En un principio, Grecia se había propuesto resguardar la seguridad de los Juegos Olímpicos sin ayuda foránea. Pero luego se fue haciendo cada vez más evidente que, tras los atentados del 11 de septiembre del 2001, la tarea no la puede asumir un país solo. Además, es posible que los atletas de algunos países que se encuentran especialmente en la mira del terrorismo, como Estados Unidos, Gran Bretaña o Australia, se hubieran negado a acudir. En consecuencia, se hace necesario recurrir a la cooperación.

Ayuda internacional

En principio, se trata de estrechar la colaboración con los expertos en seguridad de siete países asesores, que ya están desde hace tiempo trabajando en el asunto, de coordinar las medidas sobre todo con Estados Unidos y sus servicios de inteligencia y de recurrir al apoyo de la OTAN y la Unión Europea.

Leftheris Ikonomou, portavoz del Ministerio de Orden Público de Grecia, explica los motivos del cambio de actitud de las autoridades atenienses, señalando que si se llegara a producir un ataque con armas de destrucción masiva se necesitaría asistencia internacional. "No tenemos indicios de que algo de esta índole vaya a ocurrir, pero pensamos incluso en los escenarios más extremos", indica.

El aporte de la OTAN

La OTAN ha de enviar pues una unidad especial para hacer frente a ese tipo de ataques y por lo menos tres aviones de reconocimiento AWACS. Al mismo tiempo, se planea que la flota del Mediterráneo de la Alianza Atlántica resguarde el tráfico de transbordadores.

Grecia movilizará a más de 50.000 efectivos de seguridad, policías, soldados, bomberos y miembros de la guardia costera; todo el ejército del país se encontrará en estado de alerta en agosto. Antes del inicio de los juegos, se llevarán a cabo maniobras antiterroristas de amplia envergadura, en parte también con participación de soldados estadounidenses.

El costo de la seguridad

La lista de medidas de precaución es larga: aproximadamente 1.300 cámaras de vigilancia serán instaladas en los estadios y en otros puntos de la ciudad; efectivos de seguridad, armados, viajarán en los autobuses y en el tren subterráneo habrá depósitos de máscaras antigases.

El resguardo de la seguridad en los juegos de Atenas tendrá un costo cercano a los mil millones de euros. Pero algunos consideran que eso no es suficiente. Funcionarios deportivos estadounidenses y británicos hablan continuamente de la posibilidad de dejar a sus atletas en casa o de protegerlos con sus propios guardaespaldas, que habrían de portar armas. Los anfitriones descartan del todo esto último, temiendo que el efecto sea provocar más caos, en lugar de incrementar la seguridad.