Más de veinte personas murieron y otras noventa resultaron heridas en atentados suicidas cometidos en la ciudad nigeriana de Mandari. Según las autoridades, el objetivo era presuntamente un campamento de refugiados.
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Al menos 27 personas murieron y otras noventa resultaron heridas en un atentado perpetrado este 15 de agosto por un grupo de terroristas suicidas en diferentes zonas de la localidad nigeriana de Mandari. El ataque se llevó cabo casi de forma simultánea sobre las 19.00 (hora local y GMT) y ha sido atribuido al grupo yihadista Boko Haram.
La mayoría de las víctimas mortales las causó una mujer que se inmoló en un mercado popular de la citada localidad, informa el diario Daily Post. Casi al mismo tiempo, otra mujer y un hombre detonaron los explosivos que llevaban pegados al cuerpo en otra zona de Mandari, al parecer cercana a un campo de desplazados.
El atentado tuvo lugar pocas horas después de que el Gobierno de Nigeria anunciara la puesta en marcha de una fuerza militar especial que tiene como orden rastrear el paradero del líder de Boko Haram. Mandari se encuentra a unos 30 kilómetros de Maiduguri, la capital del estado de Borno y una de las ciudades más asediadas por el citado grupo yihadista.
El pasado domingo murieron cinco personas en otro atentado ocurrido en las afueras de esta capital, y solo el mes pasado perdieron la vida otras trece en dos ataques. El Gobierno nigeriano ha enviado a los jefes del Ejército a la zona nororiental del país para luchar contra Boko Haram, que ha aumentado sus ataques en la región tras las operaciones militares que les expulsaron de las zonas que ocupaban el año pasado.
Boko Haram lucha por imponer un Estado islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur. El grupo adquirió notoriedad internacional, incluso antes de proclamarse franquicia del Estado Islámico (EI) en África, al declarar su propio califato islámico en el norte de Nigeria.
Desde que la policía acabó en 2009 con el entonces líder de Boko Haram, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña en la que han asesinado a más de 20.000 personas y cerca de 1,9 millones se han visto obligados a abandonar sus hogares.
ERC ( EFE / dpa )
Exrehenes de Boko Haram: "Todavía duele"
Casi 300 mujeres que fueron liberadas de las garras de Boko Haram viven por ahora en campamentos para refugiados, pero su sufrimiento aún no terminó. Desde Nigeria, Jan-Philipp Scholz nos ofrece estas imágenes.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Sonrisas ausentes
“Aquí uno enseguida se da cuenta de una cosa: los niños no sonríen”, cuenta un ayudante en el campamento de refugiados de Malkohi, cerca de la ciudad nigeriana de Yola. Allí viven cerca de 300 personas que fueron liberadas la semana pasada de las garras de la organización terrorista Boko Haram. Casi la mitad de ellas es menor de 18 años. Uno de cada tres niños está subalimentado.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
"Solo pude abrazar a mi hija"
Lami Musa es la madre de la habitante más joven del campamento. La semana pasada dio a luz a una niña, y unos días más tarde fue rescatada por soldados. Durante la liberación, los terroristas mataron a varias mujeres. “Solo pude abrazar a mi hija contra mi pecho y cubrirla para protegerla”, recuerda Lami Musa.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Halima perdió un hijo
Halima Hawu tuvo menos suerte: uno de sus tres hijos fue atropellado y murió mientras los terroristas la secuestraban. Durante la liberación de los rehenes, un soldado le disparó en la pierna mientras un miembro de Boko Haram la usaba –como a tantas otras mujeres- como escudo humano. “Todavía duele, pero tal vez ya pasó lo peor”, espera Halima.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Casi no hay alimentos para los niños
Durante seis meses, Babakaka, de tres años, tuvo que vivir con los miembros de Boko Haram. Solo algunas veces había suficiente comida para los niños, cuentan las madres. Cuando lo liberaron, el niño estaba por morir de inanición, y ahora sigue estando muy débil. En el campamento no se le pudo dar el tratamiento médico adecuado.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Escapar a pesar de todo
La madre de Babakaka fue transportada con cerca de otros 20 heridos graves al hospital cercano, en Yola. Uno de los rehenes que caminaba delante de ella pisó una mina terrestre. La explosión fue tan fuerte que la mujer perdió al bebé que traía amarrado a su cuerpo y sufrió heridas de gravedad
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Falta personal médico
A excepción de algunas donaciones de ropa usada, aún no ha llegado demasiada ayuda internacional para las mujeres y niños en el campamento de Malkohi. Les falta de todo, especialmente personal médico. No hay ningún médico, sino solo dos enfermeras y una partera que tratan de ayudarlos en lo que pueden.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
Importante ayuda de voluntarios
“No entiendo por qué nuestras autoridades responsables de casos de emergencia no hacen nada”, se queja la trabajadora social Turai Kadir, que logró que una especialista en niños subalimentados se hiciera cargo de ellos en el campamento. “En realidad, es tarea de NEMA, la oficina nigeriana para ayuda en casos de catástrofe, pero sus capacidades han sido superadas”, explica.
Imagen: DW/Jan-Philipp Scholz
"Resistencia increíble"
Regina Musa volvió hace poco de EE: UU. para enseñar Psicología en la Universidad de Yola. Ahora ayuda a asesorar a mujeres y niños. “Las mujeres han demostrado una resistencia increíble a la adversidad”, dice Musa, y cuenta que muchas incluso se ocuparon de niños de otras mujeres durante su cautiverio. “Tenemos que lograr que entiendan lo que fueron capaces de hacer”.