"Muy malas" perspectivas para la Gran Barrera de Coral
30 de agosto de 2019
El aumento de la temperatura del océano es la amenaza más grave para este sitio, declarado Patrimonio de la Humanidad.
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Australia volvió a degradar las perspectivas para la Gran Barrera de Coral. Debido al impacto cada vez más grave del calentamiento global sobre este ecosistema único, esas perspectivas están consideradas ahora como "muy malas". En su último informe quinquenal, recientemente publicado, la Autoridad del Parque Marino de la Gran Barrera de Coral apunta al aumento de la temperatura del océano como la amenaza más grave para este sitio declarado Patrimonio de la Humanidad. "El grave impacto de las temperaturas récord en la superficie del agua hace que el estado del hábitat del arrecife haya pasado de malo a muy malo", precisa la Autoridad, que es una agencia gubernamental.
"El cambio climático se intensifica y es la amenaza más grave para las perspectivas a largo plazo de la región", continúa el texto. "Una acción mundial de envergadura para responder al cambio climático es capital para ralentizar la degradación del ecosistema y el valor patrimonial del arrecife y ayudar a su restablecimiento".
En juego su permanencia en la lista de Patrimonio Mundial
Inscrita en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1981, la Gran Barrera de Coral se extiende sobre unos 2.300 kilómetros a lo largo de la costa noreste de Australia y constituye el conjunto de coral más vasto del mundo. La Autoridad precisa que el sitio se enfrenta a amenazas "múltiples, que aumentan y se agravan", citando en especial los derramamientos agrícolas y los estragos causados por el acantáster púrpura, una estrella de mar devoradora de coral, que ha proliferado debido a la contaminación. La Autoridad explica que este empeoramiento de las perspectivas para la Gran Barrera refleja el deterioro desde 2014 de más porciones de todo el conjunto, que sufrió en 2016 y en 2017 dos episodios sin precedentes de blanqueamiento de sus corales, un fenómeno debido al calentamiento del planeta.
"Actualmente estamos ante una ventana de oportunidad para permitir una mejora a largo plazo de la Gran Barrera", dice la Autoridad. El Gobierno conservador australiano es desde hace años el blanco de las críticas de las oenegés por su inacción en la lucha contra el cambio climático, debido a que da prioridad a su sector minero y a las exportaciones de estos recursos fósiles, que constituyen la base del éxito económico australiano. La ONU ha solicitado recibir una copia del informe antes del próximo mes de diciembre. El texto será tomado en cuenta por la Unesco cuando el organismo decida en 2020 mantener o no la Gran Barrera de Coral en su lista del Patrimonio Mundial.
MS (ap/afp/Reuters)
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Cambio climático: maravillas que hay que visitar antes que desaparezcan
Desde la Gran Barrera de Coral hasta los majestuosos glaciares, crece el número de turistas que visita lugares que se teme desaparecerán con el cambio climático.
Imagen: picture-alliance/McPhoto/SBA
Tesoro con fecha de caducidad
Dos millones de personas visitan anualmente la Gran Barrera de Coral. Una encuesta realizada en 2016 descubrió que el 69% de ellos quería ver este patrimonio mundial de la Unesco "antes que fuera demasiado tarde". Y no debe sorprendernos. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático dijo que si no se limita el calentamiento global, el 99 por ciento de los corales desaparecerá.
Imagen: picture-alliance/dpa/N. Probst
Por ver a los osos
¿Pero no resulta desastroso volar en avión para visitar estos lugares? Un estudio de 2010 descubrió que los safaris para ver osos polares en Churchill, Canadá, dejan una huella de carbono de 20 megatones. La mayoría de los turistas llega en avión, y si bien el 88% asume que los humanos somos responsables del cambio climático, solo el 69% está de acuerdo en que viajar en avión daña el planeta.
Imagen: picture-alliance/McPhoto/SBA
Arte apocalíptico
Junto con el oso polar, los icebergs esculpidos por el aumento de la temperatura son imágenes icónicas del cambio climático. Deslizarse entre los gigantes que se derriten en un crucero es una experiencia inolvidable por la que los turistas están dispuestos a pagar fuertes sumas. A principios de los 90, solo 5.000 personas visitaban la Antártida cada año. En 2018 fueron 46.000.
Imagen: S. Weniger/M. Marek
Temporada alta
No hay que visitar los polos para ver cómo se derriten los hielos. La nevada cima del Kilimanjaro es una de las postales más impresionantes que se ven en la sabana ecuatorial, donde los negocios relacionados con el turismo generan anualmente 44 millones de euros. Muchos visitantes suben al glaciar Furtwängler, que en el último siglo ha perdido el 85 por ciento de su hielo.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Schnoz
Rey sin corona
El Parque Nacional de los Glaciares tenía más de 100 de esos glaciares en 1910. Ahora hay poco más de dos docenas. Tan dramático es este retroceso que el parque se ha convertido en un centro para la investigación climatológica. Unas 3 millones de personas visitan anualmente la "corona del continente" para observar los últimos restos de una gloria que estuvo cubierta de hielo.
Imagen: Imago Images/Aurora/J. Miller
Paraíso perdido
Las Maldivas son un paraíso turístico. 1.200 islas de coral con playas de arenas blancas que se encuentran apenas a 2,5 metros sobre el nivel de las aguas. En 2017, el presidente decidió construir nuevos aeropuertos y resorts para recibir siete veces más turistas y usar los ingresos en la construcción de nuevas islas y reubicar comunidades. Luego fue expulsado del cargo y acusado de corrupción.
Imagen: Colourbox
Pantanos de agua salada
No solo las islas quedarán sumergidas ante el crecimiento del nivel de los océanos. Humedales como los Everglades de Florida también están desapareciendo. En el último siglo, cerca de la mitad fue drenada para ser utilizada como terreno agrícola. Ahora, el agua salada se está filtrando, haciendo que éste sea el único patrimonio mundial de Estados Unidos que se halla en peligro.
Imagen: Imago/Robertharding/F. Fell
Perturbando la paz
Charles Darwin notó que la fauna única de las Galápagos respondía a generaciones de vida aislada. Hoy, las islas son invadidas y asediadas por los turistas y el cambio climático, que está ocurriendo demasiado rápido, impidiendo que las especies se adapten a estas transformaciones. El calentamiento global ha dejado a criaturas únicas, como la iguana marina, al borde de la desaparición por hambre.