Chérif C., presunto autor de los ataques perpetrados en Estrasburgo este martes (11.12.2018), ya había tenido fricciones con la Justicia en Suiza y Alemania, y figuraba en la Ficha S de los servicios secretos franceses.
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Un ciudadano francés de 29 años identificado por las autoridades de su país como Chérif C. está siendo buscado exhaustivamente para que rinda cuentas por el atentado terrorista que se le atribuye: el ataque de este 11 de diciembre a un mercado navideño de Estrasburgo que dejó tres muertos y doce heridos, seis de los cuales todavía luchan por su vida.
Alegando que gritó “¡Alá es el más grande!” y también proclamas islamistas durante las agresiones perpetradas con un arma automática y un cuchillo, los investigadores lo describen como un yihadista que abrazó el fundamentalismo musulmán más violento a su paso por la cárcel. Chérif C. ha sido condenado 27 veces por delitos de delincuencia común.
El sospechoso ha estado en prisión en Suiza, Alemania y Francia. Un sindicalista policial de Estrasburgo, ciudad natal de Chérif C., asegura que comenzó a entrar y salir de las comisarías siendo muy joven, enfatizando que esa es una trayectoria común entre los habitantes de los barrios pobres periféricos de la capital alsaciana. Chérif C. también figuraba en la Ficha S.
Datos
Ficha S es la lista de las personas percibidas como amenazas para la seguridad pública en Francia. Su objetivo es facilitar que los guardias fronterizos, los agentes policiales, los vigilantes del tránsito y otras instancias de control identifiquen a individuos de quienes se sospecha que representan un riesgo para la seguridad del Estado y recopilen datos sobre ellos.
Control
Eso no significa que todos aquellos incluidos en la Ficha S puedan ser arrestados o expulsados del país sin más ni más. En la categoría S del Fichero de Personas Investigadas (FPR), creado en 1969, no sólo aparecen terroristas convictos u otros criminales asentados en Francia, sino también ciudadanos de otras naciones sin antecedente policial alguno.
Seguridad
“Un hooligan, un manifestante antiglobalización o un ciudadano que se opone activamente a la construcción de un nuevo aeropuerto” pueden terminar en la Ficha S –junto con millares de personas más– sin que se les vigile constantemente, aun cuando se presume que constituyen un peligro potencial para la seguridad pública, explicaba hace tiempo el diario Le Monde.
Vigilancia
Los datos de la Ficha S, que fluyen hacia el Sistema de Información Schengen (SIS) para ser compartidos con los servicios secretos de los otros Estados comunitarios, son inspeccionados regularmente y eliminados cuando se constata que la persona investigada es inofensiva. No obstante, la Ficha S ha pasado de contener 5.000 actas en 2010 a incluir aproximadamente 26.000.
Acción
Quienes aparecen en la Ficha S –con sus datos personales, sus fotografías y los motivos que los convierten en blanco de vigilancia– no son informados al respecto. Bajo la rúbrica S aparecen dieciséis categorías que, sin embargo, no indican el grado de peligrosidad de los aludidos, sino las acciones de las que pueden llegar a ser objeto al entrar en contacto con las fuerzas de seguridad.
(erc/el)
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La escena de los crímenes de la NSU
La conmoción continúa: la exposición "Suelo sangriento" (Blutiger Boden) en el museo Rathausgalerie, de Múnich, muestra imágenes abrumadoras de los crímenes de los terroristas de extrema derecha de la NSU en Alemania.
Imagen: Regina Schmeken, 2013
Enver Şimşek, 09.09.2000, Núremberg
Enver Şimşek, de 38 años, fue la primera víctima del terrorismo neonazi de la célula NSU en Alemania. Fue hallado en junto a una ruta con varias balas en la cabeza y murió dos días después. Regina Schmeken comenzó a fotografiar los lugares de los crímenes de la NSU y los visitó varias veces en 2016. Sus fotografías se exhiben en la Rathausgalerie de Múnich, desde el 17.07.2018 hasta el 29.10.2018.
Imagen: Regina Schmeken, 2015
Süleyman Taşköprü, 27.06.2001, Hamburgo
El vendedor de verduras y frutas turco Süleyman Taşköprü, de 31 años, yacía tirado en un charco de sangre cuando su padre lo encontró. Murió poco después. La fotógrafa Regina Schmeken dice que muchas veces es como si en ese lugar el suelo la arrastrara hacia abajo. Después de 14 años del crimen, las baldosas siguen siendo las mismas.
Imagen: Regina Schmeken, 2015
Mehmet Turgut, 25.02.2004, Rostock
Aquí murió Mehmet Turgut, de 25 años. Trabajaba como ayudante en un puesto de comida, cuando los asesinos de la célula terrorista de extrema derecha NSU le dispararon un tiro en la cabeza. En su exposición, Regina Schmeken quiere hacer un homenaje a la memoria de las víctimas enfrentándose a los lugares donde fallecieron y donde ya no quedan huellas de esos crímenes.
Imagen: Regina Schmeken, 2013
Ataques con bombas de clavos, 09.06.2004, Colonia
En la calle Keupstraße de Colonia, la explosión a control remoto de una bomba con clavos hirió a 22 personas, a cuatro de ellas gravemente. El atentado terrorista neonazi de la NSU conmocionó al barrio de Mülheim, conocido por sus negocios turcos y kurdos. La Policía creyó durante mucho tiempo que el ataque era producto de la rivalidad de bandas familiares turcas.
Imagen: Regina Schmeken, 2013
Theodoros Boulgarides, 15.06.2005, Múnich
La séptima víctima del terrorismo de extrema derecha de la NSU fue Theodoros Boulgarides, un griego que fue ejecutado de tres disparos en la cabeza. En sus imágenes, Regina Schmeken incorporó escenas de la vida cotidiana. Con eso quiso dejar en claro que los asesinatos perpetrados por los neonazis pueden suceder en cualquier lugar.
Imagen: Regina Schmeken, 2013
Halit Yozgat, 06.04.2006, Kassel
En esta casa, Halit Yozgat, de 21 años, nacido en Kassel, tenía un cibercafé, hasta que un día de junio de 2006, los criminales de extrema derecha acabaron con su vida ejecutándolo a tiros. Como todas las víctimas de la célula terrorista neonazi NSU, fue hallado desangrado en el suelo. Murió en los brazos de su padre.
Imagen: Regina Schmeken, 2015
Michèle Kiesewetter, 25.04.2007, Heilbronn
La mujer policía Michéle Kiesewetter, de 22 años, fue asesinada de un tiro en la cabeza dentro de su automóvil de servicio en la Theresienwiese, un descampado de la ciudad de Múnich. Fue la décima y última víctima de los asesinatos perpetrados por los terroristas de la NSU. La exposición de las fotografías de Regina Schmeke quiere dejar en claro que esos crímenes no serán olvidados.