Además de la tecnología, Alemania está avanzando a pasos gigantes en la producción sostenible de alimentos biológicos. La tradicional producción barata y en masa de bienes agrícolas cede gradualmente terreno a nuevas prácticas de agicultura local, sin aditivos ni insecticidas. Pero estos productos son aún relativamente caros para muchos consumidores, ávidos de comer mejor.