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Aumenta el tráfico de personas en la Unión Europea

Günther Birkenstock/ Cristina Papaleo16 de abril de 2013

Un estudio de la UE revela que cada vez hay más personas sometidas a la prostitución forzada o a la explotación laboral. Una ley de la UE podría ayudar a las víctimas, pero en Alemania aún no se la aplica.

Imagen: BGNES

La lucha contra la trata de personas en Europa parece no dar buenos resultados. El número de víctimas de prostitución y trabajo forzado se incrementó en 2012, según revela un estudio presentado por la Comisión Europea, con sede en Bruselas. “Desde 2008 hasta 2010 hubo más de 23.600 víctimas presuntas o identificadas del tráfico de personas en la Unión Europea”, explicó la comisaria de Asuntos Interiores de la UE, Cecilia Malmström. La mayoría de los afectados, cerca de un 60 por ciento, provienen de países de la Unión Europea, sobre todo de Rumania y Bulgaria, a los que siguen África y Sudamérica.

Pero Malmström admite que lo que se sabe hasta el momento “es solo la punta del iceberg”. La jurista Marian Benbow, que se encarga del tema de la trata en la Organización Internacional para la Migración (OIM), lo formula más directamente: “Es imposible hacer un estudio comparativo sobre la situación de las víctimas del tráfico de seres humanos en los diferentes países de la UE porque no contamos con suficientes datos al respecto”. La trata de personas es un delito en el que solo se puede constatar la identidad de las víctimas en el lugar en el que se investiga el delito, explicó Benbow a DW.

Cecilia Malmström, comisaria de Asuntos Interiores de la UE.Imagen: picture-alliance/dpa

De acuerdo con el estudio de la UE, la cantidad de víctimas de la trata ha aumentado, pero el número de juicios a traficantes de personas ha disminuido. Y eso es, justamente, lo que se planeaba evitar con la nueva ley europea para combatir el tráfico de personas que se aprobó hace dos años. La nueva legislación, que hasta ahora solo es aplicada por la República Checa, Letonia, Finlandia, Hungría, Polonia y Suecia, contempla una definición amplia de ese delito a nivel europeo, una persecución más estricta de los delincuentes y una mayor protección para las víctimas. El plazo para que esa ley fuera adoptada por Alemania venció el 5 de abril de 2013, y ahora, la Comisión Europea amenaza con sanciones por ese motivo.

Crítica de las autoridades alemanas

En Alemania todavía se está debatiendo la ley contra la trata de personas. Según informaciones oficiales, el proyecto de ley del ministerio de Justicia prevé que se aplique en toda su expresión, pero justamente eso es lo que algunos políticos no creen que suceda. Hans Peter Uhl, portavoz de Interior de la bancada de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y su hermana bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), en el Parlamento alemán piensa que “el ministerio alemán de Justicia, con el Partido Liberal (FDP) a la cabeza, planea solo una ampliación de algunos de los castigos ya existentes contra delitos de tráfico de personas”. Para el diputado, esa interpretación de la ley no es suficiente, ya que no contempla, por ejemplo, un endurecimiento del derecho penal en los casos de trata de personas con fines de explotación sexual.

Muchos inmigrantes son víctimas de trabajo forzado.Imagen: nick barounis/Fotolia

También organizaciones como UNICEF critican que las penas no son lo suficientemente severas: “Cuando alguien trae a una menor a Alemania y la obliga a prostituirse, está cometiendo delito de abuso sexual y explotación, pero no de tráfico de personas. Pero el derecho alemán prevé castigos más severos para la trata”, explicó Rudi Tarneden, vocero de UNICEF Alemania a DW.

Es por eso que es casi imposible que un traficante de personas sea juzgado por prostitución forzada en Alemania, dice, por su parte, Hans-Peter Uhl. El motivo es que, según la legislación vigente, la víctima es la que debe presentar pruebas. A menudo, como es natural, muchas de las víctimas de prostitución forzada no quieren declarar porque tienen miedo. “Y si la víctima declara a último momento, después se oculta por temor a represalias”, con lo cual el juicio difícilmente se pueda llevar a cabo hasta el final.

Difícil panorama

Philipp Schwertmann, de la Asociación contra el Tráfico de Personas, de Berlín, supone que el trabajo forzoso está mucho más difundido en Alemania que la prostitución forzada. Pero, según él, los casos de explotación laboral llaman menos la atención de la opinión pública. El estudio de la Comisión de la UE señala que dos de tres víctimas de la trata son obligadas a prostituirse, y que cerca de un cuarto son forzadas a trabajar en condiciones inhumanas.

Schwertmann presume, sin embargo, que la relación es inversa, apoyándose en cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). También Marian Benbow considera que el panorama ha cambiado. Si bien coincide con que las víctimas del tráfico de seres humanos provienen, en su mayoría, de los países del Este de Europa que ingresaron recientemente a la UE, la imagen de la “típica” mujer rumana, por ejemplo, que es obligada a prostituirse ya no representa la realidad. “Según la Oficina Federal de Investigaciones (BKA), eso ya no es así”, dice Benbow. Según ella, las primeras víctimas de explotación sexual en Alemania fueron durante mucho tiempo alemanas. Recién a partir de 2011 llegaron más víctimas de Rumania.

Niños músicos mendigan en la calle.Imagen: Getty Images

La importancia de que se realicen investigaciones exhaustivas es confirmada por los casos concretos de víctimas de la trata, dice Rudolf Gafner, portavoz de la oficina de la organización Terre des Hommes en Lausana, Suiza. El problema del tráfico de personas es muy complejo, subraya Gafner. Año tras año desaparecían niños de los centros de asilo para inmigrantes sin que nadie supiera qué pasaba con ellos ni los buscara. “En Francia se cree que hay aproximadamente 5.000 niños que desaparecieron sin dejar huella. Es obvio que han sido víctimas de la trata de personas”, asegura el experto. Y para enfrentar el problema todavía hace falta que la clase política tome cartas en el asunto.

Autor: Günther Birkenstock/ Cristina Papaleo

Editora: Emilia Rojas-Sasse