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Atrapados en un castillo: músicos bolivianos en Brandeburgo

Carolina Chimoy
9 de abril de 2020

La Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos (OEIN) de Bolivia llevaba dos años planificando los conciertos en Alemania. Ahora, debido a la pandemia del coronavirus, todos los conciertos fueron cancelados.

Deutschland Orchster OEIN im Schloss Rheinsberg | Probe
Ensayo de la orquesta OEIN de Bolivia y "Phønix16" en el castillo de Rheinsberg.

"Este concierto lo llevamos planeando hace dos años", dice Sonia Lescène, productora de "Phønix16", un colectivo de cantantes en Berlín. Carlos Gutiérrez, director de la Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos (OEIN) de Bolivia, y Lescène se conocieron en 2017 en un programa de becas de la organización DAAD en Berlín.

Ambos músicos, con ganas de experimentar y entusiastas de la improvisación, tuvieron la idea de unir a la orquesta OEIN, que toca instrumentos tradicionales indígenas, casi olvidados en muchas partes del país, con los cantantes de "Phønix16". Un intercambio musical de melodías, sonidos y ritmos.

Varias organizaciones apoyaron el proyecto: el "Berliner Festspiele", el Instituto Goethe, la encargada del Gobierno Federal para Arte y Medios (BKM) y la Fundación de Música "Ernst von Siemens". 

Sin embargo, la primera reunión conjunta ya estuvo marcada por dificultades, según nos cuenta Lescène: "En noviembre del año pasado nosotros (" Phønix16") planeamos ir a Bolivia para ensayar con la orquesta boliviana por primera vez. Pero no pudimos ingresar al país, y es que eso fue poco después de las elecciones presidenciales en Bolivia, cuando sorprendentemente el país terminó en un caos político", recuerda. 

Ciertamente la crisis política que se desató en Bolivia era impredecible: finalmente contribuyó a que la reunión de los músicos tuviese que ser trasladada en último momento a la vecina Perú. En Cusco ensayaron y planificaron los primeros grandes conciertos que tendrían lugar en el "Festival de Berlín" en marzo 2020.

El director de la Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos (OEIN) de Bolivia, Carlos Gutiérrez.

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Prohibido salir en grupo del castillo

Hace exactamente un mes, el 9 de marzo, los miembros de la orquesta, que tienen entre 17 y 25 años, abordaron un avión en dirección a Fráncfort para continuar hacia el castillo de Rheinsberg, lugar donde se había planificado el alojamiento y los ensayos musicales. En el castillo también se encuentra la Academia de Música de Rheinsberg.

"El alcance de la crisis del coronavirus en Alemania y en todo el mundo no se preveía", dice Lescène. "Todos los conciertos y talleres en Berlín y Dresde iban a tener lugar tal como planificamos. No se había dicho otra cosa hasta ese momento, ni siquiera existía la más remota sospecha de que podría ser de otra manera", agrega.

Pero dos días después de la llegada del grupo boliviano a Rheinsberg, el 12 de marzo, sorprendentemente se produjo la cancelación de todos los conciertos. 

Se le pidió al grupo que dejase de reunirse y que no salieran en grupo del castillo. Los bolivianos inmediatamente intentaron adelantar su vuelo de regreso a casa, lo que resultó ser imposible. "Además poco tiempo después, nos enteramos de que Bolivia había cerrado sus fronteras y que no se permitía la entrada de personas que viniesen de Europa", recuerda el director Gutiérrez. "Fue una semana caótica, porque nadie sabía qué iba a pasar", añade.

Tatiana López, músico de la orquesta OEIN.

Días después, el siguiente intento: al grupo le habían asegurado sitios en un vuelo con dirección a Lima. Al menos eso los acercaría a su país natal. Las 25 personas se subieron a un autobús hacia al aeropuerto de Fráncfort. Después de una hora de viaje llegó la noticia por teléfono: el vuelo a Lima había sido cancelado. "Era evidente que en los aeropuertos y las aerolíneas reinaba el caos", recuerda Gutiérrez. "El último intento fue volar a Madrid, donde un avión despegaría hacia Bolivia. Pero desde Berlín no había más vuelos hacia Madrid".

De vuelta en el castillo, el grupo se puso manos a la obra. Si tenían que quedarse en el castillo, entonces al menos querían hacer lo que habían venido a hacer: música. Hicieron una solicitud oficial al departamento de salud para que el grupo pudiera considerarse como un hogar y así pudiesen hacer pruebas musicales juntos. El pedido fue aprobado.

Preocupación por las familias en Bolivia

"En realidad empaqué mi maleta para 3 semanas y para temperaturas invernales", dice Tatiana López, ahora en media primavera alemana. "Ya ha pasado exactamente un mes. Y nadie sabe cuánto tiempo más tardará". El Festival de Berlín, que originalmente iba a cubrir parte del alojamiento por 3 semanas, ya está muy endeudado. Pagan la estadía y las comidas para todo el grupo, costos que ascienden a 1.000 euros por semana. Después del 15 de abril ya no podrán pagar más, lo cual representa un verdadero dolor de cabeza para los invitados de Bolivia. "Por supuesto, es agradable estar de cuarentena en un castillo en Brandeburgo, la zona es muy idílica, pero también tenemos algo de miedo. Hay tanta incertidumbre", dice Tatiana López. "También estamos preocupados por nuestras familias en casa. Por ejemplo, mi abuelo tiene 93 años. Tengo miedo de que pueda contraer el virus y que nunca más pueda volver a verlo".

"El próximo concierto debería tomar lugar en Francia, en octubre de este año", dice el director Carlos Gutiérrez. "Claro, es incierto si esto realmente podrá realizarse". Sin embargo, Gutiérrez no deja de ser optimista: "Al menos tenemos la música aquí y ahora, y la oportunidad de practicar juntos como grupo. Eso es lo que hacemos todos los días. Y la improvisación es también una parte importante de nuestro arte". (few)

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