientes, cientos de miles de malíes se han visto obligados a abandonar su país. Los niños en la imagen viven en un campamento de refugiados en el país vecino, Burkina Faso.